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Carmen Márquez Guevara: esta mujer sí que sabe hacer amor

POLÍTICA - LA COLUMNA DE JOSÉ ADEMAN RODRÍGUEZ 05/07/2021 José Ademan RODRÍGUEZ
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MUJERES QUE MARCARON MI VIDA. QUINTO CAPÍTULO

CARMEN MARQUEZ GUEVARA : ESTA MUJER SÍ QUE SABE HACER AMOR''.

 

Eso que llaman amor es acaso una estación que generalmente muere al acabar el verano, así como fue una fiesta de luz y verdor, al marchitarse no queda más que la hojarasca...

Y todavía no he comprendido de que se trata si es una triquiñuela del destino, o un embrollo tremendista inventado para que la gente se quede tranquila...

El resto es distraerla con tonterías. Y así opinan los curas, políticos, escritores, afiches publicitarios y por supuesto los que creen que ''hacen el amor'', que en nombre de este mismo amor hierren, mienten, y matan el alma y el cuerpo en una búsqueda siempre frustrada.

Hay una frase que han acuñado en el cine y es de mención común en todos los niveles culturales y sociales: "Haz el amor y no la guerra", decían los hippies y los del mayo francés. Tal vez de ahí se popularizó inmediatamente lo de "hacer el amor".

Aquí ya estamos en verano y ya las calles se abarrotan por las tardecitas. Los bares y restaurantes cada vez tienen más "terrazas". El turismo irrumpe caudaloso como todos los años en esta época. Me gusta mucho pasear por Barcelona, pues es una ciudad para el asombro que nunca se termina de conocer.

Los jóvenes se abrazan, se besan, hoy en día sin el mínimo pudor, con besos interminables, aspirantes-impelentes, que más que besos son verdaderas transfusiones de baba.

Tocamientos que representan una apología callejera del acoso sexual para la moral del que mira. Claro, lo inmoral no es el tocar, sino la grosería expuesta en el acto de sobar partes esenciales a lo sublime del placer, que debiera ser considerado como la quinta esencia de un arte animal. Ya bastante se ha vulgarizado la relación de pareja en el cine y la tele; te saturan de sexo, con escenas en la cocina, de parado, en el rellano de la escalera, en el ascensor, arañando la hierba, en una permanente agresión de tetas y culos y paquetes masculinos. Pero lo más ridículo es que hasta para designar la relación sexual, el apareamiento, el acto carnal entre parejas le llaman "hacer el amor".

Yo no quiero ponerme en inquisidor del erotismo popular y callejero, o en mirón de pasiones ajenas, pero es incorrecto eso de que cada uno debe hacer con su cuerpo lo que quiera (según dónde y en qué momento), si no ¡caguemos en las plazas públicas! Ese "hacer el amor", como dice la mayoría generalmente, es sobarse los vientres, restregarse sin ternura, poner la proa del instinto al sur del ombligo. Es sólo ardor genital, tirar la semilla sin que importe el fruto. Es mentir exhalando un "te quiero" en medio de la convulsión y las morisquetas de la descarga. Es sólo un balance de sábana o arena húmeda emporcada de desperdicios, vómitos, latas y cigarrillos...

Y todo en una suerte de canibalismo erótico propio de fondistas del sexo, pues hoy las posibilidades son más directas. Polvos chapuceros en los que hasta te guían el palo inhiesto (depende) en línea recta hacia el trajinado canal fronterizo con la aduana del endometrio. Hay un facilísimo para la relación sexual que la ha tornado obsesiva, patológica y mecánica: toqueteo-chupetazo-coito. Lo que te comes goloso resulta poco; termina en ducha y decepción. La prisa por el placer hace que no sea fino el preludio de la libido, y todo coito debe tener su introito. Por el comportamiento, la juventud deja de ser un ''divino tesoro'', para convertirse en una reverenda cagada.

Con todo hay maneras y maneras de hacer el amor. Dicen que Jesucristo hizo el amor cuando multiplicó el pan y los peces para repartirlos a la gente. Una digresión muy acertada la de Víctor Brizuela (el periodista deportivo más escuchado en Córdoba) :

“Dicen que el divino Maestro Jesús multiplicó los panes y los peces, y esta señora que está acá -señalando la foto de su madre- mi vieja, multiplicó los panes, los peces, las alpargatas, los guardapolvos, la comida, todo… Simplemente me acordaba de ese efecto multiplicador que ella tenía”.

Hizo el amor el famoso oftalmólogo español Dr. Barraquer cuando donó sus ojos a un minero asturiano.

