




Incorporar un suplemento nuevo, como magnesio o hierro, puede parecer una decisión menor en la rutina diaria, pero el cuerpo suele tener su propia reacción.
Algunos suplementos ampliamente utilizados —magnesio, hierro, calcio, probióticos y fibra— pueden influir en la regularidad intestinal. Por eso, numerosos expertos en salud digestiva coinciden en la importancia de prestar atención a esas señales y, si hay dudas, consultar con un profesional antes de lanzarse a probar algo nuevo.
1- Magnesio: entre el beneficio y el riesgo digestivo
Entre quienes buscan mejorar el sueño, evitar calambres o aliviar migrañas, el magnesio parece una especie de comodín. La gastroenteróloga Shilpa Mehra Dang consultada por Eatingwell advierte que este mineral tendría un efecto laxante: “Puede aumentar la frecuencia de las deposiciones y suavizar su consistencia. En dosis más elevadas puede incluso provocar diarrea”, señala la médica.
Sin embargo, Harvard Health sostiene que todo depende de la cantidad: pequeñas dosis ayudan al intestino perezoso, pero con dosis elevadas —especialmente de citrato de magnesio o de óxido de magnesio— el pasaje a la diarrea puede ser directo. Harvard indica que el magnesio es esencial para múltiples funciones metabólicas, pero en exceso puede causar trastornos digestivos.
2- Hierro: necesario, pero a veces incómodo
El hierro es irremplazable para mantener la energía y evitar la anemia, aunque no está exento de efectos poco agradables en el intestino. La gastroenteróloga Ritu Nahar lo explica simple: “Los suplementos de hierro pueden endurecer las heces y volver todo más lento, sobre todo si falta fibra o agua en la dieta”, comenta la especialista en Eatingwell.
Para quienes sufren este efecto, Balsamo aconseja elegir presentaciones más suaves, como el bisglicinato ferroso, o repartir la dosis diaria. Además, “tomarlo al comer y mantenerse bien hidratado hace una gran diferencia, así como garantizar una buena cantidad de fibra”, sugiere la nutricionista. Según Harvard, los suplementos de hierro suelen provocar estreñimiento y molestias gástricas, por lo que sugieren tomarlos con alimentos para reducir estos efectos.
3- Calcio: bueno para los huesos, pesado para el tránsito
Si se busca reforzar los huesos con suplementos, conviene tener presente que el calcio también puede restarle velocidad al paso de las heces, especialmente en dosis altas. Desde la revista EatingWell especialistas remarcan que el calcio disminuye el agua disponible en el intestino, lo que puede dejar heces secas y difíciles de evacuar
La recomendación es clara: no hay que descuidar la fibra ni los líquidos, ya que ayudan a contrarrestar este efecto y a mantener el tránsito en movimiento. Por otro lado, la universidad advierte que el calcio en suplemento puede generar estreñimiento y, si se consume en exceso, afectar la absorción de otros minerales.
4- Probióticos: no a todos les cae igual
En la conversación sobre salud intestinal, los probióticos tienen su lugar bien ganado. Son las bacterias buenas que muchos buscan en alimentos o suplementos para equilibrar el tracto digestivo. La especialista en nutrición Marcie Vaske consultada también por Eatingwell recuerda que, en ciertos casos, “los probióticos pueden causar heces blandas o diarrea, especialmente si se empieza con dosis altas”. Cada organismo responde distinto, por eso recomienda ir de a poco, observar y ajustar según la tolerancia personal.
Harvard reconoce que los probióticos pueden beneficiar a algunas personas, pero también pueden originar hinchazón o diarrea al inicio de su consumo.
5- Fibra: amiga si se acompaña bien
La fibra suele ser la primera aliada cuando hay estreñimiento, aunque su consumo requiere ciertos cuidados. Según expertos, un aumento repentino o tomarla sin suficiente agua puede empeorar el problema y dejar el mal sabor de que el remedio resultó peor que el síntoma original.
Por eso, las recomendaciones son simples: sumar la fibra gradualmente y no olvidarse del vaso de agua, clave para que cumpla su función sin inconvenientes. Harvard recomienda aumentar la fibra gradualmente y acompañarla con agua, ya que incorporar grandes cantidades de golpe puede generar gases, hinchazón o constipación si no se hidrata bien.
Consejos para una rutina intestinal saludable
Más allá de los suplementos, los especialistas coinciden en algunos tips básicos. Masticar bien la comida ayuda a la digestión y evita trabas, comenta la dietista Alyssa Simpson, experta en salud digestiva. Además, escuchar al propio cuerpo y no postergar las ganas de ir al baño puede ser fundamental, porque retener las heces sólo complica el panorama, señala la Dra. Dang.
Moverse también ayuda: un simple paseo después de comer ya hace la diferencia. Harvard Health insiste en sumar alimentos variados como frutas, verduras, cereales, grasas saludables y proteínas. Un intestino saludable suele ser reflejo de una dieta variada y algo de movimiento diario.
Y si los cambios en el baño persisten o aparecen síntomas raros, no está de más consultar a alguien que sepa. Una charla a tiempo puede evitar molestias y ayudar a encontrar la mejor alternativa para cada caso. Los suplementos pueden ser útiles, pero escuchar al propio cuerpo y buscar orientación profesional sigue siendo la mejor receta para cuidar la salud intestinal.
Fuente: Infobae




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