A 2500 km de Chaco y escoltados por Gendarmería: así se pudo hacer la nota con la mamá de Cecilia Strzyzowski

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A unos 2500 kilómetros de Chaco, en un barrio alejado de la ciudad y rodeado por la naturaleza, Gloria Romero intenta empezar de nuevo. Allí, junto a su hija menor, la mamá de Cecilia Strzyzowski —la joven asesinada en Resistencia en 2023— vive bajo custodia permanente y lejos de todo lo que le recuerda el horror.


La mujer habló con TN en la previa del juicio por el femicidio, que va a comenzar este martes en Resistencia, y que tiene como principales acusados al clan Sena, una familia de piqueteros que tenían el control del barrio Emerenciano.

Llegar hasta ella no fue fácil. El equipo tuvo que atravesar un procedimiento digno de una película para poder hacerle una entrevista, con un operativo de seguridad que se mantiene casi en secreto. Ninguna dirección se comparte por teléfono y cada paso del proceso está controlado por Gendarmería Nacional, la fuerza que la custodia las 24 horas.

Todo empezó en Buenos Aires, donde se hizo el pedido formal para acceder a Gloria. Después, hubo que comunicarse con el comando de Gendarmería de la ciudad donde vive, y contactar al máximo responsable del sistema de custodia, el único que puede autorizar cualquier visita.

Recién después de esos pasos, el equipo viajó hasta allá. Al llegar, se trasladaron varios kilómetros hasta el escuadrón de Gendarmería local. Desde ahí, llamaron al jefe de custodia, quien los recibió en persona. Les tomaron los datos, verificaron las acreditaciones de prensa y revisaron el contenido de las valijas con los equipos de filmación.

Un rato más tarde los hicieron esperar un auto sin ningún tipo de identificación, manejado por un gendarme vestido de civil. No hablaron casi nada. El efectivo solo les dio las indicaciones y les pidió que mostraran qué iban a llevar. Después, arrancaron detrás del auto, recorriendo unos tres o cuatro kilómetros hasta llegar a un barrio tranquilo, rodeado de árboles.

En la entrada los esperaba otro agente, también de civil. Saludó formalmente, volvió a revisar los equipos y repitió la advertencia que escucharían varias veces: bajo ninguna circunstancia se podía grabar el exterior, ni el entorno, ni nada que revelara el lugar donde vive Gloria. Uno de los custodios los acompañó hasta adentro y el otro se quedó afuera, atento a cada movimiento.

La entrevista se hizo únicamente dentro de la casa, un lugar sencillo y muy pequeño. Estaba sobre un terreno que contaba con varias cabañas, muy pegadas una a la otra. Adentró, había una cocina, un living y una escalera empinada que subía al dormitorio.

Armar la nota llevó casi una hora. Todo se desarrolló con respeto, aunque los efectivos no se perdían los detalles. Cuando terminó, el equipo se retiró del mismo modo en que había llegado, escoltado.

La nueva vida de Gloria tras el femicidio
Para poder empezar de nuevo, Gloria vendió en cuotas su casa en Resistencia y se mudó con lo justo. Su hija menor, Ángela, la acompañó. Aunque su vida tomó un giro rotundo y por momentos le cuesta solventarse, para ella cualquier lugar es mejor que Chaco.

“Pasar por el sanatorio donde nació, o por el colegio a donde la llevaba todos los días en moto, caminar por la peatonal, ir a tomar un café con chipá a donde ella le gustaba y a donde podíamos pagar, porque éramos muy pobres. Todo eso me recuerda a mi hija. Por eso necesitaba irme de ahí”, contó durante la charla, mientras miraba a cámara con una mezcla de angustia con melancolía, y cruzaba las manos fuertemente.

   

Si bien pudo recuperar un poco de paz, aseguró que está atravesando una situación económica muy difícil. “En estos dos años tuve asistencia del Estado solo en custodia, en el resto no. La única que me asiste económicamente es mi hija, que hace horas extras en su trabajo. Y con lo que me pagan por mes de la casa de Chaco voy pagando esta casita”, explicó.

A sus 55 años, asegura que las puertas laborales se le cerraron y tuvo que reinventarse. “Nunca nadie me ofreció lo que necesito, que es trabajar. Por eso estoy haciendo un curso de cosmetología para poder solventar mis gastos. Apenas cubro el alquiler y ya vamos por el tercer préstamo, que sacamos cuando estamos un poco apretadas”, relató.

La mudanza fue, además, como un salto al vacío. “Llegamos sin conocer a nadie, no teníamos nada, íbamos comprando de a poquito las cosas, aunque tampoco tenemos mucho”, dijo. “Acá todo es muy caro, pero no nos queda otra. Nos mandaron acá y con custodia gratis prácticamente”.

Gloria nació en Resistencia y vivió toda su vida ahí. Supo tener un negocio propio, pero un accidente lo cambió todo. “El comercio se fundió y tuve que reinventarme. Empecé de nuevo vendiendo ropa deportiva. Siempre fui independiente y traté de emprender, pero hoy me mantiene mi hija”, expresó.

Mientras tanto, sigue viviendo con la custodia que no la abandona ni un segundo. Es su única red de contención institucional, en una vida que tuvo que rehacer desde cero. Y aunque el entorno ahora sea más seguro, las heridas siguen abiertas. “Nada me va a devolver a mi hija, pero al menos acá puedo respirar tranquila”, cerró.

CON INFORMACION DE TODONOTICIAS.

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