Hizo el amor Albert Schweitzer con los aborígenes del África; hasta vivió en una choza como ellos para que se acercaran y así poder curarlos.

Gabriel Celaya, poeta, hizo el amor con sus obreros, regalándoles su fábrica para morir en la miseria.

La Chancha Domínguez, recordado maestro de púgiles, dejo un día los esparadrapos, vaselina, y esponjas para curar las heridas de sus pupilos para vender rosas y curar las heridas de amor. Sin saberlo Miguel Domínguez estaba haciendo el amor.

Y en última instancia, no hacemos el amor, porque el amor no se "hace", se lleva adentro; hay que buscarlo dentro, es todo un misterio; un jardín oculto con claves secretas de sensaciones, ternuras, afinidades y voluptuosidad; y lujuria también, que yo no creo en eso de la conjunción del diablo con la carne. Pues mejor es gastarse que enmohecerse; dicen las andaluzas que "Antes que se lo coman los gusanos, que lo disfruten los cristianos". Pero, eso sí, sin quitarle esa pizca de delicadeza para dignificarlo. Inclusive el hecho del acto carnal por sí mismo puede tener una fuerte impronta de amor-amor, en una irresistible atracción. Y tanto puede ser cristalino, o representar una cama con serpientes (se lo puede utilizar para obtener dinero, ventajas, matrimonios por conveniencia... o contagiar enfermedades). Hasta el mismo tango; dicen que tiene el amor en los labios y el sexo en las piernas.

Como toda obra, el amor necesita un ciclo. ¡Y qué emocionante aquel primer beso de chiquilines dado en el cine! No era un beso, sino un leve roce con gusto a cereza. Luego venía el vestíbulo para después, contento, irse silbando por la calle. ¡Qué sensación de epopeya, de conquista, de aventura! Es que se dan casos en que un beso o una caricia te llega más, y provoca más sensación de orgasmo que la penetración carnal. Son artilugios, sutilezas: hay gente que se desnuda sólo con mirarse. "¿Tiene usted fuego?", le dijo Lauren Bacall a H. Bogart sin ningún toqueteo vulgar; con esos sintetizó todo: lo sedujo, lo envolvió y lo perturbó; lo relamió, lo sintió, y le hizo de todo sin llevárselo a la cama. Son criterios también, que hay de todo... Hombres que ven carne con ojos... y traka-traka. Son los que se adhieren a la filosofía del león, que es el animal de mayor actividad sexual del mundo, pues pude copular con la misma hembra cientos de veces al día. O mujeres inspiradas en Madonna, otro gran animal erótico que terminará con un león que le calmará las insaciables apetencias, que quizás sea más natural que prodigar sexo oral con una botella con fines didácticos, como hizo en una película. Hay de todo. Pero diferenciemos: una cosa es follar (o culiar, como se dice en Córdoba) y otra hacer el amor. Modestamente, me parece que el hombre ama para coger y la mujer coge para que la amen. Al pan, pan, y al condón, condón.

Ahora, les voy a demostrar cómo se hace el amor. Pero de verdad!

A partir de una de las fuentes primordiales, los espermatozoides nadando en el líquido espermático.

Una tarde de 1982, atendí a una paciente con una carita como trazada con un compás, de mirada clara y que era como la síntesis de todas las bondades...

Cual un montoncito de ternura, mirándola te daban ganas de arrullarla, de abrazarla como para enaltecer a todas las madres del mundo... Venía acompañada por su hija, una rubita con ojos de cielo... Intensamente azules... Una preciosidad. Al despedirnos, se demoró un tanto nerviosa en la puerta, y como emocionada, casi con voz entrecortada me dijo en un susurro, como algo muy deseado: ''Usted perdone doctor, no tendría un sitio para Carmencita... Si usted supiera lo que le gustaría ser enfermera suya... Y si pudiera serle útil...''. Ante un pedido así, hubiera sido una herejía no complacerla y yo tenía bastante experiencia en eso de pedir trabajo; y sin pensarlo 2 veces le dije: ''Como no, señora, que su hija venga cuando quiera''... y se le mojaron los ojos en el abrazo. Y pensé al instante que las frutas sin sabor de la vida, cobraban dulzura en su boca al decirme gracias... Se iluminó su rostro. Me estaba hablando con el corazón. Tenía el semblante justo para desarmar el odio, el recelo y el egoísmo, en tanto sus ojitos sondearon mi alma esperando el sí.

