Villa María sale de la emergencia económica

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Mientras las provincias y municipios argentinos afrontan una visible reducción en los fondos coparticipables, Villa María anunció este 30 de abril el fin de la emergencia económica para su administración central, ocho meses antes del plazo originalmente establecido. La noticia llega en un momento de creciente tensión entre los gobiernos locales y el gobierno nacional, reabriendo el debate sobre la distribución de recursos y las asimetrías del sistema federal argentino.

La ecuación económica municipal y sus implicancias políticas

El balance municipal entregado el último día de abril, según establece la Carta Orgánica, muestra un giro sustancial en las finanzas locales. “Hemos logrado transformar un desequilibrio económico heredado en un balance equilibrado y superavitario en menos de medio año de gestión”, explicó Eduardo Accastello, quien destacó que este logro permite al municipio finalizar la emergencia económica con considerable anticipación.

La medida, sin embargo, es parcial. Los entes descentralizados continuarán bajo régimen de emergencia por aproximadamente 60 días más hasta completar su reestructuración, lo que relativiza el alcance del anuncio.

El saneamiento anticipado de las cuentas tiene una clara lectura política: demostrar que es posible ordenar las finanzas públicas sin detener la obra pública, en directa contraposición al discurso nacional sobre la inevitabilidad del ajuste como único camino al equilibrio fiscal.

Un ambicioso plan de obras

Pese a la reducción en la coparticipación, estimada por fuentes municipales en aproximadamente 300 millones de pesos en los últimos 60 días, la gestión de Accastello mantiene un programa de obras que promete transformar el paisaje urbano de Villa María.

“Estamos poniendo en marcha un programa integral que abarcará unas 600 cuadras en total: 400 con pavimento completo, 200 con base estabilizada preparada para futuro pavimento, y 100 adicionales con cordón cuneta”, detalló el intendente, subrayando que este esfuerzo representa casi el 40% de la infraestructura vial de la ciudad.

Este plan se financiará mediante un esquema tripartito que incluye aportes de vecinos, provincia y municipio, una modalidad que se ha vuelto frecuente ante la retirada del financiamiento nacional.

La administración municipal encontró en el Fondo Federal de Programas de Obras una vía alternativa para sostener inversiones. Este mecanismo, que según explicó el propio intendente se originó durante su gestión como ministro, permite a las localidades destinar el 1% de su coparticipación a un fondo común que la provincia complementa con recursos adicionales.

“A diferencia de municipios endeudados que utilizarán estos recursos para sanear sus finanzas, Villa María puede destinar íntegramente estos fondos a obras concretas: pavimento de calidad e iluminación LED en todos los barrios de la ciudad”, precisó Accastello al detallar el programa.

Estos mecanismos, si bien útiles en la coyuntura, evidencian las distorsiones de un sistema donde los municipios deben recurrir a esquemas alternativos para compensar la reducción de los recursos que legítimamente les corresponden.

El debate sobre el federalismo fiscal

El discurso del intendente villamariense refleja un malestar generalizado entre los gobiernos del interior frente a las políticas económicas nacionales. “El impuesto más costoso para el ciudadano es aquel que no retorna en forma de servicios. Cuando Nación recauda, pero no brinda prestaciones directas al interior, ese es el tributo más gravoso para nuestra gente”, argumentó el jefe comunal.

Esta visión, compartida por intendentes y gobernadores, cuestiona no solo la distribución actual de recursos sino la arquitectura misma del sistema federal argentino. Lo que está en juego es la sostenibilidad de un modelo donde los ciudadanos aportan mayoritariamente a un nivel de gobierno que luego no traduce esa recaudación en servicios directos.

Frente a las críticas sobre la supuesta “ineficiencia” de gobiernos locales, Accastello contrapuso la presencia constante de municipios y provincias en la vida cotidiana de los vecinos, frente a un gobierno nacional que, según su visión, solo aparece en momentos electorales.

Continuidades y rupturas en la política económica nacional

En un análisis que trasciende las identificaciones partidarias, el intendente estableció paralelismos entre la actual administración nacional y la anterior. “Hemos visto una sucesión de gobiernos centrales que, más allá de sus diferencias ideológicas, comparten un patrón de ineficiencia en la distribución territorial de los recursos”, señaló, sugiriendo que el problema excede a una gestión específica y se arraiga en un modelo estructural desequilibrado.

Particularmente cuestionado fue el mecanismo de reducción del déficit fiscal: “Los logros macroeconómicos que hoy celebra el gobierno nacional se construyen sobre el sacrificio impuesto a las economías locales. Con los 300 millones menos que recibió Villa María en apenas dos meses, podríamos haber multiplicado las escuelas, la infraestructura social y el desarrollo productivo de nuestra ciudad”, afirmó.

En este contexto, su propuesta de que “la Argentina adopte el modelo de gestión cordobés” adquiere dimensiones que van más allá de lo puramente administrativo para insertarse en el debate sobre proyectos alternativos de país.

Expectativas y desafíos para una ciudad en transformación

A pesar del complejo panorama económico nacional, el intendente proyectó un horizonte optimista: “Para mediados de 2026, Villa María habrá completado una transformación integral, consolidándose no solo como una ciudad de servicios completos sino como un polo de desarrollo regional con proyectos innovadores”.

Entre las iniciativas en marcha destacó la extensión de servicios de agua para 90 familias en la zona de los chalets, obras que ya se encuentran en proceso de licitación con apoyo provincial. “Villa María es la única ciudad de nuestra escala en Argentina que garantiza cobertura prácticamente universal de servicios esenciales como agua potable y saneamiento”, enfatizó.

Sin embargo, la sostenibilidad de este modelo de desarrollo dependerá no solo de la capacidad de gestión local sino de una redefinición del pacto fiscal federal que garantice a los municipios recursos predecibles y suficientes para cumplir con sus responsabilidades, que paradójicamente aumentan a medida que el Estado Nacional reduce su presencia territorial.

El caso de Villa María ilustra así las tensiones de un federalismo en crisis, donde las proclamas de eficiencia y equilibrio fiscal desde el centro conviven con realidades locales que deben reinventarse constantemente para sostener servicios básicos y desarrollo en medio de la incertidumbre económica.

CON INFORMACION DE DIARIO AFIL, SOBRE UNA NOTA DE CORIA FLORENCIA

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