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Mauricio Macri y el precio de ya no ser (candidato)

POLÍTICA 12/04/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

Mauricio Macri probablemente fue sincero cuando dijo el domingo en Radio Rivadavia "la verdad, que no creo que Horacio tome esa decisión. Sería ir en contra de lo que hemos trabajado tantos años"; de otro modo, no lo habría tomado con la guardia tan baja la determinación final de Horacio Rodríguez Larreta de llamar a “elecciones concurrentes" en la Ciudad de Buenos Aires en aparente beneficio del radical Martín Lousteau y en perjuicio del precandidato del PRO, Jorge Macri.

El expresidente, que debía pensar que su palabra aún era performativa, se encontró de improviso acechado por la irrelevancia. Sin chances de ser candidato a presidente, la decisión del alcalde de "matar al padre" lo confronta con la necesidad de pelear por su supervivencia política. La pregunta crucial es si, para sobrevivir, estaría dispuesto a llevar al PRO a la orilla de la ultraderecha paleolibertaria y así desencadenar la fractura del partido y de Juntos por el Cambio.
Señales de estupor
El hilo que mantiene unido al partido amarillo y, con él, a Juntos por el Cambio es delgado. Eso explica que el jefe de Gobierno porteño saliera a aclarar que "la unidad del PRO y de Juntos por el Cambio está más garantizada que nunca". Dime de qué alardeas y te diré de qué careces.
Como la pelota la tiene Macri, Larreta espera. Al fin y al cabo, decidió jugarse a ser candidato presidencial o a no ser nada, tal el lugar que le vaticinó María Eugenia Vidal.
Mientras, el expresidente siguió mascullando bronca, según surge de lo que descargó en una reunión de la conducción nacional del partido vía Zoom. Larreta, claro, no fue de la partida y se hizo representar por el precandidato a gobernador bonaerense Diego Santilli –acaso la mayor víctima política potencial de esta saga– y por el secretario general Eduardo Macchiavelli.
"No vengan a traer un argumento legal cuando esto tuvo claramente una motivación política", soltó Macri –más que nunca– como una lágrima cuando los estoicos larretistas que estaban en línea le explicaron que una norma de 2018 obliga a la Ciudad a usar boleta única –de papel o electrónica– para la elección de sus autoridades y no la sábana que el ingeniero acaba de redescubrir como síntesis de la ética republicana. Larreta "tiene la lapicera, pero las decisiones se toman en conjunto", les advirtió el fundador del PRO.

A su turno, Patricia Bullrich abonó esta idea. "Nos enteramos con la decisión tomada y el PRO no pudo opinar", reprochó. Pronto todos y todas descubrirán que, en realidad, las decisiones son unipersonales. Solo resta saber si es Macri o si es Larreta quien tiene la sartén por el mango.

El inicio del TEG
Mientras hace catarsis, Macri agrupa a sus huestes para lanzar un embate que oscilará entre dos extremos: por un lado, la simple declaración de apoyo a una precandidatura presidencial alternativa –presumiblemente la de Bullrich– y la consiguiente defenestración del otrora querido "Horacio", y por el otro un replanteo general de la estrategia de alianzas del PRO. ¿Tendrá fuerza para tales acciones?

En ambos casos, Macri estará también jugando a “plata o mierda” por su futuro. Si el rumbo que elija entre los polos mencionados termina con las aspiraciones de Rodríguez Larreta, será el king maker de la nueva jefatura de Estado de la Argentina. En caso contrario, PRO tendrá nuevo líder y él pasará fatalmente al recuerdo.

Retomemos el segundo de los polos mencionados, el del replanteo de las alianzas. Si Macri y Bullrich respondieran al desplante forzando un acercamiento a Javier Milei, la UCR podría correr despavorida hacia los brazos del alcalde porteño –con una estructura nacional de la que este podría encontrarse privado de la noche a la mañana– y la ruptura quedaría formalizada. ¿Macri podría tentarse con recorrer ese camino por puro despecho? No solamente. La pregunta que debe carcomerlo en estas horas es qué lugar le queda bajo el sol a su preferida, Bullrich, si el minarquista mantiene un caudal nacional del orden del 20% por fuera de Juntos, mordiendo directamente el nicho de aquella. ¿Hay margen para responderle a Larreta como los halcones creen que este merece sin dar un paso hacia la derecha dura y el quiebre total?

A propósito… ¿qué lugar le dará a Vidal en el armado electoral, toda vez que esta no deja de mostrarse leal a su conducción y parece más apta para atraer votos de centroderecha moderada provenientes del mismo estanque en el que pesca Larreta?

El 14 de junio –la fecha en que cierra el plazo para la inscripción de las coaliciones– toma una importancia inesperada en el calendario electoral, el que hasta el momento solo parecía destacar la del 24 de junio, plazo máximo para la presentación de las listas de candidatos y candidatas.

FUENTE: LETRAP.COM

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