Así se produjo el nacimiento de una estrella en el firmamento de la ciencia más avanzada en las ramas de la medicina. La reproducción asistida, la ingeniería genética preimplantacional a partir de la tecnología punta de vanguardia más avanzada. Quien iba a pensar que esta mujercita con aspecto de adolescente como escapada de un cuento de Blancanieves o una princesita de las tantas que buscan su príncipe azul iba a convertirse en un bestial animal científico, o un monstruo de colosal talento para la genética y la reproducción asistida al punto de inventar el primer bebé probeta de la sanidad pública catalana, cuando montó el departamento de esa ciencia, siendo ella la directora en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Todo un hito para la ciudad. El laboratorio contaba con la primera cabina de flujo laminar calefactada de España, la misma que se utiliza hoy día, incorporando en cuanto aparecieron en el mercado, el cultivo tri-gas y la vitrificación.

Y pensar que tuve el privilegio de ser el primero que la vi vestida con una bata blanca, y con los suecos que usaban las enfermeras. La bauticé ''Pepona'', cariñosamente por su aspecto de muñeca, atenta, limpia, con su pelito de trigo recogido. Era como una naranja asomada al muro para los ojos de un niño...

Y comenzó nomás Carmencita desde el 1982 hasta el 1995. Cada día, de quince a veintiuna veintidós, y los sábados por la mañana.

Mientras trabajaba en mi clínica, iba haciendo la carrera de biología en la Universidad Autónoma de Barcelona. Aquí comienza a ''hacer el amor''.

Prudente y discreta, nunca me hablaba de sus estudios de biología, menos de su experiencia con los espermatozoides. Comenzó solicitando a mis pacientes muestras de esperma y le daba una compensación por las molestias (creo que unas 2000 pesetas). Sé que hubieron dos donantes que lo dieron gratis por la ciencia. pero en esa época, yo no sabía ni entendía nada. Solo conocía los horribles chistes groseros de los espermatozoides inmolados durante la masturbación (bah, chistes de pajeros). Ni podía imaginar que a mi lado, estaba una nena que iba a convertir a los espermatozoides en un bien de utilidad pública. En seres reales. A darles prestigio. Y contribuir al secreto de los cromosomas y ''cromosomos''. Y a que no sean solo una figura retórica de bichitos colgados de una metáfora. Y que se podían acumular en bancos de semen y así acabar con las leyendas negras: las de Saturno, que devoró a su hijos o Medea, que tras asesinar a sus hijos, se montó a un carro tirado por serpientes, y el de siempre, Caín y Abel. Terminar con eso de que la cigüeña es un mal pajarraco para las abortistas e invitar a pensar que los niños vienen de Paris. Claro, lo más cómodo es culpar al mal.

Ella auxilia a miles de millones de estúpidos espermatozoides para convertirlos en fertilizantes de utilidad social. Que nacer es hermoso. Y huir de la nada es aleccionador, no se perderá el rastro del ayer. Nacer para intentar saber, descubrir, crear, alquimista que juega con todos los espermas y todos los óvulos del mundo, en combinación mágica, sin pensar si es lícito o no, ni que donde está la justicia, que mañana es un día lleno de oportunidades, lejos de lo veredictos que los lobos están al acecho, para transformarte en un coagulo que irá a las alcantarillas.

Y sino es pura cuestión de suerte. Fíjense que de los millones de espermatozoides que son catapultados en el chubasco uretral del espasmo eyaculatorio (de 50 a 500 millones se depositan en la vagina) sólo uno accede a atravesar la membrana del óvulo y planta la semilla, luego de haber recorrido el Camino de Santiago. ¡Qué prodigio! ¡Seleccionados por azar!

Al fin se doctoró en ciencias, demostrando que un embarazo es un milagro que debe evolucionar con la misma espontaneidad que los lagartos y las mariposas, los caballos de mar y los que danzan en Jerez en las escuelas de arte ecuestre, los murciélagos y las abejas, las lombrices y los peces, y los árboles durante millones y millones de años, sin que le importe el zafarrancho de combate entre LGTB y no sé qué otras letras y feministas o entre lesbianas y machistas, ella sigue haciendo el amor. Es como un ansia encendida de mañanas, un culto a la vida, un resguardo espiritual de la especie humana, una coleccionista de futuros. Puro amor, que no entiende de antagonismos dialecticos que han creado los disconformes con los pitos y las rajas.

Ella cree que la maternidad es un derecho y punto. Así de simple. Prescindiendo de hasta que semana se puede considerar a un feto como un ser humano o hasta cuando ese multiplicarse de células se convierte en un niño de verdad.

