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La Iglesia puso el dedo en la llaga y altera la campaña de Juan Schiaretti

POLÍTICA 26/03/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

Un conflicto con la Iglesia no estaba en el plan de campaña que se trazó el gobernador Juan Schiaretti desde que se lanzó oficialmente a caminar como candidato presidencial por la repavimentada avenida del medio mientras trata de asegurar su sucesión en la provincia. Tampoco que Ángel Rossi, el influyente jesuita que gobierna pastoralmente la arquidiócesis de Córdoba, le mostrara el futuro de la capital provincial en el espejo de Rosario, la ciudad santafesina en llamas por la violencia urbana y el avance narco sin control, y que forzó al presidente Alberto Fernández a disponer el envío de tropas federales. Menos aún, que la Catedral se transformara en el punto de encuentro de una convocatoria eclesiástica con la consigna “¡Basta de droga! ¡Basta de violencia!” que tendrá lugar este lunes.

“Solemos decir que esto no es Rosario; no es Rosario todavía. Estamos en un momento en el que casi depende de nosotros que esto no sea Rosario, pero si nos descuidamos, va a ser Rosario en tres meses, o ya lo es, y será más descarado a la vista", advirtió el arzobispo elegido por Jorge Bergoglio para pastorear a la grey católica cordobesa en declaraciones a Radio Mitre Córdoba.

La advertencia de Rossi hizo ruido, y mucho, en los despachos gubernamentales del Panal; por lo que hubo réplica de dos funcionarios provinciales. “Córdoba no es Rosario”, diferenció el ministro de Gobierno y Seguridad, Julián López. "Es incomparable", aseveró el secretario de Seguridad, Claudio Stampalija. También hubo pedidos de audiencia para que Rossi diera explicaciones.

Una razón política visible y una segunda menos expuesta, pero fundamentada en la queja por “el oportunismo” del arzobispo para lanzar semejante cuestionamiento en materia de seguridad, motivaron –pudo reconstruir - la reacción de quienes colaboran con Schiaretti; más allá de que el prelado cordobés haya levantado la voz luego de que una persona realizó varios disparos de escopeta contra un centro de recuperación de adictos en un barrio periférico de la capital, a cargo del sacerdote Mariano Oberlín.

En el entorno del gobernador reconocen que los sacó de quicio que Rossi recalcara el concepto de 90 días en un contexto de campaña en ciernes y en vísperas de que Schiaretti firmara el decreto convocando a elecciones en la provincia para el 25 de junio, una fecha clave para las aspiraciones presidencialistas del mandatario cordobés, dado que horas antes cerrará el plazo para la oficialización de las listas que participarán de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) en el ámbito nacional.

“Qué cree (Rossi), que durante los próximos tres meses que faltan para las elecciones no vamos a seguir gobernando y ocupándonos de las necesidades de la gente”, planteó de modo interpelante una fuente gubernamental consultada. El funcionario no estaba muy errado en su apreciación. Según pudo constatar , entre referentes laicales del arzobispado, a Rossi le preocupa que en este tiempo previo hasta los comicios no se instrumenten las medidas “necesarias y urgentes” para ponerle freno al avance del crimen organizado y evitar que la capital, y también la provincia, sean el reflejo rosarino.

No obstante, el integrante del equipo diocesano de Pastoral Social consultado dejó en claro –citando dos mensajes recientes de ese organismo episcopal- que de la actual situación de crisis solo se sale con un gran acuerdo que deje de lado "sentimientos revanchistas y discursos de odio, ambiguos, tribuneros y coucheados” y poniendo el foco en lo urgente: “Dar una contundente respuesta al drama del narcotráfico”. Además aprovechó la consulta para invitar a la manifestación popular del próximo lunes frente a la catedral de Córdoba.

Un sacerdote y otro laico que trabajan en esta área pastoral advirtieron también que el reclamo de Rossi no se circunscribe a la gestión de Schiaretti, sino que es un llamado de atención para quienes pretenden gobernar la provincia, entre ellos el candidato oficialista Martín Llaryora y el aspirante opositor Luis Juez. También ponen como ejemplo puntual de que la política “está en otra cosa” el hecho de que el bloque de concejales de Hacemos por Córdoba esté más preocupado en bloquear la doble candidatura de Rodrigo de Loredo, quien también “fuera de cuadro” –dijo la fuente eclesial- dio a entender que podría postularse tanto para vicegobernador como para intendente capitalino; en lugar de consensuar leyes para atacar el problema del avance narco.

Quienes gestionan con Schiaretti también le reprochan a Rossi que se haya subido a la “corriente opositora” que critica la política de seguridad en la provincia, sobre todo tras una serie de hechos delictivos violentos en la capital y sus alrededores, Río Cuarto, Villa María y San Francisco; o que esté avalando con sus dichos las protestas de vecinos y vecinas que demandan más seguridad y ponen en jaque las administraciones municipales, como ocurrió en Villa General Belgrano, donde el intendente delasotista Oscar Santarelli tuvo que salir a reclamar respuestas a la provincia a raíz de la presión social.

Schiaretti, con quien Rossi tiene buena relación y ha participado de celebraciones religiosas importantes para la comunidad católica, sabe que no puede entrar en una confrontación directa con la Iglesia local si aspira seriamente a llegar a la Casa Rosada y con elecciones provinciales en tres meses; y hay dos razones fuertes para no hacerlo: el arzobispo cordobés tiene línea directa con el papa Francisco y es una pieza influyente en la estructura episcopal vernácula.

FUENTE: LETRAP.COM

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