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Cómo la cuarentena afectó a las diferentes industrias y qué esperan los empresarios

Un trabajo de la consultora Abeceb explica las mayores caídas y los escasos resultados positivos que se presupuestan dentro de las manufacturas para este año. Causas, consecuencias y soluciones

ECONOMÍA 21/09/2020 Heretz Nivel
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En el ranking de ganadores y perdedores de la industria argentina durante la cuarentena, hay muy pocos sectores que no figuren del lado negativo de la balanza. En particular, hay ocho sectores que registrarán una caída superior al 10,8%, según un trabajo de la consultora Abeceb al que accedió Infobae. En el extremo, algunos llegarán a un derrumbe del 37%. En cambio, solo dos presentarán un balance positivo, de acuerdo a los datos procesados por el estudio fundado por Dante Sica y cuya CEO es Mariana Camino.

“La pandemia provocará una crisis sin precedentes en la economía argentina con una caída de 10,8% interanual en la actividad, y un consumo que se resentirá aún más, 11,1%”, destaca el informe.

En este universo, las ramas que registrarán las bajas más pronunciadas serán informática, tv y comunicaciones con un derrumbe interanual del 37%, seguido apenas por debajo por el automotriz, con 36,2%. Un escalón más abajo se ubican el calzado 29,6%, la siderurgia 28,7%; la construcción 23,4% y los aparatos de uso doméstico 23%. Terminarán esta lista poco agradable el sector textil 19,1% y la minería con reducción del 15,1% en las cantidades producidas.

Entre las bajas más leves se ubicará el sector de alimentos y bebidas 0,6%. “Continúa siendo uno de los mejores posicionados en la crisis, traccionando incluso otras industrias como la de embalajes. Las restricciones a la circulación de los trabajadores en actividades decretadas no esenciales y a la apertura continúan presionando a los sectores más vinculados al canal de hoteles y restaurantes, aunque la rápida transformación hacia formatos off-premise y la mejora en las exportaciones en algunos segmentos, contribuyen a un buen desempeño”. “No obstante, la caída en el nivel de ingresos impactará en menor consumo hacia el segundo semestre”, se aclaró.

En cambio, apenas podrán festejar las empresas de agroquímicos con una suba del el 6,5% y los laboratorios con el 1,7 por ciento.

A continuación, un detalle del complejo panorama de cada sector mencionado:

- Automotriz (-36,2%) tanto la producción como las ventas acumulan caídas en torno al 40% interanual. Las ventas lograron mejoras interanuales en junio, mientras que la producción continuó en baja, aunque desacelerando la tendencia a partir de la flexibilización de la cuarentena (en agosto algunas terminales ya lo hicieron doble turno). Sin embargo, se aclaró que “la demanda tardará en repuntar, aunque tendrá algún piso en algunas compras de oportunidad por la brecha cambiaria”. Por otro lado, la producción retomará “gradualmente el pleno uso de su capacidad instalada debido a los estrictos protocolos sanitarios. Los controles a la importación serán otro factor contractivo de cara al futuro que podrá llevar a faltantes de stock”.

-Con una situación delicada incluso antes de la pandemia por la crisis de los últimos años, la construcción (-23,4%) “se encamina a cerrar su peor año desde 2002, sobre todo por una muy mala performance en los primeros cinco meses (-42,2%)”. Sin embargo, “se espera una reactivación a partir de los anuncios del Gobierno en cuanto al Plan Procrear y el plan de reactivación de algunas obras públicas” en 2021. “La ausencia de alternativas de ahorro, podría derivar en compras de oportunidad o inversiones de pozo”, aclararon los analistas.