Se iba acabando su periplo en Barcelona, tuvo la máxima calificación en el doctorado: CUM LAUDEN. Máximo grado académico universal. Al acabar la tesis, le ofrecieron trabajar en los Estados Unidos de Norte América para uno de los laboratorios de FIV (fecundación In vitro), de referencia mundial. La contrataron como investigadora en el estudio de la genética de los embriones (PGT, diagnóstico genético preimplantacional) bajo la dirección del doctor Santiago Munné y Jacques Cohen, dos eminencias en Nueva York. Carmen, empezó a trabajar como embrióloga con el doctor Cohen. A partir de ahí ganó predicamento internacional y participó en varios congresos.

Antes de presentar su tesis doctoral en la UAB le ofrecieron ir al Saint Barnabas Medical Center (importante hospital docente) para trabajar en el diagnóstico, genético del embrión. Este análisis se realiza a los embriones creados para seleccionar el sano genéticamente y colocarlo el útero materno. Esta técnica era novedosa y desconocida en España.

La técnica de la fecundación in vitro (FIV).

Se trata de la unión del espermatozoide y del óvulo en el laboratorio, luego de la fecundación y el cultivo durante cinco días. El embrión llega al estado de blastocito y es en este momento cuando se coloca en el útero materno para que días más tarde, implante. Las parejas que acuden a hacerse una FIV, son parejas heterosexuales, lesbianas y mujeres solteras que desean ser madre por elección. Atención, las lesbianas suelen hacer lo siguiente: una de las dos dona los óvulos, los fecundan con un semen de un donante, y el embrión se lo pone la otra mujer (su pareja). Así comparten el proceso reproductivo. Una dona los óvulos y la otra gesta. Así tendrá dos madres! Una auténtica riqueza.

Paralelamente, en el 2000, montó el laboratorio de esta técnica en el Hospital Quirón de Barcelona, y desde el 2009, dirige Gravida Fertilidad Avanzada principal centro de fertilidad en Barcelona.

Como es propio de una persona agradecida, Carmen me iba contando, a través de cartas, sus experiencias en Nueva York.

[…] ''Hola José, Disfruto de la capital del mundo, una ciudad increíble, y visitarla como turista es toda una experiencia, pero vivir en ella es lo máximo''.

Que cuando su jefe la llevo a Times Square y ella pensó que estaba en Hollywood. Se impresionó con tanta gente, y con sus enormes pantallas,

[…] ''en fin, impresionante, cuando la ves de noche por primera vez, yo persona de ciencias pura, tuve la oportunidad de conocer el arte, la ópera, conociendo a gente que me enseño mucho de todo eso, visitar el Moma, me sentía culta, fue fantástico, su gente, los homeless, mi amigo psiquiatra que vivía en la Quinta Avenida cara a Central Park, era como tocar el cielo, los sushis... ''.

''La primera cena de trabajo me vinieron a buscar en limusina (...), quedaba con mi marido en Puerto Rico, Hawái, esquiando en Colorado, nunca me había puesto unos esquís, aquellas pistas son inmejorables, subes por la mañana y el resto del día, son como todo en EE-UU a lo grande, compartí piso con mi amiga Brigit que conocí gracias a mi jefe, viví en Hoboken ciudad donde nació Frank Sinatra, una pequeña ciudad encantadora, de Nueva Jersey, más económica que Nueva-York y solo la separa de la gran manzana, una parada de metro (…)

‘’Fui a clases de inglés durante los primeros meses. El primer día, la profesora, nos explica los niveles de inglés que habían: nivel 1, para conseguir un trabajo de diez mil dólares al año; nivel 2, treinta mil al año; nivel 3, setenta mil al año, nivel 4, cien mil al año, me quedo clarísimo el nivel que tenía que aprobar.''

[…]

Y es tan íntegra, humilde, y sentimental, ésta ahora famosa doctora que me dijo hace unos días que varias veces soñó que estaba trabajando conmigo, como en sus comienzos en la clínica dental. Hermosa historia verdad.

William Golding, dijo:

''Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales que los hombres. Son bastante superiores y siempre lo han sido. Cualquier cosa que le des a una mujer, lo hará mejor. Si les das esperma, te dará un hijo. Si les das una casa te dará un hogar. Si les das alimentos, te dará una comida. Si les das una sonrisa te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que les des'' (como siempre las feministas lo tacharon de machista).

A Carmen Márquez Guevara, le bastó con un espermatozoide, el resto fue coser y cantar.

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