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Banca y financiación: por qué cae el crédito con tarjeta y los préstamos personales

ECONOMÍA 31/05/2022 Matías Barbería*
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El crédito bancario al sector privado está estancado en valores reales. Aunque en un contexto de inflación desatada la cantidad de pesos que se prestan en forma de consumos con tarjeta de crédito, préstamos personales, créditos hipotecarios y otras líneas se mantienen crecientes únicamente en cantidades nominales. Especialistas destacan que una combinación de factores está detrás de esto: la liquidez del sistema se destina cada vez más a financiar al Tesoro, las regulaciones sobre las tasas hacen poco atractivo impulsar el uso de plásticos y la propia economía no permite una mayor demanda.

En abril, el crédito con tarjeta creció 4,5%, un ritmo saludable a primera vista siempre y cuando no se tenga en cuenta que la inflación durante ese período avanzó al 6%, lo que implica que en términos reales el valor prestado por los bancos decreció. En términos interanuales, el crédito con tarjeta crece 43,8% nominal, otro número por debajo de la variación del índice general de precios que llegó al 58% interanual. En resumen, la cantidad de pesos que toman prestados los argentinos al usar sus plásticos se está contrayendo, más allá de los intentos oficiales por sostener el consumo a través de Ahora 12.

La poca potencia del crédito con plásticos es sólo uno de los casos. Pero quizás el más relevante en términos de las dificultades que enfrenta. Con tasas reguladas, el Banco Central les impone un tope, y la competencia de Ahora 12 que les obliga a prestar a una tasa muy por debajo del mercado, los bancos están corriendo del centro de la escena a sus plásticos, hasta hace poco las estrellas de su oferta para personas físicas.

Así, se cancelaron o eliminaron beneficios de puntos y millas para viajar. También se dieron de baja ventajas como la cobertura médica gratuita al viajero. Y las promociones ya no están orientadas a que las personas utilicen todo el tiempo sus tarjetas. Así como también las entidades se volvieron lentas para actualizar los límites de financiación, dejando que los valores se encojan frente al avance del nivel general de precios.

De esa manera, miles de usuarios de tarjetas lidian mes a mes con el límite de financiamiento que les otorgan sus emisores. “Para los clientes las tarjetas se volvieron algo transaccional o orientado a Ahora 12. Y el préstamo del Ahora 12 no llega a compensar a los bancos al tiempo que vuelve imposible colocar otros créditos o planes de cuotas. Al final, lo que pasa es que ya no es atractivo tratar de estimularlos”, dijeron en una entidad local.

Pero no sólo el stock de tarjetas de crédito decrece. En general, el crédito al sector privado se va encogiendo. Así, la actividad y el consumo no tienen de su lado al sector financiero para potenciarlo. La recuperación se da sin financiamiento.

“El stock de crédito en pesos al sector privado se achicó un 20% en términos reales entre enero de 2019 y abril de 2022; mientras los préstamos en dólares se contrajeron 81,0 % en igual período. De este modo, el consolidado del crédito al sector privado (pesos más argendólares) ha caído nada menos que un 37% en términos reales entre principios de 2019 y los últimos datos de 2022″, consigna un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea que lleva la firma de Jorge Vasconcelos.

La línea de préstamos personales creció un 4,3% mensual en abril, otra suba que es contracción si se compara con la inflación. Las líneas de créditos hipotecarios, incluidos los ajustables por inflación/UVA, durante ese mes crecieron 2,2% mensual y 37% interanual. El mejor desempeño está en préstamos comerciales, a empresas, que creció 7,1% el mes pasado.

Pero a la hora de buscar dónde está el financiamiento perdido, las miradas se dirigen al Estado. “Las transferencias del Central al Tesoro, que en 2020 alcanzaron a 7,4 puntos del PBI, obligaron a un incremento de los pasivos del BCRA -N. de la R: Leliq, y pases- del 56% en términos reales, variación equivalente a USD 14.000 millones al tipo de cambio oficial de aquel momento “, analizó el Ieral.

“El 2021 es un período de transición, en el que los pasivos del Banco Central engordan a un ritmo algo inferior al de 2020 (en el equivalente a UISD 10.000 millones), pero la deuda del Tesoro en pesos acelera, en una cifra que, transformada a dólares al tipo de cambio oficial, adiciona USD 28.800 millones al stock de fin de 2020“, destacó el informe privado.

“En los últimos doce meses hasta abril, los pasivos remunerados del BCRA dejan de crecer en términos reales, pero la deuda en pesos del Tesoro pasa a ser un verdadero festival de bonos, con un incremento acumulado en doce meses equivalente a los USD 33.800 millones”, concluyó el Ieral.

A los factores como un nivel de actividad todavía magro e ingreso reales que pierden contra la inflación también se le puede sumar la estacionalidad. El grueso del crédito al consumo se concentra en la segunda mitad del año. La época dorada de las tarjetas va del Día de la Madre, en octubre, a las vacaciones de verano. En ese lapso se concentra el tarjeteo y, con paritarias ya aplicadas a los salarios, se puede dar algún repunte, observan los analistas de consumo privado.

 

 

* Para www.infobae.com

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