- Petróleo (-4,9%) y gas (-6,4%), la producción sigue muy afectada por la caída de la demanda local, dado que, "aunque mejoraron respecto de abril, las ventas de combustible seguirán en niveles bajos en los próximos meses. De todos modos, “con el repunte de los precios internacionales el sector encontró cierto aire en el mercado externo, logrando un aumento de exportaciones que permitió reabrir algunos pozos y frenando la caída en la producción”. Sin embargo, “los niveles de perforación y fractura, que representan las actividades que más dinamizan la actividad de los proveedores, siguen en niveles mínimos: en julio tan solo se hizo un 10% de las fracturas realizadas en marzo”. Hacia adelante, “la recuperación de las inversiones sigue dependiendo de una mejora en el marco regulatorio”. “La implementación del nuevo Esquema de Gas hasta 2024 (aún no confirmado) permitiría sostener los niveles de producción actuales y evitar mayores importaciones, aunque no alcanza para un crecimiento a gran escala”, se aclaró.

- Calzado (-29,6%), “la crisis sanitaria llevó a un desplome tanto en ventas como en producción en el segundo trimestre del año, ubicando al sector como uno de los rubros más perjudicados, dado que a los problemas económicos se suma el efecto negativo que tiene sobre la demanda la menor circulación (menos oportunidades de compra) y el menor contacto entre personas”. “Con una demanda deprimida y dificultades para operar, el sector finalizará el año con un segundo semestre muy negativo. La producción estará afectada también del lado de la demanda, por menores pedidos a fábricas en un contexto de caída de poder adquisitivo, demanda de bienes finales deprimida y cierre de comercios. En este sentido, en junio en el 24% de las fábricas que no operó, su inactividad se debió a falta de pedidos”, explicaron en la consultora.

- Textil (-19,1%). “Si bien el Gobierno dispondrá de diversos programas con foco en el consumo interno, no se espera una rápida recuperación. Tanto el consumo como la oferta saldrán muy golpeados de la crisis, recién recomponiéndose promediando 2021”. Del lado de la oferta, “habrá muchos cierres de comercios, haciendo difícil no solo la temporada de verano, sino también la de invierno 2021, pudiendo recién ver un escenario similar al pre-Covid para el segundo trimestre de 2021”. “La nueva normalidad instalará hábitos adquiridos durante la cuarentena, tornándose más comunes las compras virtuales, tanto minoristas como mayoristas”, se indicó.

Javier Cao, responsable de Inteligencia Sectorial de Abeceb, explicó a Infobae: “el crecimiento observado en la industria y la construcción está expandido por la recuperación de stocks”.

“En los casos en los que el parate fue mucho más abrupto para la producción que para la demanda, como es el caso de la producción de cigarrillos o celulares, veremos algunos meses en los que el aumento productivo explica no solamente las mayores ventas sino la recomposición de inventarios. Lo mismo aplica en algunos casos en los que se ha observado un adelantamiento de compras para cubrirse de subas de costos, como en los materiales de construcción o algunos insumos agropecuarios”, detalló.

Además, aclaró que “pasado el salto inicial, esperamos que la actividad comience a ralentizar su crecimiento, de manera que 2021 mostraría apenas un rebote de 6,9%, ubicándose casi un 5% por debajo de 2019 y un 10% por debajo de 2017”.

“Todavía queda bastante incertidumbre por despejar, tanto desde el punto de vista de la política como de la actividad, e incluso también de la evolución de los contagios. Pero todo parece indicar que el futuro cercano depara, al igual que estamos observando en el resto del mundo, una recuperación rápida, pero incompleta, y que los sectores más perjudicados deberán esperar aún más para recuperarse”, concluyó.

En diálogo con Infobae, la analista sectorial de Abeceb Belén Rubio expresó: “el paquete de medidas anunciado por el Gobierno tiene un fin muy claro, que es empujar en el corto plazo a sectores como la construcción y algunos de demanda de no durables como textiles o línea blanca”.

“La clave para que la reactivación sea sustentable y duradera en el tiempo se vincula a políticas de largo plazo y a un escenario de crecimiento sostenido; de lo contrario, probablemente los programas se queden cortos en términos de un estímulo de plazo limitado y sea un pequeño saltito, pero la demanda sigue muy golpeada sobre todo por un poder adquisitivo que se ha deteriorado, independientemente de estos estímulos puntuales”, aclaró.

