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Polonia considera probable que el misil que impactó en su territorio fuera disparado desde Ucrania

INTERNACIONALES 16/11/2022 Andrea RIZZI
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El presidente polaco, Andrzej Duda ha declarado este miércoles que no hay pruebas de que el misil que impactó en territorio polaco causando dos muertos fuera disparado por Rusia, y que la hipótesis probable es que se tratara de un proyectil lanzado por las fuerzas de Ucrania en sus esfuerzos de defensa antiaérea en medio de una amplia ofensiva rusa.

Las declaraciones del mandatario polaco van en línea con las conclusiones preliminares de Estados Unidos. El presidente Joe Biden las había transmitido antes de que Duda hablara a sus socios del G-7 y la OTAN, según informa la agencia Reuters citando fuentes de la Alianza Atlántica. El mandatario polaco aclaró que, con esas circunstancias, no parece necesario invocar el artículo 4 de la OTAN, el que prevé consultas entre aliados en caso de amenaza a “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes”.

El presidente Biden no confirmó públicamente sus conclusiones, pero sí ha señalado este miércoles en la cumbre del G-20 en Bali que considera “improbable” que el misil que impactó en territorio polaco cerca de la frontera con Ucrania fuera disparado desde Rusia. Preguntado acerca de las alegaciones que vinculaban a Moscú con el ataque, el mandatario dijo: “Hay información preliminar que cuestiona eso. No quiero afirmarlo antes de que completemos una investigación, pero es improbable a la vista de las líneas de la trayectoria que fuera disparado desde Rusia”.

Biden hizo sus comentarios después de una reunión de urgencia para abordar el asunto con los líderes de países de la OTAN presentes en el G-20 —Polonia es miembro de la Alianza Atlántica—, el primer ministro de Japón y representantes de la UE. A la convocatoria, promovida por Estados Unidos, acudieron los mandatarios de Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, España, Canadá y Países Bajos.

El impacto en territorio polaco se produjo en unos compases bélicos marcados por una ofensiva rusa llevada a cabo con decenas de misiles. El intento fallido de interceptar uno de ellos sería la causa de la explosión en Polonia, según la reconstrucción estadounidense.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, confirmó que Washington ha compartido resultados preliminares de la investigación. No entró en detalles, y exhortó a mantener la prudencia. El canciller alemán, Olaf Scholz, también se pronunció invitando a evitar “conclusiones apresuradas”.

“Hemos acordado apoyar la investigación polaca sobre la explosión. Ellos se asegurarán de que sepamos exactamente qué pasó, y luego determinaremos colectivamente nuestro siguiente paso. Hubo unanimidad total entre los presentes en la mesa”, aseguró Biden en sus declaraciones.

Un comunicado conjunto de los países reunidos reflejó ese consenso y calificó de “bárbaros” los ataques con misiles lanzados el martes por las fuerzas rusas contra ciudades e infraestructuras civiles de Ucrania.

Todo el tono de las reacciones apunta a una doble intención: mostrar una unidad inquebrantable y transmitir calma con la intención de evitar una escalada, objetivo cuidado por los aliados OTAN desde el inicio de la invasión rusa.

Las autoridades polacas habían señalado el martes que el impacto y las muertes ocurridas en su territorio fueron causados por un misil de “fabricación rusa”, según un comunicado del Ministerio de Exteriores polaco, que convocó al embajador ruso en Varsovia y ha exigido “explicaciones detalladas inmediatas”.

Poco después, el presidente del país, Andrzej Duda, ya adoptó un lenguaje más matizado: afirmó que no constaba una “prueba concluyente” de quién había disparado, consideró que el proyectil era “muy probablemente” de fabricación rusa y subrayó que se trataba de un “incidente aislado”.

El Ministerio de Defensa ruso negó que fuera un misil ruso el que impactó en Polonia, calificando las alegaciones en ese sentido de “provocación deliberada dirigida a elevar la tensión”.

El episodio evidencia los considerables riesgos de una escalada incontrolada, siempre presentes en todo escenario bélico.

La crisis ha sacudido un G-20 que ya venía cargado de tensión tras meses de confrontación y fricciones internacionales a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Los líderes de este grupo, que representa a un 80% del PIB mundial juntando a países desarrollados y economías emergentes, han aprobado este miércoles —en la jornada concluyente de la cita— un texto común. Se trata de un ejemplo de consenso bastante significativo en el actual contexto de confrontación por Ucrania.

El texto pactado por los países afirma que “la era actual no debe ser de guerra” y considera “inadmisible el uso o la amenaza de uso de armas nucleares”. El documento recoge la firme condena a la guerra en Ucrania de “la mayor parte” de los miembros del grupo, pero matiza que en la reunión “hubo otros puntos de vista” acerca de la situación y las sanciones.

Putin decidió no participar en la cumbre que se desarrolla en la localidad balinesa de Nusa Dua, la primera de esta clase desde la invasión rusa de Ucrania. Moscú estuvo representada por su ministro de Exteriores, el veterano Serguéi Lavrov, que, sin embargo, se marchó al final de la primera jornada, justo cuando llegaban a la isla indonesia noticias relativas al lanzamiento de misiles contra Ucrania el martes por las fuerzas rusas.

El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, aprovechó su intervención en videollamada en la primera jornada de la cumbre, antes de la oleada de ataques con misiles contra su país y el impacto de uno en Polonia, para presentar un decálogo de medidas que definió como su “visión de camino hacia la paz”, reclamando a la comunidad internacional que las impulse. El líder ucranio insistió en la restauración de la completa integridad territorial de su país —”esto no es objeto de negociación”, dijo—, la institución de un tribunal especial para juzgar crímenes de guerra rusos y de un mecanismo para proceder a indemnizaciones sobre la base de activos rusos. También reclamó un acuerdo internacional que facilite a Ucrania garantías de seguridad.

Varios países, entre ellos China y la India, han manifestado en la cumbre de Bali el anhelo de que la diplomacia pare la guerra. Los países occidentales mantienen que corresponde a Kiev decidir si, cuándo y según qué modalidades sentarse a la mesa. El discurso de Zelenski y los hechos posteriores inducen a pensar que ese momento no resulta cercano.

Fuente: El País

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