Si el Estado se corre, entra el narcotráfico”: dura advertencia de la Iglesia al Gobierno por el abandono de los barrios vulnerables

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • La Iglesia Católica argentina criticó al gobierno de Milei por el avance del narcotráfico en barrios vulnerables y la ausencia del Estado.
  • Advirtió que desfinanciar espacios de asistencia es “condenar a muchos a la muerte”.
  • Reclamó mayor inversión pública y respaldo a organizaciones que trabajan en la prevención y recuperación.
  • Un informe del CIAS y Fundar reveló que el consumo de drogas comienza a edades cada vez más tempranas y se vincula con la exclusión social.
  • La Iglesia pidió al Gobierno que escuche el clamor de las víctimas y apoye a quienes combaten el flagelo en el territorio.

En una declaración contundente, la Iglesia Católica argentina cuestionó al gobierno de Javier Milei por el avance del narcotráfico en los sectores más vulnerables del país. Bajo el título “Si el Estado se corre, entra el narcotráfico”, los obispos advirtieron que la retirada del Estado en materia de prevención y asistencia es “una forma indirecta de condenar a la muerte a muchos”.

El pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se produjo en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, y fue firmado por su Comisión Ejecutiva, encabezada por el arzobispo Marcelo Colombo. “Vemos con preocupación y dolor que la retirada del Estado de esos ámbitos abre paso al avance del narcotráfico, que se convierte en una suerte de Estado paralelo”, expresaron.

La Iglesia remarcó que son las organizaciones eclesiales y sociales las que, con escasos recursos y voluntariado agotado, sostienen los espacios de contención. “Desfinanciar estas obras es, también, una forma de condenar a muchos”, señalaron, al tiempo que reclamaron una mayor inversión estatal y el fortalecimiento de los vínculos comunitarios.

La advertencia coincide con la difusión de un informe demoledor elaborado por el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) y el think tank Fundar, que revela el impacto devastador del narcotráfico en los barrios populares del AMBA. Basado en 600 encuestas y 47 entrevistas a jóvenes de entre 16 y 24 años, el estudio muestra que más de la mitad de los encuestados tiene amigos que consumen drogas y un 43% conoce a alguien que las vende.

Los datos son alarmantes: muchos jóvenes comienzan a consumir a los 13 años —e incluso antes—, y asocian el consumo con la posibilidad de ganar dinero, olvidar problemas o alcanzar cierto estatus en su entorno. Algunos relataron historias de consumo y delito intergeneracional: familias dedicadas al narcomenudeo, padres presos, madres empujadas a la prostitución.

“El trabajo en la calle me acercó a la droga. Es lo peor. Mi vida es un fracaso”, confesó Lara, de 20 años, una de las entrevistadas. Para muchos, el consumo va de la mano con el abandono escolar, la ruptura familiar y la marginación total.

Frente a este escenario, la Iglesia volvió a poner el cuerpo en los territorios: parroquias, Hogares de Cristo, Cáritas, centros barriales y fundaciones siguen trabajando en silencio para brindar contención. Pero advierte que ese esfuerzo no alcanza si no hay un Estado presente. “Sin compromiso económico y político, estas comunidades que salvan vidas a diario no podrán sostenerse”, alertaron los obispos.

En un llamado final al Gobierno, exigieron que “escuchen el clamor de quienes luchan por salir del consumo” y “vean el dolor de las familias destrozadas por este flagelo”. La advertencia eclesial se suma a una creciente preocupación social: el narcotráfico ya no es una amenaza lejana, sino una presencia cotidiana que gana terreno donde el Estado retrocede.

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