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Schiaretti pos elecciones 2023

POLÍTICA 08/06/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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El gobernador Juan Schiaretti transita ya el último tramo de su tercer mandato con altísima actividad política. Mientras se ocupa de demostrar que gestionará Córdoba hasta el último minuto del 10 de diciembre del próximo año, también deja ver los pasos firmes en su incursión nacional de cara al 2023.

Sin embargo, el jefe del peronismo cordobés tiene en claro que la prioridad absoluta es garantizarle al oficialismo un periodo más en el poder provincial. Sería el séptimo y conseguirlo, esta vez, será en una verdadera hazaña.

El escenario electoral que enfrentará Hacemos por Córdoba el año que viene es complejo por donde se lo mire. Hay factores exógenos como el hecho de que la oposición tiene en carrera dos nombres altamente competitivos para jugar en las provinciales y las municipales y que, por primera vez, la unidad de la alianza asoma como una verdadera amenaza. Pero también existen elementos endógenos que el PJ deberá maduramente afrontar para evitar que el fin de ciclo que pronostica Juntos por el Cambio efectivamente se cumpla.

 
Después de gobernar 24 años de manera ininterrumpida, dejar la Provincia sería una verdadera catástrofe política para el oficialismo. Por eso no hay dudas que el hombre más taquillero del PJ jugará un rol preponderante en la campaña.

Schiaretti sin ser candidato será el gran protagonista en la próxima contienda provincial, sobre todo, pisando el interior donde Martín Llaryora necesita apuntalamiento y donde su imagen positiva, dicen, trepa el 73 por ciento en algunos puntos.

En definitiva, salvar la ropa de Hacemos por Córdoba significará también blindar su propia dignidad política. El titular del Ejecutivo cordobés asume que un eventual fracaso en las urnas sería una mancha difícil de borrar en el historial que orgullosamente exhibe a nivel nacional. Schiaretti fue el gobernador más votado en el 2019 obteniendo casi el 58 por ciento de los votos y eso es parte de su carta de presentación en el escenario central.

Frente a ese antecedente, no hay dudas que para los de afuera en una virtual derrota no habrá perdido LLaryora sino Schiaretti. Y esa foto es la que justamente busca evitar.

Aun así, hay confianza en el oficialismo. Además de la estructura propia y la ventaja que otorga en sí estar ocupando el poder, hay otro factor a su favor: la facultad de fijar la fecha de los comicios según sus propias necesidades.

Sin embargo, en paralelo a lo electoral, el gobernador asume otro gran desafío: tutelar el proceso de recambio generacional en el peronismo, garantizando que la transición sea ordenada y no haya desbandes.

Schiaretti mantiene su autoridad dentro del PJ, es el único conductor y ordenador. De cualquier modo, esa potestad también tiene fecha de vencimiento, sobre todo si cumple la máxima que por años rigió en la sociedad política que trabó con el ex mandatario José Manuel de la Sota: “Quien gobierna, conduce”.

En los nuevos tiempos que se avecinan para el justicialismo local hay un núcleo duro de dirigentes con estatura política esperando su turno y dispuestos a asumir las riendas en el proceso que se abre. Y aunque Llaryora será el candidato, no es el único con apetencias. En ese equipo generacional que aspira a tener influencia en la toma de decisiones se apuntan el vicegobernador Manuel Calvo, la diputada Natalia de la Sota, el intendente de Río Cuarto Juan Manuel Llamosas, posiblemente el intendente de Villa María, Martín Gill, sólo por mencionar algunos.

De cualquier modo, sería una ingenuidad imaginar que la autoridad del gobernador se esfumará de momento a otro y que desde el 10 de diciembre del 2023 dejará de tener influencia en el PJ Córdoba. Todo lo contrario.

El mandatario buscará darle sobrevida al schiarettismo tras su salida del Panal.

Nadie duda que el tres veces gobernador de Córdoba dejará armado un esquema de dirigentes que le garantizará una base de poder con representación propia en distintos ámbitos.

Por empezar, ya tiene asegurada hasta el 2027 la única banca en el Senado que cuenta el peronismo cordobés. Su esposa y legisladora nacional, Alejandra Vigo, saltó a la Cámara Alta tras ganarle la pulseada al ex titular del PJ Córdoba, ahora albertista, Carlos Caserio. Desde ese lugar, Schiaretti tiene asiento para rato desde donde negociar en el Congreso.

También tendrá lo propio en Diputados donde hoy su máximo representante es el jefe de la bancada de Córdoba Federal, Carlos Gutiérrez. Casi con certeza, el gobernador hará valer su lapicera el año próximo cuando haya que renovar bancas nacionales.

Otro plafón desde donde armará será la Legislatura de Córdoba. Con su influencia en la confección de la boleta, colocará al nuevo pelotón de legisladores oficialistas desde el 2023. Seguramente el gobernador descargará allí un número interesante de dirigentes propios.

Asimismo, se descuenta que pedirá por alguno de los suyos en el próximo gabinete provincial si es que, efectivamente, Hacemos por Córdoba se queda habitando el Centro Cívico.

Desde todos esos lugares y más seguramente, Schiaretti preservará su polo de poder aun cuando ya no le toque gobernar Córdoba y cuando el peronismo abra una nueva era en su historia.

Fuente: Diario Alfil, sobre una nota de la periodista Yanina Soria

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