Facundo Moyano marca distancia de su padre y fija una posición propia frente al debate sindical

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
Facundo-Moyano
  • Facundo Moyano se desmarca públicamente de Hugo Moyano en lo personal y político
  • Aclara que no existe una relación familiar tradicional ni una unidad sindical
  • Cuestiona la reforma laboral por su sesgo antisindical, aunque valora el debate
  • Advierte sobre el impacto de las restricciones a trabajadores tercerizados
  • Plantea reparos a la cuota solidaria y defiende el consentimiento del trabajador
  • Reclama modernización laboral sin pérdida de derechos ni exclusión sindical

Facundo Moyano volvió a tomar distancia pública de Hugo Moyano y lo hizo en un registro poco habitual, que combinó definiciones personales con posicionamientos políticos y sindicales. En una entrevista concedida en las últimas horas, el exdiputado y dirigente gremial buscó despejar interpretaciones recurrentes que lo asocian de manera automática a la figura de su padre y al entramado histórico del sindicalismo argentino, al tiempo que expuso su mirada sobre la reforma laboral y el rol de los sindicatos en el nuevo escenario económico.

“Es mi padre, lo quiero y lo respeto, pero no es mi familia”, afirmó Moyano, en una frase que sintetiza la intención de separar el vínculo biológico de cualquier lectura política o corporativa. Según explicó, su historia personal no se corresponde con la idea tradicional de familia y su crianza estuvo a cargo de su madre, sin una relación cotidiana con el líder camionero. Para el dirigente, esa aclaración resulta necesaria frente a las confusiones públicas que, con frecuencia, trasladan al plano sindical una supuesta unidad familiar que, según remarcó, nunca existió.

Lejos de plantear un conflicto personal abierto, Moyano aclaró que no hay enfrentamientos ni rupturas traumáticas, sino simplemente una descripción honesta de una dinámica familiar que definió como disfuncional. En ese sentido, sostuvo que su postura no responde a especulaciones coyunturales ni a movimientos tácticos, sino a una realidad que, a su entender, suele ser tergiversada cuando se la analiza desde la política.

La toma de distancia también funciona como un gesto de autonomía en un contexto donde el apellido Moyano continúa teniendo un peso específico en el sindicalismo. Facundo Moyano intentó correrse de ese lugar y reafirmar una identidad propia, tanto en lo personal como en lo político, al subrayar que sus posiciones no deben leerse como una prolongación automática de las de su padre.

En la misma entrevista, el dirigente se refirió al debate por la reforma laboral impulsada por el Gobierno. Allí adoptó una postura crítica, al considerar que el proyecto tiene un claro sesgo antisindical. Sin embargo, introdujo un matiz poco habitual al valorar positivamente que la discusión exista. Según señaló, durante años se evitó abordar de manera frontal los problemas estructurales del mercado de trabajo, y la actual iniciativa, más allá de sus contenidos, vuelve a poner el tema en el centro de la agenda.

Moyano apuntó especialmente contra los artículos que limitan la participación sindical de los trabajadores tercerizados. A su entender, ese tipo de restricciones vulneran el principio de igualdad ante la ley y debilitan la representación gremial en sectores que ya se encuentran en condiciones de mayor precariedad. En ese punto, advirtió que excluir a esos trabajadores del ámbito sindical no resuelve los problemas de fondo y, por el contrario, profundiza las asimetrías existentes en el mundo laboral.

Uno de los pasajes que generó mayor atención fue su postura sobre la eliminación de la cuota solidaria. A contramano de la posición mayoritaria de la CGT, Moyano sostuvo que ningún aporte debería ser retenido sin el consentimiento explícito del trabajador. Aunque aclaró que se trata de una visión personal y minoritaria dentro del sindicalismo, la definición expuso una mirada más flexible respecto de los mecanismos de financiamiento gremial, en un debate históricamente sensible para las organizaciones sindicales.

En relación con el futuro del trabajo, Moyano planteó que la modernización es inevitable y que los sindicatos deben asumir los cambios tecnológicos y la necesidad de reconversión laboral. No obstante, fue enfático al marcar un límite: ninguna transformación, sostuvo, puede justificar la pérdida de derechos adquiridos ni la exclusión de los trabajadores del sistema de representación sindical. En ese marco, reclamó un rol más activo del Estado en los controles para reducir el empleo no registrado, uno de los principales problemas estructurales del mercado laboral argentino.

Con sus declaraciones, Facundo Moyano buscó trazar una línea clara entre su historia personal, su apellido y su posicionamiento político. Al mismo tiempo, dejó definiciones que lo muestran dispuesto a debatir cambios en el mundo del trabajo, pero sin resignar principios que considera centrales. En un escenario de reformas y tensiones, su voz intenta ubicarse en un lugar propio, lejos tanto del alineamiento automático como de la confrontación estéril.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto