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Llaryora arma su gabinete con muchos huérfanos de poder

POLÍTICA 09/05/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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No hay enojo, pero admiten que "todavía quedan cosas por decirse". Con la expectativa puesta en la candidatura de Martín Llaryora, cientos de intendentes e intendentas de Córdoba esperan al 10 de diciembre para desembarcar en el gabinete del nuevo gobierno que ya no tendrá a Juan Schiaretti como mandamás indiscutido del cordobesismo. Si el oficialismo provincial logra el triunfo electoral, confían en que el recambio generacional traerá consigo una mayor participación y creen que, en su autopercepción de “intendente del interior”, el candidato les dará más espacio en su equipo de Gobierno.

El año pasado, después de meses de especulaciones, negociaciones y trascendidos, Schiaretti decidió no avanzar con la reforma que solicitaban intendentes e intendentas y obligar una renovación dirigencial compulsiva en casi 280 municipios y comunas. “Después los va a contentar con algún lugar en la Legislatura”, señalaron algunas voces por aquellos días. El sábado pasado se cerraron las listas, pero eso no pasó. “Schiaretti elige siempre a los mismos”, advirtieron quienes acumulaban más fastidio.
Apenas unas horas más tarde del cierre de listas que terminó de trazar el mapa electoral en la provincia, las voces que se animan a expresar su descontento lo hacen apuntando al estilo de conducción del gobernador y presidente del PJ local. Lo acusan de concentrar el poder y no abrir el juego a la hora de tomar las decisiones. “Por eso siempre elige a los mismos y, como él es de la capital de Córdoba, todos los de la sábana son cordobeses”, dice un jefe comunal que por estas horas define qué será de su futuro, ya sin reelección y con pocas ganas de “bajar” a la planicie política que para gran parte de los intendentes con ambiciones representan los concejos deliberantes de las localidades más pequeñas.

 
Entre quienes patalean están los intendentes e intendentas del interior profundo de la provincia. Son quienes durante meses advirtieron que la norma que impedía la reelección implicaba un yerro producto de una lectura de quienes “manejan la botonera desde la Capital y saben mucho de marketing, pero no saben nada del interior”. Es una vieja camada militante que emergió a la política grande de la mano de José Manuel De la Sota y que en los últimos años empezó a observar, con ojo crítico, “las formas” de Schiaretti.
También hay algunos sectores que coquetearon con el Frente de Todos, pero nunca sacaron los pies del plato y reconocen que no lo harán ahora. Simplemente, dejan asentada la queja y siguen.
“Con Llaryora será distinto”
“Nosotros no queremos perjudicar a Martín, que viene haciendo un gran trabajo, pero las cosas hay que decirlas: volvemos a sentir que nos dejaron afuera”, dice un intendente del sur provincial que no descansa sobre el papel que le tocó jugar en el último tiempo y afirma que “con Llaryora será distinto”.

La certeza que se desprende de la afirmación encuentra su sustento en las reuniones que el intendente que quiere ser gobernador protagoniza en el interior provincial. Allí se lo reconoce como un par de las autoridades municipales que “la reman” desde los lugares más alejados del centro del poder y promete una gestión en el que “todos tendrán su lugar”.

Como ya contó Letra P, las promesas de un recambio que incorpore a nuevos actores al gabinete es algo con lo que Llaryora convida a casi todos los sectores con los que se sienta a conversar. En las últimas semanas, ese tipo de propuestas fueron recibidas por el sector que representa Martín Gill, en un acuerdo que incluye el desembarco del propio villamariense en el gabinete, y a la propia Natalia De la Sota. También al radicalismo díscolo que llega de la mano de Myrian Prunotto, aunque con la presencia de la intendenta de Juárez Celman en la fórmula, las exigencias del sector se apaciguan.

En líneas generales, el intendentismo confía en Llaryora y lo considera “uno de los propios”, en la división de aguas que parece espejarse en la comparativa que Schiaretti hace cuando habla del AMBA y las provincias. Como ejemplo, muestran la foto que el viernes a la noche confirmó las fórmulas cordobesistas. “Todos fueron intendentes, menos Schiaretti”, señalan. Además del gobernador, Llaryora y Prunotto, en ese lanzamiento estaban el primer candidato de la lista sábana, el intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas; el aspirante a la intendencia capitalina, el viceintendente Daniel Passerini, que también fue intendente de Cruz Alta, y su flamante candidato a vice, Javier Pretto, exintendente de La Carlota.

“El armado final de la lista está muy bien, porque recupera una mirada que siempre tuvo el peronismo provincial desde 1999: la construcción que apuesta a la gestión más allá de los partidos de donde venga cada uno. En el interior lo hacemos siempre”, explica a este medio un dirigente comunal que ve con buenos ojos la llegada de figuras extrapartidarias, otro de los puntos que generaba “ruidos” en el peronismo más tradicional.

Un último punto que destacan los intendentes respecto de las listas tiene que ver con el papel que cumplió cada referente provincial a la hora del armado definitivo de la nómina de candidatos y candidatas. En el entorno del cordobesismo siempre se dijo que Llaryora tenía más peso en el armado de las listas para competir por las bancas departamentales, mientras Schiaretti conservaba su poder en las decisiones en torno a la nómina de postulantes en la sábana. El resultado es notorio. La enorme mayoría de las candidaturas departamentales (21 de 26) tiene nombres que tuvieron algún paso por las gestiones locales, mientras que en la lista por distrito único que encabeza Llamosas, el primer exintendente aparece recién en el casillero número 23: Rodrigo Rufeil.

Con información de Letra P, sobre una nota de César Pucheta

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