Caputo descarta volver a Wall Street y reconfigura la estrategia financiera en medio de la presión por los vencimientos

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Caputo descartó una emisión de deuda internacional en enero de 2026 y apuntó a reducir la dependencia de Wall Street.
  • El ministro defendió la necesidad de desarrollar un mercado de capitales interno como base del crecimiento de largo plazo.
  • El Gobierno enfrenta vencimientos de deuda por u$s4.200 millones el 9 de enero.
  • Aún restan reunir cerca de u$s2.000 millones, en un contexto de intervención cambiaria y reservas ajustadas.
  • Entre las opciones aparecen ingresos por concesiones energéticas y financiamiento en el mercado local.
  • El mercado espera definiciones inminentes ante una coyuntura que vuelve a mostrar tensión financiera.

Las declaraciones de Luis Caputo en redes sociales sorprendieron al mercado financiero y reavivaron el debate sobre la estrategia de financiamiento del Gobierno. De manera taxativa, el ministro de Economía descartó la posibilidad de salir a los mercados internacionales durante el primer mes de 2026 y dejó en claro que uno de los objetivos centrales de la gestión es reducir la dependencia histórica de la Argentina respecto de Wall Street. El mensaje, difundido en pleno clima festivo, tuvo un impacto inmediato entre operadores e inversores, no solo por su contenido político, sino también por el delicado contexto financiero que atraviesa el país.

“Trataremos que no la haya. El objetivo es ir eliminando la dependencia que el país tiene con Wall Street”, respondió Caputo ante la consulta de un operador sobre una eventual emisión de deuda en Nueva York en enero. Luego profundizó el argumento: sostuvo que ningún país puede crecer de manera sostenida sin un mercado de capitales interno desarrollado y planteó que la actual administración busca sentar las bases de un ciclo de crecimiento de largo plazo, más allá de las urgencias coyunturales.

El planteo estratégico, sin embargo, convive con una presión inmediata difícil de soslayar. El próximo 9 de enero el Gobierno deberá afrontar vencimientos de deuda por u$s4.200 millones. De ese total, alrededor de u$s3.700 millones corresponden a pagos a inversores privados y fondos de inversión, mientras que el resto está en manos de organismos públicos. Para cumplir con ese compromiso, aún restan reunir cerca de u$s2.000 millones, en un escenario en el que la acumulación de reservas viene mostrando señales de fragilidad.

En las últimas jornadas, lejos de comprar divisas, el Tesoro habría tenido que intervenir en el mercado cambiario para sostener la estabilidad del tipo de cambio. Informes privados y testimonios de operadores dan cuenta de ventas oficiales de dólares para mantener la cotización en torno a los $1.450, tanto en el mercado oficial como en los segmentos financieros. La paradoja no pasó inadvertida: mientras el discurso oficial enfatiza la solidez macroeconómica y el superávit fiscal, el mercado observa con atención una dinámica de reservas que no termina de consolidarse.

La incertidumbre gira en torno a una pregunta clave: de dónde saldrán los dólares necesarios para cumplir con los vencimientos de enero sin recurrir al endeudamiento externo. En ese marco, aparecen dos alternativas principales. La primera está vinculada al sector energético. En la City se sigue de cerca la posibilidad de que el Tesoro reciba fondos por la firma de los contratos de concesión y transferencia de acciones de las represas hidroeléctricas Alicurá, El Chocón, Piedra del Águila y Cerros Colorados. La operación se habría cerrado por cerca de u$s707 millones, aunque aún no hay confirmaciones oficiales sobre el momento en que esos recursos ingresarían efectivamente a las arcas públicas.

La segunda opción es el mercado local. Analistas coinciden en que Caputo busca evitar generar expectativas de una reapertura del crédito internacional y que, en el corto plazo, podría avanzar con algún tipo de financiamiento doméstico. Entre las alternativas que se barajan figuran la estructuración de un repo puente con bancos o la emisión de instrumentos en dólares de corto plazo, similares a las LETES utilizadas durante el gobierno de Mauricio Macri. La idea sería captar divisas de inversores locales, incluso de aquellos que hasta ahora se mantenían al margen del financiamiento del sector público.

Este giro también refleja un cambio en el discurso oficial. Hasta hace poco, el ministro sostenía que los dólares de los privados debían destinarse a financiar al sector productivo y no al Estado. Hoy, la urgencia por cumplir con los compromisos de deuda parece haber modificado esa lógica, al menos de manera transitoria. El mercado descuenta que los pagos de enero se realizarán, pero sigue atento a los instrumentos y señales que el Gobierno elija para despejar las dudas.

Las definiciones, coinciden los analistas, llegarán en un plazo muy corto, entre los días posteriores a Navidad y los primeros del nuevo año. Con el reloj corriendo y la memoria reciente de episodios de tensión financiera, el mensaje de Caputo busca marcar un rumbo de mediano plazo, aunque el desafío inmediato sigue siendo atravesar sin sobresaltos un enero que vuelve a concentrar la atención del mercado.

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