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Aborto, Justicia y la crisis económica serán los ejes del discurso de Alberto Fernández ante el Congreso

El presidente anuncia el envío de una ley para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo, un plan de ayuda a madres de bajos recursos hasta que sus hijos cumplan 3 años y hablará de la reforma judicial y la crisis económica.

POLÍTICA 01/03/2020 Heretz Nivel
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“Hay que esperar hasta el domingo”. En la previa, agotado por las incesantes consultas que recibió en las últimas dos semanas, Alberto Fernández unificó la respuesta que dio a quienes intentaron conocer de primera mano detalles de su primer discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso. Evitó así dar mayores precisiones sobre un texto que sufrió varios cambios en las últimas 72 horas y que, según confiaron en su entorno, terminaría de pulir “un rato antes” de las 11.45, el horario en el que está previsto que la comitiva presidencial se asome por la entrada de la avenida Entre Ríos. Igual, a 81 días de su asunción, con algunas de las medidas que prometió durante la campaña ya en marcha y otras tantas en stand by, a la espera de que se resuelva la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y los acreedores privados, hay ejes que ya tienen un lugar asegurado en la hoja de ruta que planteará el Presidente: la deuda, el aborto, la reforma de la Justicia, las jubilaciones de privilegio y la necesidad de que se apruebe una nueva fórmula jubilatoria.

Si bien el viernes mantuvo varias reuniones con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el secretario de Comunicación Pública, Juan Pablo Biondi; y el antropólogo Alejandro Grimson; el Presidente se reservó buena parte del sábado en la Quinta de Olivos para hacer correcciones y terminar de escribir el discurso en la vieja laptop que se resiste a cambiar a pesar del consejo de sus amigos y colaboradores.

Aunque por la sesión del Senado no pudieron reunirse el viernes, en las últimas horas el Presidente no dejó de consultar a Cristina Kirchner. “Estuvieron en contacto permanente”, precisaron fuentes oficiales, sobre el rol de la vicepresidenta.

Anunciada el 10 de diciembre con fuegos artificiales, la reforma judicial volverá a tener un espacio importante en el mensaje del Presidente, pero según afirmaban el sábado distintas voces del Gobierno, Alberto F. no dará detalles de la letra chica. La razón es simple: “Todavía no está terminado”, repitieron las fuentes al tanto de una puja fuerte entre quienes opinan -y participan- de la redacción del proyecto, que sería girado antes del viernes.

“Todos queremos llegar al mismo lugar, tal vez haya diferencias en los caminos que se pueden agarrar”, desdramatizan en el Gobierno. El objetivo no es otro que licuar el poder de los doce juzgados federales de Comodoro Py.

De un lado, Beliz insiste para que el proyecto se parezca al que presentó hace 15 años, antes de tener que exiliarse tras dejar el gobierno de Néstor Kirchner por mostrar una foto del por entonces poco conocido espía Jaime Stiuso. Esto es la “federalización” de los 63 juzgados de la Justicia ordinaria porteña. Una variante que también resonó fue la posibilidad de anexar al Fuero Penal Económico, pero sectores kirchneristas plantearon objeciones por la desconfianza en algunos magistrados; al igual que la ampliación de la jurisdicción de juzgados federales del ámbito metropolitano.

Más contemplativa con los federales ó tal vez realista de las dificultades que podría encontrar en el Congreso -incluso en el propio oficialismo- una reforma demasiado ambiciosa, la ministra de Justicia, Marcela Losardo; propuso acelerar la implementación del Código Procesal Penal que contempla el pase al sistema acusatorio, donde el poder pasa a manos de los fiscales y los jueces se ubican como garantes del proceso.

Con todo, hay quienes creen que la verdadera depuración de la Justicia ya se puso en marcha días atrás: “La verdadera reforma es lo de las jubilaciones de privilegios”, ironizan, al recordar los magistrados que ya presentaron los pedidos para jubilarse.

El jefe de Estado preparó celosamente el apartado respecto a la legalización del aborto. Decidido a enfocar el debate como un tema de “salud pública”, confirmará el proyecto que habilitará a las mujeres que quieran interrumpir su embarazo pero al mismo tiempo anunciará el plan de “1000 días”, que prevé que el Estado asista a mujeres en situación de vulnerabilidad socioeconómica que quieren continuar con el embarazo. Este último punto es, repiten en Balcarce 50, la llave para morigerar el rechazo de la Iglesia.

En cuanto al capítulo económico, girará en torno al sobreendeudamiento y el “caos” con el que, remarcan en el Gobierno, tuvo que lidiar Alberto desde que asumió. El Presidente entiende que días atrás, cuando declaró que “la deuda de la Argentina no es sostenible”, el Fondo Monetario Internacional le dio un espaldarazo al planteo que había hecho durante la campaña. Por eso, todavía sin un acuerdo con el organismo para enarbolar, el Presidente buscará capitalizar ese hecho como un paraguas ante lo que afrontará, no sólo en las negociaciones, sino también en cuanto al desarrollo de la economía y los obstáculos que encontró para reactivar el consumo, uno de los objetivos que trazó junto al ministro Martín Guzmán.

Sin profundizar en la “herencia” macrista, no será este el único ejemplo que dará de la delicada situación del país: al igual que Axel Kicillof en la Provincia, para el Presidente hubo desidia y abandono a nivel nacional y recurrirá a una “miscelánea” de cuestiones que encontraron sus ministros para exponerlo. Pero no habrá escraches ni dardos con nombre y apellido. 

Ni siquiera el escándalo que se generó en el Congreso, con el regreso momentáneo a su banca del embajador en Brasil, Daniel Scioli, con el que el Frente de Todos logró el quórum en la sesión por los jubilaciones de privilegio; cambió el plan original de Fernández de trazar un mensaje conciliador, con un tono “antigrieta” y la convocatoria a la unidad nacional.

Pero sí generó cierta incertidumbre en el oficialismo respecto a la postura que tendrá la oposición. El riesgo está, apuntan, en que los sectores más extremos de Juntos por el Cambio lideren una puesta en escena para acaparar la atención de los medios y que eso enrarezca el clima del acto.

En ese sentido, la masiva movilización que realizarán el Partido Justicialista, La Cámpora, los gremios y movimientos sociales al Congreso, en medio de la discusión por la suba de retenciones y las protestas que evalúa el campo, será una prueba de fuego para ese mensaje conciliador. En el discurso de Alberto F., al cierre de esta edición, no contenía referencia alguna a la puja por la soja. 

La reconfiguración del posicionamiento de Argentina ante el mundo y la necesidad de fortalecer el Mercosur tendrán su propio capítulo. Algo de eso deslizó este sábado el mandatario, cuando en un alto a la redacción del discurso, publicó en su Twitter un “hilo” en el que pidió “la pronta democratización de Bolivia” y aprovechó para cuestionar al gobierno de Mauricio Macri por su “silencio cómplice” ante el “atropello” a la institucionalidad boliviana.

Un tema áspero que el mandatario finalmente esquivaría es la ley de hidrocarburos, que genera divisiones dentro del FdT. En cambio, para amortiguar críticas opositoras, tomaría la iniciativa y pediría la sanción de una nueva fórmula de actualización jubilatoria. 

"Igual a último momento puede haber cambios", dicen cerca del Presidente. Con todo, antes de enfilar hacia el Congreso, Alberto F. pasará por Casa Rosada, para encabezar un desayuno con los ministros y sus colaboradores que lo acompañarán en la comitiva. La mayoría se terminará de enterar allí el contenido del discurso. 

Con información de www.clarin.com sobre una nota de Ignacio Ortelli

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