Sobre la causalidad de esta crisis industrial -cuánto se debe a la pandemia y cuánto a la crisis que arrastra la Argentina desde hace casi 10 años- Rubio dijo. “el shock inicial vinculado a las restricciones de oferta se puede vincular a la pandemia”.

“No obstante, a medida que salimos de las restricciones de oferta y que pasamos de una cuarentena estricta a una laxa, vuelven a aparecer los problemas estructurales: las dificultades para acceder a insumos importados, la presión tributaria, la falta de acceso a financiamiento, la rigidez del mercado de trabajo que estaban vinculados con las dificultades para mantener un crecimiento sostenido en el corto y mediano plazo”, expresó.

Al respecto, dijo Rubio: “la forma que tome la reactivación probablemente esté más vinculada a la crisis anterior al COVID y a cómo venía evolucionando el sector productivo en la Argentina, excepto en aquellas actividades que siguen teniendo restricciones por protocolos y las vinculadas a la movilidad de las personas”.

De este modo, comentó la analista: “la economía venía de una crisis que la pandemia agudizó, y encontró al entramado productivo golpeado, donde las empresas pusieron a prueba su espalda financiera y muchas de ellas probablemente no reabran sus puertas”.

“En la reapertura, las empresas se enfrentan a un aumento en la presión tributaria, a una mayor carga burocrática, a dificultades para acceder al mercado de cambios e incluso, golpeadas financieramente, tienen que renegociar sus pasivos comerciales en dólares, afectando las relaciones con inversores externos. Todo esto configura mercados de menos jugadores, con menos competencia y menor margen de maniobra”, explicó.

Rubio admitió: “lo que va a definir la supervivencia es la espalda financiera que tengan las empresas, incluso previo a la pandemia para soportar los meses de inactividad y de caída abrupta de la demanda, y después va a depender de cómo afecte la demanda en cada sector, no es lo mismo una pyme alimenticia que un comercio de cercanía en el AMBA”.

“No es lo mismo en aquellas empresas que dependen de las ventas en grandes centros comerciales u orientadas a los usos por exposición a terceros que otras que viraron hacia canales online y pudieron transformarse para el consumo del hogar. Una empresa bancarizada y con más instrumentos de financiamiento puede soportar mejor los impactos que una compañía que no accede a los mercados”, aclaró.

Las pymes, contó Rubio: “están menos integradas al mercado de financiamiento que las grandes y si bien el Gobierno dio una ayuda que también dirigió a las pymes, lo cierto es que la crisis va a ser más larga que la ayuda que puede dar; este proceso va a ser más largo que los créditos del 24 por ciento”.

Señales indicativas

Además, acotó Rubio: “al ser una crisis internacional, las multinacionales también tuvieron problemas para financiarse, donde hubo tensiones entre las terminales a ver a qué filiales le prestan, si a Brasil, Argentina o Chile, están todos bastante colapsados”.

En el caso argentino, “es un mercado que se viene achicando y donde las perspectivas se vuelven cada vez más negativas, por las medidas que se están tomando con mayor sesgo regulatorio, intervencionistas, con señales complejas para los servicios públicos, las intervenciones en el mercado de cambios, el panorama no es sencillo para las filiales locales”.

En cuanto a las señales que esperan los empresarios de los sectores afectados por parte del Gobierno para empezar a invertir luego de esta crisis sanitaria, dijo que el presidente Alberto Fernández y su equipo tienen “una agenda desafiante para reducir la incertidumbre, desde el lado de la resolución de la deuda donde ya logró un primer paso que es acordar con los acreedores, pero todavía falta el FMI”.

“Debe atender la urgencia macroeconómica, donde el mayor foco de distorsión es el déficit fiscal financiado con emisión y vinculado con ello, la alta brecha y el estrés cambiario en el mercado oficial y, al mismo tiempo, atender la urgencia social vinculada a los efectos de la pandemia y la caída de la actividad económica”, concluyó la especialista.

 

 

Con información de www.infobae.com sobre una nota de Martín Kanenguiser

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