Maduro redobla ataques contra Milei tras el Nobel de la Paz a María Corina Machado

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Maduro atacó duramente a Milei por asistir a la ceremonia del Nobel otorgado a María Corina Machado.
  • Aseguró, sin pruebas, que hubo protestas masivas en Oslo contra la premiación.
  • Omitió mencionar la multitudinaria Marcha de las Antorchas en apoyo a Machado.
  • Cuestionó también al presidente de Panamá, José Mulino.
  • En paralelo, lanzó críticas hacia Estados Unidos por supuesto intervencionismo.
  • El episodio profundiza la tensión regional y proyecta el conflicto venezolano al escenario internacional.

El nuevo capítulo de tensión entre Caracas y Buenos Aires llegó envuelto en declaraciones incendiarias. Nicolás Maduro dedicó buena parte de su último discurso público a cuestionar al presidente argentino Javier Milei, a quien acusó de “ridículo” por viajar a Oslo para acompañar, simbólicamente, la entrega del Premio Nobel de la Paz a la dirigente opositora venezolana María Corina Machado. Aunque el mandatario argentino no logró verla durante la ceremonia —a la cual Machado no asistió—, su presencia en la capital noruega bastó para encender la furia del líder bolivariano.

El discurso de Maduro se produjo en Caracas, frente a un acto con pescadores y campesinos, en el marco del aniversario 166º de la Batalla de Santa Inés. Allí apuntó no solo contra Milei, sino también contra el presidente de Panamá, José Mulino, quien viajó a Europa por el mismo motivo. Según el mandatario venezolano, ambos habrían abandonado su hotel ante supuestas protestas de grupos de izquierda en Oslo contra la premiación a Machado.

Fiel a su estilo altisonante, Maduro declaró que “el ridículo de Milei y el parásito de Mulino” habrían “huido en diarrea” tras escuchar consignas como “El pueblo unido jamás será vencido”. Los dichos, sin pruebas que los respalden, desataron una nueva ola de críticas de dirigentes opositores venezolanos y de sectores políticos argentinos, que interpretaron el mensaje como un intento de deslegitimar no solo el premio otorgado a Machado, sino también los gestos de apoyo internacional a la oposición venezolana.

En su intervención, Maduro intentó presentar las manifestaciones callejeras como expresión de un respaldo global a su gobierno. “Hoy aplaudo al pueblo de Oslo. A 10 grados bajo cero, ahí están miles de personas en las calles. Los pueblos del mundo nos observan y nos apoyan”, afirmó, sin mencionar que ese mismo día la capital noruega también fue escenario de la denominada Marcha de las Antorchas, una movilización multitudinaria previa a la ceremonia en la que se celebró precisamente a María Corina Machado como nueva referente internacional de la lucha por la democracia en Venezuela.

El contraste entre ambas lecturas —la ofrecida por el chavismo y la reflejada en imágenes de amplio apoyo a Machado— volvió a exponer la disputa narrativa que atraviesa al país caribeño en el escenario internacional. Mientras la oposición venezolana buscó capitalizar el Nobel como un reconocimiento al reclamo de libertades civiles, el oficialismo intentó resignificarlo como una operación occidental contra la “soberanía” de Venezuela.

El episodio coincidió, además, con otra advertencia retórica de Maduro hacia Estados Unidos. En medio de tensiones por el despliegue aeronaval de ese país en el Caribe, el mandatario exigió a la administración de Donald Trump “el cese del intervencionismo ilegal y brutal”. En un pasaje pronunciado en inglés, lanzó una enumeración destinada al público internacional: “No more Vietnam; no more Somalia. No more Irak; no more Afganistán. No more Libia”. La frase, más performática que diplomática, buscó reforzar la posición del régimen frente a lo que considera una amenaza externa, aunque analistas coinciden en que responde más a una estrategia para cohesionar a su base interna que a una disputa real de poder con Washington.

Para el gobierno argentino, en cambio, la polémica emerge en un terreno ya minado. El apoyo explícito de Milei a Machado se inscribe en su política exterior de marcado alineamiento con gobiernos liberales y con figuras opositoras a los regímenes considerados autoritarios. Esta línea, celebrada por sectores afines al oficialismo, genera sin embargo tensiones regionales y reacciones como la de Maduro, que ve en esos gestos una amenaza simbólica a su propia narrativa de legitimidad.

En esta escalada discursiva, la entrega del Nobel de la Paz se transformó en un nuevo frente de disputa geopolítica y en un punto de inflexión para la oposición venezolana, que busca proyectar su reclamo más allá de fronteras. La reacción de Maduro, lejos de suavizar el momento, parece haberle otorgado aún más visibilidad.

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