
Las cuentas que saca Caputo con su plan amnistía: cuántos dólares en negro necesita que se blanqueen
ECONOMÍA Fernando Gutiérrez*

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Otra vez la economía se enfrenta al "síndrome de la frazada corta": para arreglar un problema, se agrava otro. Los economistas decodificaron el mensaje que el gobierno envía todos los días, tanto en los discursos como en sus medidas: la prioridad absoluta es la baja de la inflación, aun cuando eso pueda implicar efectos secundarios negativos, como un empeoramiento del retraso cambiario y cuando dificulte la acumulación de reservas en el Banco Central.
El compromiso de no comprar dólares hasta que el tipo de cambio no toque el piso de la banda de flotación -algo que, para muchos economistas, podría no ocurrir nunca- es uno de los temas más debatidos.
Por caso, Daniel Artana, economista jefe de FIEL, calculó que si el gobierno lograra su declarado objetivo de mantener al dólar en el piso, dentro de cinco año llegaría al equivalente actual de $400, un nivel a todas luces insostenible.
"Es evidente que los compromisos y, sobre todo, las proyecciones pueden variar, pero de todas maneras el piso de la banda no parece ser consistente con el nivel de equilibrio de largo plazo, más allá de que el tipo de cambio pueda ubicarse allí, circunstancialmente, en las próximas semanas", afirma el economista, que aconseja comprar dólares sin esperar a que la cotización siga bajando.
Sin embargo, los funcionarios han sido claros sobre ese punto: temen que si el BCRA inyecta pesos al comprar dólares se malogre el plan anti-inflacionario, por exceder la demanda de dinero.
Cómo llegarán los dólares al BCRA
Y es ahí donde aparece el gran interrogante del momento: ¿Cómo hará el gobierno para cumplir con el compromiso asumido ante el Fondo Monetario Internacional, de sumar u$s4.800 millones antes de julio?
La búsqueda de respuesta a esta cuestión ha hecho que la atención de los analistas se pose sobre dos estrategias a las que está apostando el ministro Toto Caputo: la primera es una receta clásica: el rearmado del carry trade, aun cuando eso implique una intervención oficial para aplastar los contratos de dólar futuro. Es la forma de dar una especie de "seguro contra devaluación" que anime a los inversores a comprar títulos de deuda en pesos.
La otra estrategia es el tema del que todos los argentinos están hablando: los incentivos para que los "dólares del colchón" sean volcados a las transacciones cotidianas y dejen de ser solamente un activo de atesoramiento que no genera intereses ni lubrica la economía real.
Detrás de estas dos estrategias hay un mismo fin: la consecución de dólares por vías alternativas, dada la prohibición autoimpuesta por el BCRA para comprar en el mercado de divisas.
¿Alcanza con el colchón?
En medio de este debate surgieron otras polémicas, como por ejemplo cuánto es el dinero real que los argentinos atesoran en forma de billetes verdes. Y, sobre todo, cuánto es lo que el gobierno necesita para cumplir sus obligaciones de corto plazo y asegurar que la estabilidad se sostenga al menos todo este año.
Sobre el primer punto es imposible encontrar consenso. En el gobierno anterior, el propio BCRA había calculado que los argentinos poseían fuera del sistema bancario dólares físicos por una suma aproximada de u$s150.000 millones, y que si a esa cifra se le sumaban depósitos en el exterior, inversiones financieras e inmuebles, el número podía superar los u$s300.000 millones.
En los últimos días, el propio Caputo estimó que "los colchones" albergan más de u$s200.000 millones, algo que algunos analistas del mercado consideran exagerado. En todo caso, asumiendo que el número fuera correcto también es importante diferenciar cuánto de ese ahorro corresponde a pequeños ahorristas y cuánto a grandes inversores, dado que los incentivos pueden variar drásticamente según cada situación.
Pero, vista desde el otro lado del mostrador, la pregunta más relevante es la de cuántos dólares necesita Caputo para el corto plazo. Y ahí las cosas aparecen más claras.
¿Cuántos dólares se necesita?
La estadística marca que el país empieza a tener un problema para financiar su déficit de cuenta corriente, que ya lleva 10 meses consecutivos y que tiene una tendencia creciente.
Así, en marzo pasado ese déficit llegó a u$s1.674 millones, un 35% más alto que el mes anterior, y muy por encima del promedio del año pasado, cuando los registros rondaban los u$s1.000 por mes. Pero, más allá de las cifras, hay un hecho que fue lo que hizo saltar las alarmas: coincidiendo con ese agravamiento fue que el BCRA empezó a perder reservas.
