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Pedofilia: los casos generan sorpresa, pero no prevención

OPINIÓN 27/03/2023 Elvecia Trigo*
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La detención de Marcelo Corazza en medio de una investigación por pedofilia, abuso y prostitución de menores ha generado muchas sensaciones. Pero entre todas esas emociones, la que sobresalió fue la sorpresa. Se trataba del que hasta hace días fue el productor de Gran Hermano y también el primer ganador de ese programa. Verlo esposado fue una imagen que generó incredulidad. ¿Cómo aquel que en 2001 ganó el reality porque era “buena persona” era el mismo, hoy acusado como entregador de una red de trata de menores?

Aunque aquí no quiero analizar si Corazza es o no culpable, quisiera detenerme en un detalle que se repite cuando un caso de pedofilia y abuso se hace público. Muchas veces los acusados son personas “impensadas”. Sus historiales, su carrera, su vida privada… todo parecía intachable hasta que llegó la denuncia. Sus compañeros de trabajo, familias, amigos suelen decir: “nunca podría haber pensado algo así”. Desconcierto y confusión.

Recuerdo el caso de Jorge Corsi, psicólogo y docente de la UBA, que fue condenado en 2012 por comandar una banda de trata de jóvenes. Paradójicamente, el hombre era un reconocido profesional que había incluso escrito libros y disertado para todo lo contrario. Era especialista en prevención del abuso y violencia familiar. Una doble cara, una terrible pantalla encubridora. Por mucho tiempo, nadie detectó nada raro. Fue necesario que un joven valiente -Lucas- se animara a hacer la denuncia para que esto se descubriera. Una vez más, a pesar de ser casos distintos, aparece la sorpresa. Corsi trabajaba al lado de profesionales y especialistas que tenían conocimientos como para haber detectado a un abusador. Pero nadie lo detectó.

El actor Juan Darthés, el expediatra del Garrahan Ricardo Russo, el sacerdote Julio César Grassi. En muchos de ellos hay un perfil similar. Son personas seductoras, atractivas, a simple vista intachables. A veces con cargos de autoridad ante los jóvenes. Maestros, entrenadores, médicos. De presencia fuerte, envolvente, carismáticos, agradables. En apariencia buenas personas con vidas sociales normales. Esto hace muy difícil detectarlos.

¿Esto quiere decir que la denuncia contra Corazza es cierta? ¿O que la increíble cantidad de denuncias que aparecieron en los últimos días sean todas ciertas? No. Esto debe investigarlo la Justicia si hay denuncia de por medio. Pero sí es importante entender cuando se habla de abusadores pedófilos, es que estos sujetos la mayoría de las veces pueden ser personas de las que nadie sospecharía. Suelen manejar con enorme habilidad la seducción, el engaño, y la mentira con impunidad. Si no se entiende esto, no hay posibilidad ni de juzgarlos, ni tampoco de prevenir futuros casos. Es muy importante el trabajo de prevención que hay por delante en nuestro país para pensar en detectarlos.

En el pedófilo “los diques” no están instalados. Esta es una metáfora que Freud utilizó para explicar la necesaria construcción del frenado de las pulsiones (drang), del ello, para poder entrar en la cultura y socializar con un otro semejante y construir un superyó protector. En el pedófilo, que es también perverso por el grado de crueldad que porta, esa represión no existe. Solo existe el puro placer de dar rienda suelta a sus pulsiones primarias, polimorfas y perversas. No existe la moral, ni el límite. Solo existe la pura satisfacción de descarga sexual perversa en el cuerpo indefenso de infantes y adolescentes frágiles y vulnerables. Los pedófilos se acercan a sus víctimas y crean fácilmente lazos de amistad, empatía, solidaridad. Es terrible decirlo, pero los niños y adolescentes, desprotegidos e indefensos, se presentan como víctimas que les es posible convencer y seducir, frente a sus múltiples máscaras que venden como irresistibles.

Cabe destacar que las consecuencias en los menores dejan secuelas de por vida. Pueden incluso llevarlos al suicidio, a la psicosis o incluso a terminar ellos mismos convirtiéndose en futuros pedófilos. El equipo mental de un menor no está preparado para una descarga tan extrema de sadismo. No tienen modo de procesarla psíquicamente.

Los niños y adolescentes son, en general, muy vulnerables porque su subjetividad está aún en proceso de construcción. Pero en Argentina, podría decirse que los niños son todavía más vulnerables. Para empezar más de la mitad de los niños y adolescentes son pobres en nuestro país. También es duro decirlo, pero los niños pobres son más vulnerables. Infantes y jóvenes fueron engañados por sus victimarios, en muchos casos, con promesas de una vida mejor. Con el aumento de la pobreza, aumentan también las potenciales víctimas, junto con un Estado y Justicia cómplice por ausencia.

Pero además, la educación, algo que podría marcar una diferencia, no lo hace, por sus deficiencias. Las escuelas en su gran mayoría no tienen incorporadas la ESI, algo que podría al menos iniciar un proceso de prevención. Entonces, nuestros adolescentes, no tienen acceso a información de profesionales formados que les permita defenderse, alejarse o pedir ayuda ante el accionar de un posible abusador.

Al contrario, muchos menores tienen acceso irrestricto a través de las redes e internet a todo tipo de contenido sensible y también a personas inescrupulosas que puedan engañarlos. Las redes son usadas muchas veces por pedófilos y son la principal vía de captación. No sólo para la trata y la prostitución, también para el grooming, la pornografía y otros delitos también gravísimos. Si no aprendemos a prevenir y no les enseñamos a los niños a prevenirse, seguirán expuestos.

Es por todo esto, y en este contexto en el que siguen apareciendo más casos, que es imprescindible que el Estado y la sociedad en su conjunto repudien estos actos. Y además, que los culpables sean juzgados y condenados con todo el peso de la ley.

Además, los tres poderes del Estado deberían ya ponerse a trabajar en medidas de prevención y educación para toda la sociedad, sobre todo para los niños, pero también para los adultos.

 

La licenciada Elvecia Trigo (M. 5442) es psicóloga, especialista en psicoanálisis de niños y adolescentes y pertenece a la EAPG, la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados

 

 

* Para www.infobae.com

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