Llaryora dijo que si hay paz social no es gracias a Milei

POLÍTICA Juan Palos
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Juan de los PalotesPor Juan Palos

El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, ha dado un paso audaz al defender la creación del frente Provincias Unidas, posicionándose claramente en un contexto político marcado por la polarización entre el kirchnerismo y la candidatura de Javier Milei. A medida que se aproxima la campaña electoral para las legislativas del 26 de octubre, Llaryora ha articulado un discurso que no solo busca distanciarse de dichos extremos, sino también reivindicar el valor de la gestión provincial como una alternativa sólida y legítima.
En su intervención en el programa "A confesión de Parte", Llaryora argumentó que "el Poder Ejecutivo no genera absolutamente un peso", subrayando así la importancia del rol que desempeñan los gobernadores en la estabilidad social y económica del país. Este énfasis en la paz social no es trivial; refleja la realidad que muchos argentinos enfrentan, donde los gobiernos provinciales son a menudo los responsables directos de la calidad de vida en sus comunidades, mientras que el gobierno nacional parece alejado de esas preocupaciones.
El gobernador presentó su coalición como un espacio de "sensatez", que se aleja tanto del extremismo de Milei como del populismo del kirchnerismo. En un país que ha estado atormentado por una grieta política que ha derivado en crisis económicas y sociales, Llaryora propone una nueva ruta: una que priorice la moderación y la racionalidad en la toma de decisiones. Esto es fundamental en un panorama donde el electorado argentino, harto de las alternativas extremas, parece en búsqueda de un enfoque más equilibrado.
Al abordar la gestión económica, Llaryora hizo énfasis en que gobernar implica mucho más que manejar cifras; debe incluir un enfoque en el desarrollo sostenible. Este punto es crucial, ya que muchos países han caído en la trampa de priorizar el ajuste fiscal por encima de inversiones esenciales en educación y salud. La propuesta de Llaryora reivindica un modelo de gobernanza que equilibre la sostenibilidad económica con el desarrollo social, y que no se limite a la ideología del libre mercado como única solución.
Llaryora también cuestiona el rol del gobierno nacional, sugiriendo que, a pesar de ser el ente que más recauda, no cumple adecuadamente con su responsable deslindando los servicios públicos a las provincias y municipios. Su argumento es claro: la vida cotidiana de los argentinos depende de la capacidad de sus gobernadores e intendentes para gestionar los servicios esenciales y asegurar un bienestar básico.
Por lo tanto, con la creación del frente Provincias Unidas, Llaryora y su grupo de gobernadores no solo buscan ser una alternativa electoral; quieren convertirse en una voz fuerte que represente las necesidades y aspiraciones de las regiones que han sido ignoradas por la política nacional. El futuro político argentino podría beneficiarse enormemente de este enfoque regional y moderado, que promete romper con la narrativa de la polarización y brindar caminos viables hacia el progreso y la unidad. ¿Es este el momento en que la sensatez finalmente se afirme en el escenario político de Argentina? Solo el tiempo lo dirá, pero es un paso urgente y necesario en un país que clama por alternativas reales y efectivas.

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