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Qué vice necesita Martín Llaryora para ganar en Córdoba

POLÍTICA 03/05/2023 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias

Mientras continúan con su agenda de gestión, el intendente capitalino y candidato del oficialismo cordobés, Martín Llaryora, y el gobernador Juan Schiaretti se preparan para las 72 horas en las que se deberá definir el mapa electoral que marcará el pulso de la contienda del 25 de junio, cuando Córdoba elija a las nuevas autoridades ejecutivas y recambie todas las bancas de la Legislatura provincial. Más allá de que todas las negociaciones se entrecruzan y cada uno de los espacios que conviven en la coalición cordobesista se juega su destino para los próximos cuatro años, la atención principal está puesta en la definición de quién ocupará el casillero para disputar la vicegobernación.

En la última semana, el mapeo general que hasta finales de abril también contemplaba a figuras extrapartidarias y encolumnadas en el escuadrón opositor, se redujo a cuatro nombres. Tres con peso específico propio dentro del justicialismo provincial y una recién llegada a la coalición que levantó sus acciones luego de que Rodrigo De Loredo oficializara su decisión de disputar la intendencia capitalina y desechar la chance de acompañar a Luis Juez en lo más alto de la Boleta Única de Sufragio que cordobeses y cordobesas encontrarán en el cuarto oscuro el último domingo de junio.

Más allá de la mesa política que analiza y dará el visto bueno definitivo para toda la nómina, en el llaryorismo aseguran que la palabra final para definir a la persona que acompañe a Llaryora la tendrá el intendente. Con los números en la mesa, también advierten que ese nombre se definirá con una perspectiva estratégica que en lo comunicacional aporte a la campaña una imagen que fortalezca los conceptos que se propone enarbolar la nueva versión del cordobesismo. Desde lo estrictamente numérico, repiten en el entorno del intendente que quiere ser gobernador, nadie suma demasiado a las cifras que ya garantiza Llaryora.


Los nombres que danzan y esperan son : Alejandra Vigo, Juan Manuel Llamosas y Natalia De la Sota por el lado del peronismo, y la intendenta de Estación Juárez Celman, Myrian Prunotto, como representante del radicalismo díscolo.

El nombre de Prunotto había sido descartado tiempo atrás por razones que tenían que ver más con los movimientos opositores que con la dinámica interna del propio oficialismo, donde todavía se evidencian sectores que fruncen el ceño ante la posible proclamación de una fórmula que contenga a una figura extrapartidaria. “Contra De Loredo, la referencia del radicalismo era difícil de disputar, pero Prunotto no es menos que Marcos Carasso y puede salir a pelear ese voto con total tranquilidad”, explican en la mesa estratégica del cordobesismo, en alusión al jefe de la UCR local, potencial vice de Juez. También aseguran que quien volvió a poner en carrera a Prunotto fue nada más y nada menos que el propio Schiaretti.

En el entorno de Prunotto admiten que, cuando se firmó la alianza, se acordó la participación de Radicales Auténticos en las listas legislativas, aunque se cuidan de decir cuántos lugares serán y quiénes los ocuparán. Sin negociaciones de último momento en torno a la vicegobernación, aclaran que “el espacio quiere un lugar para gestionar, ya sea en la fórmula o desde algún ministerio o secretaría”. “No queremos generar falsas expectativas, pero tenemos claro que si la vicegobernación se aleja, la participación en la lista debería ser un poco más amplia”, señalan.

Puntos abiertos
En el apartado que destaca la posibilidad de “salir a disputar el voto” de la lista de aspirantes, uno de los principales problemas territoriales que observa el schiarettismo son los márgenes de desconocimiento que la gestión capitalina de Llaryora tiene en el sur provincial. El factor geográfico es fundamental, sobre todo paras las regiones que tienen más cercanas a las ciudades de Santa Fe, San Luis y La Pampa que a la propia capital cordobesa. Allí cobra importancia la figura del intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, en quién una buena parte del equipo del intendente que quiere ser gobernador imagina integrando una fórmula con acento en la gestión de las dos ciudades más grandes de la provincia, y en la renovación generacional del peronismo cordobés.

De la Sota expone virtudes semejantes. La referencia de su padre, el exgobernador que vivió los últimos años de su vida en Río Cuarto, le da fuerzas en esa zona que el llaryorismo tiene marcada con fibrón rojo. En su equipo agregan que la diputada “amplía la territorialidad”, algo que también reconocen los armadores del llaryorismo. “Natalia camina mucho la provincia y ese trabajo es algo muy importante”, reconocen.

A diferencia de Llamosas, que termina su mandato el año que viene y podría quedarse sin nada si los planes de gestión de un eventual gobierno de Llaryora no lo contemplan, De la Sota tiene dos años más en la Cámara de Diputados y puede encontrar espacios para su sector en la representación legislativa que se pondrá en juego.

En la misma situación se encuentra la senadora Vigo, a la que nadie se anima a descartar del menú de opciones que se barajan en la mesa política provincial. Por su rol a nivel nacional, Vigo cumple un papel fundamental en el desafío de máxima que enfrenta el cordobesismo: la posibilidad de ubicar a Schiaretti en el despacho principal de la Casa Rosada. Aun si ese sueño cordobesista se truncara, el rol en el Congreso resulta fundamental para una eventual nueva gestión al frente del gobierno provincial. Vigo también jugará un papel determinante en el armado capitalino, territorio en el que concentra su mayor caudal de adhesiones y donde se convertirá en una pieza elemental para el armado de listas legislativas. Es más, posiblemente termine definiendo el nombre que aspire a la representación departamental y se convierta en un baluarte de la campaña para la elección municipal. Siendo Llaryora el actual intendente y agitando la bandera de la gestión capitalina como principal virtud, esa referencia territorial de la senadora disminuye su impronta de cara a al balanceo definitivo.

Con todo, el llaryorismo todavía no tiene definido el momento ni la forma en que se descubrirá el misterio. En concreto, la ausencia de definiciones sobre qué quiere expresar con la fórmula demora la decisión.

En las últimas horas, feriado incluido, los equipos técnicos debieron trabajar sobre el rediseño de la campaña visual a partir del cambio de nombre de la coalición oficialista, que finalmente se llamará Hacemos Unidos por Córdoba. Ante la judicialización del Hacemos Juntos por Córdoba que la oposición impulsó por razones identitarias, el peronismo quiso evitar complicaciones y contratiempos y decidió modificar el nombre de la alianza.

Con los plazos limitados, el cordobesismo se prepara para tres días de una rosca interminable. Cuando el reloj marque las 23:59 del sábado 6 de mayo, todas las incógnitas deberán estar resueltas. Allí finalmente se conocerá si Llaryora priorizó la territorialidad, la identidad peronista con el aporte de un apellido fuerte o el guiño a la transversalidad. Al cierre de esta nota, la ruta no asoma despejada.

POR: PUCHETA, CESAR.

FUENTE: LETRAP.COM.AR

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