Por lo tanto, la cantidad de dólares que tiene que ingresar a la economía debe ser lo suficientemente alta como para que se pueda contrarrestar ese déficit y, además, acumular las reservas comprometidas en el acuerdo con el FMI.
¿De cuántos dólares estamos hablando? Según una proyección de Jorge Vasconcelos, economista de Fundación Mediterránea, el rojo de la cuenta corriente será este año superior a u$s8.000 millones. El analista destaca que es una cifra "manejable" cuando se la compara con el déficit de u$s30.000 millones que tuvo Mauricio Macri antes de que estallara su crisis devaluatoria.
Pero ocurre que, además, las reservas estaban en terreno negativo cuando se firmó el acuerdo con el FMI. Por lo tanto, para cumplir con la meta de acumular reservas y, además, financiar la salida de dólares por importaciones y turismo, la entrada de capitales debería ser superior a los u$s2.000 millones mensuales.
Es decir, el nuevo flujo de dólares de inversores y ahorristas del colchón tendría que sumar unos u$s16.000 millones hasta fin de año.
¿Es alcanzable ese número? Si se toma como referencia el antecedente del blanqueo realizado el año pasado, no resulta descabellado. En aquella oportunidad ingresaron unos u$s22.000 millones al sistema bancario.
Y ahora, además de la extensión de beneficios para los argentinos que tienen dólares sin declarar, estará el potencial aporte de inversores del exterior, que según la nueva disposición del BCRA tienen permiso para ingresar y retirar divisas libremente, con la única condición de que queden dentro del país un lapso mínimo de seis meses.
Esperando el crédito en dólares
El escenario, por lo tanto, sería el de un flujo de dólares ingresando a la economía pero un BCRA que no compra en el mercado de divisas. Según los expertos, eso deja sólo un camino para que se puedan recuperar reservas: que otra vez haya un crecimiento de los depósitos en dólares del sistema bancario. Y que los bancos presten esos dólares, que al final de la cadena terminan en el BCRA.
Sea en forma de encajes o de compras propiamente dichas, esos dólares se suman a las reservas. Hay economistas que ven con desagrado esa estrategia por considerar que se trata de "dólares prestados" y que únicamente sirven para cumplir con un objetivo de corto plazo. Pero lo cierto es que, para Toto Caputo, el corto plazo es en este momento la prioridad absoluta.
En principio, los economistas creen que hay razonables chances de que el plan de generar una "tasa sintética" que rinda altas tasas para quien venda dólares y se posicione en pesos salga bien.
"Los incentivos se volvieron a acomodar para que repunte el crédito en dólares. Ese es el principal factor para anclar las expectativas de tipo de cambio. El problema es que no se quede sin combustible y para eso tienen que crecer los depósitos en dólares", indica un reporte de la gestora de fondos Mega QM. Y destaca que la clave es la tasa de interés: para las empresas, debe ser más conveniente financiarse en dólares que en pesos.
Esa fue, de hecho, la razón que sobre fin del año pasado hizo que el tipo de cambio cayera y el BCRA pudiera comprar reservas. Las empresas emitían deuda en forma de Obligaciones Negociables a tasas bajas en dólares, pero luego convertían esas divisas en pesos para financiar sus inversiones del mercado local, y los dólares terminaban engordando las arcas del BCRA.
El levantamiento del cepo fue, en ese sentido, un punto de inflexión: los bancos venían perdiendo depósitos en dólares aceleradamente, pero terminaron abril con u$s30.376 millones, lo que implica una recuperación de u$s1.024 millones en poco más de dos semanas.
Pero para que los dólares terminen en el BCRA se necesita que los bancos reactiven los préstamos en moneda extranjera. Ahí es donde reside una de las dudas.
"Los motivos que traccionaron la demanda en el último tiempo tendrán un impacto más acotado. El carry cubierto no termina de garantizar rentabilidad en dólares lo que podría moderar la demanda, aun cuando los mayores depósitos en dólares puedan empujar la oferta", advierte un informe de la consultora LCG.
En otras palabras, tiene que haber una diferencia de tasas muy favorable en dólares respecto de los créditos en pesos. Y, sobre todo, una percepción de estabilidad sobre el tipo de cambio. Es, casualmente, a lo que apuntan los últimos movimientos del mercado, donde una "mano anónima" aplastó la curva del mercado del dólar futuro.
*Para www.iprofesional.com


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