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El dólar, bajo presión: por qué el trayecto al 2023 es un "campo minado" para el Gobierno

ECONOMÍA 20/06/2022 Rodolfo Santangelo*
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El trayecto hasta diciembre 2023 entraña diversos riesgos macroeconómicos. Es casi un campo minado. Hay riesgos en la macro "interna" de los pesos y también los hay en la macro "externa" de los dólares.

Por el lado de los pesos, el dilema es tener que financiar un déficit fiscal primario demasiado alto para un mercado local de crédito demasiado chico, endeble, de cortísimo plazo y casi exclusivamente atado al CER. Entonces, se recae en la emisión de moneda del BCRA. Por el lado de los dólares, el tema pasa por un BCRA súper urgido de sumar reservas netas pero que está fracasando en el intento.

Están los que se preocupan más por el desorden de la macro interna de los pesos y la sobreemisión de moneda. Y están, por otro lado, los que se preocupan más por el desorden de la macro externa de los dólares y la posibilidad de una devaluación. El lío de los pesos y el lío de los dólares son las dos caras de la misma moneda y se conectan. El desorden de los pesos inestabiliza lo externo: un conector (no el único) es la brecha cambiaria. El desorden de los dólares inestabiliza lo interno: un conector (no el único) es la tasa de interés. El embudo y termómetro de la inestabilidad macro es la tasa de inflación. La variable de ajuste es el nivel de actividad, que en medio de los líos de la macro se irá estancando.

Dólar: las reservas del BCRA, una cuestión crítica

Profundizando el tema dólares, el origen del problema es un BCRA casi con reservas netas negativas, que no puede acumular dólares ni siquiera con exportaciones en valores récord por segundo año consecutivo, súper - cepo a la demanda privada de dólares y habiendo "pateado" para después de 2024 el grueso de los vencimientos de deuda en dólares con los bonistas y la deuda con el FMI (esto último, mientras se cumplan o al menos se intenten cumplir las metas de política macro firmadas en el Acuerdo).

El futuro de la política cambiaria oficial está muy ligado a la cantidad de dólares que el BCRA compre en estos meses de oferta de divisas más fluida por la venta de la cosecha gruesa. La premisa pasa por hacer un colchoncito de compras para los meses en que la oferta de divisas amaine y haya eventualmente que vender dólares. Pero entre abril y mayo, el BCRA compró sólo u$s830 millones y en junio viene neutro. A este ritmo, no se llegará a hacer un colchón.

La relevancia de comprar dólares va más allá de cumplir o no la meta de acumulación de reservas con el FMI. Es una "imposición de la realidad". En el extremo, el Gobierno podría ir cumpliendo a los ponchazos las metas trimestrales de reservas del acuerdo con el FMI (por ejemplo, si aparecen fondos frescos del Banco Mundial y/o el BID) e igual enfrentar presión cambiaria creciente que lleve a que el BCRA tenga que "hacer cosas".   

Pasa que hacer un colchón de dólares no es compatible con las importaciones en torno a u$s7.000 millones mensuales. Las mayores compras al exterior no se explican solamente por la normalización del nivel de actividad y el mayor costo de la energía por el shock de precios mundial. Se le suma el desorden sintetizado en la alta brecha y un incipiente "atrasito" cambiario del dólar oficial (adicional al ocurrido en las elecciones de 2021), que están inflando el monto total de importaciones.

A la presión importadora se le adiciona cierta presión del turismo al exterior por u$s500 millones netos por mes. Es un valor alto teniendo en cuenta las secuelas de la pandemia y el dólar PAÍS apenas arriba de 200 pesos. Es otro indicio de que el dólar oficial tiene un poco de "olor a atraso".

Qué puede pasar con el precio del dólar

En estas condiciones, la actual política cambiaria del BCRA de ir deslizando el dólar oficial a un ritmo mensual de 4% por debajo de la tasa de inflación está en capilla. El salto de estos días en los dólares alternativos y la ampliación de la brecha cambiaria refuerza la idea de política cambiaria en capilla. La zozobra en el mercado de deuda en pesos repercute en lo cambiario y puede acelerar tiempos (lo mismo sucedería en una situación inversa). 

Probablemente, algo va a pasar en algún momento: más control de importaciones, más cepo, más faltante de combustibles y en el extremo una suba más rápida del dólar oficial. Esto, independientemente de lo firmado con el FMI y más allá de la no disposición del Gobierno a hacer olas con el tipo de cambio; es una imposición de la realidad.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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