Santiago Caputo afianza su poder: la SIDE se reordena con la salida de Neiffert y la llegada de Auguadra

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
santiago-caputojpg
  • La SIDE se reconfigura con la salida de Neiffert y la llegada de Cristian Auguadra.
  • El ascenso de Auguadra consolida el control de Santiago Caputo sobre el organismo.
  • Neiffert deja el cargo tras tensiones internas y desconfianza sobre su autonomía.
  • Caputo y Milei coordinaron la transición en reuniones privadas en Olivos y Casa Rosada.
  • La oposición alerta sobre una estructura de inteligencia más vertical y menos transparente.
  • El Gobierno insiste en que la SIDE entra en una etapa de profesionalización y control interno.

La reconfiguración de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) terminó de tomar forma esta semana con la salida de Sergio Neiffert y el ascenso de Cristian Auguadra, un funcionario de extrema confianza del asesor presidencial Santiago Caputo. El movimiento, largamente anticipado en los pasillos oficiales, consolida el dominio del principal estratega del Gobierno sobre un área tan sensible como decisiva para el funcionamiento interno del poder.

Aunque el cambio se formalizó mediante decreto, la operación política venía desplegándose desde días antes. Según reconstruyen fuentes oficiales, Caputo mantuvo una reunión en la Casa Rosada con Auguadra y con el subsecretario administrativo del organismo, José Francisco Lago Rodríguez. El encuentro, lejos de ser protocolar, buscó ordenar la cadena de mando y asegurar un esquema de funcionamiento alineado con la visión del asesor. Pocas horas antes, el propio presidente Javier Milei había recibido a Caputo en Olivos, un gesto que reforzó el mensaje hacia adentro: la inteligencia no es un área más, sino un espacio estratégico dentro de una reorganización más amplia del poder presidencial.

La salida de Neiffert, en ese marco, era considerada inevitable. Su relación con Caputo se había deteriorado de forma evidente en los últimos meses, y su estilo de conducción comenzó a generar fricciones dentro del oficialismo. Las tensiones internas, la disputa por el manejo de información sensible y las dudas sobre el alcance de su autonomía terminaron por cristalizar la decisión. En sectores del Gobierno sostenían que Neiffert había empezado a tejer vínculos propios y a ganar protagonismo dentro del Gabinete, algo que incomodó al asesor presidencial y encendió alertas sobre posibles movimientos por fuera de la órbita del control político.

La designación de Auguadra fue leída como un retorno a la línea más estricta del “caputismo”. Proveniente del área de Asuntos Internos —una función estratégica para el seguimiento de la disciplina interna y el manejo de fondos reservados—, su llegada garantiza una conducción plenamente alineada y con nula tolerancia a disonancias. Su perfil técnico y su cercanía con Caputo anticipan una etapa de control más riguroso sobre los circuitos de información y sobre eventuales tensiones dentro de la estructura.

El reordenamiento también reconfigura el mapa de poder interno. Con la salida de Neiffert, retroceden figuras que habían buscado ganar influencia en la SIDE, mientras Caputo afianza un dominio que se expande más allá de la comunicación y el diseño político. La discreción con la que se manejó la transición reforzó esta lógica: Neiffert participó de un acto institucional en la Casa Rosada cuando su salida ya estaba decidida, un reflejo de la cautela oficial para evitar fricciones durante la reestructuración del Gabinete. Incluso estuvo presente en la jura de la nueva ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, ocasión en la que conversó con el embajador estadounidense Peter Lamelas. Caputo, en cambio, se ausentó aduciendo “motivos laborales”.

El nuevo esquema refuerza la idea de una conducción crecientemente concentrada. Las decisiones estratégicas, admiten en el propio oficialismo, tienden a definirse fuera del organigrama formal. La sintonía entre Milei y Caputo en las horas previas a la jura legislativa terminó de sellar ese alineamiento. Para la oposición, sin embargo, el movimiento encierra señales preocupantes: un sistema de inteligencia cada vez más vertical y con menores niveles de transparencia institucional.

En el Gobierno rechazan esa lectura y aseguran que, con Auguadra, la SIDE ingresa en una etapa de “profesionalización y control interno”. Más allá de la formulación elegida, el reposicionamiento es nítido: la inteligencia vuelve a responder sin interferencias a un mando político definido, y ese mando tiene nombre propio. Santiago Caputo refuerza así su peso en una de las áreas más sensibles del Estado, con una estructura alineada, disciplinada y orientada a consolidar el poder del Presidente.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto