Con tobillera y aval judicial, Cristina Kirchner reapareció en el balcón
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior



- Cristina Kirchner volvió a saludar desde su balcón en Recoleta tras recibir autorización judicial.
- La escena había sido interrumpida por un operativo policial y restricciones judiciales.
- El tribunal aclaró que puede saludar mientras no convoque movilizaciones.
- Lleva una tobillera electrónica como parte de su prisión domiciliaria.
- Militantes la apoyaron y criticaron la medida como persecución política.
- Su entorno afirma que cumplirá las condiciones, pero no descarta nuevos recursos judiciales.
La imagen de Cristina Fernández de Kirchner asomada al balcón de su departamento en Recoleta volvió a repetirse este miércoles 19 de junio. La ex presidenta, que cumple prisión domiciliaria por una condena judicial, retomó su tradicional gesto hacia los militantes tras recibir una respuesta judicial que despejó dudas sobre las restricciones impuestas a su conducta pública.
La escena, ya habitual en los años más intensos del kirchnerismo, se había interrumpido tras un operativo de la Policía de la Ciudad el pasado sábado 14, cuando efectivos desalojaron las inmediaciones del edificio donde reside la ex mandataria, en cumplimiento de una orden judicial. La medida, destinada a "garantizar la tranquilidad de la cuadra" y evitar actos públicos, fue denunciada por sectores kirchneristas como represiva.
Tras el operativo, Kirchner dejó de aparecer en el balcón, y su defensa solicitó una aclaración formal al juzgado de ejecución penal sobre el alcance de las restricciones. El lunes, CFK ironizó desde sus redes: “Menos mal que no tengo macetas”, en referencia al temor de violar la orden judicial incluso con un gesto tan simbólico como asomarse al balcón.
Finalmente, el martes 18 el tribunal resolvió que “no existe impedimento para que la imputada salude a sus seguidores desde el balcón, siempre que no convoque expresamente a movilizaciones”. Con el aval judicial en la mano, Kirchner reapareció ante sus seguidores, quienes volvieron a reunirse frente a su domicilio.
Uno de los grupos presentes fue el de Mujeres con Cristina, que mostró su apoyo con una consigna llamativa: "La tobillera nos la ponemos todas, es un certificado de dignidad", dijeron, en alusión al dispositivo electrónico que la Justicia ordenó colocarle a la ex presidenta como parte de las condiciones de la prisión domiciliaria.
Para sus seguidores, la imposición de la tobillera representa un acto de hostigamiento y persecución política. La vuelta al balcón, lejos de perder fuerza, reafirmó el respaldo del núcleo duro kirchnerista y reactivó la narrativa de victimización frente al poder judicial, presente en varios sectores del peronismo.
Desde su entorno aseguraron que Cristina continuará cumpliendo las condiciones impuestas, pero no descartan presentar nuevos recursos si se intenta limitar su interacción con la militancia. La definición sobre qué actos podrían alterar el orden público, advierten, quedará librada a la interpretación judicial en cada caso.
Así, el balcón de Recoleta se mantiene como un punto de contacto y tensión: un gesto político, una escena cargada de simbolismo y una nueva disputa entre la Justicia y el kirchnerismo.





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