Tensiones, paritarias congeladas y pulseadas internas: la CGT se agita rumbo a su renovación

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Crisis interna en la CGT: La central atraviesa tensiones por disputas internas, paritarias congeladas y la invitación del Gobierno al Consejo de Mayo.
  • División por CFK: La condena a Cristina Kirchner reactivó al sindicalismo kirchnerista y profundizó la grieta con el sector dialoguista.
  • Conflictos salariales: Gremios como Comercio y Sanidad denuncian incumplimientos en paritarias y lanzan protestas contra los techos salariales oficiales.
  • Debate por el diálogo con Milei: Se discute si Gerardo Martínez (UOCRA) representará a la CGT en el Consejo de Mayo, lo que podría provocar rechazo del ala kirchnerista.
  • Moyano, entre el Gobierno y la interna familiar: Hugo Moyano avaló un aumento bajo y desautorizó a su hijo Pablo, generando nuevas tensiones en el clan.
  • Renovación en octubre: Se aproxima la elección del nuevo secretariado. Se debate abandonar el actual triunvirato y volver a una conducción unipersonal.
  • Clima de ebullición: La CGT se enfrenta a un escenario decisivo, con riesgo de fractura y creciente presión sindical y política.

La Confederación General del Trabajo (CGT) atraviesa una de sus semanas más tensas y definitorias en medio de una triple presión: internas sindicales recalentadas, paritarias trabadas por el cepo oficial y la inminente convocatoria del Gobierno al Consejo de Mayo. A cuatro meses del congreso que definirá la nueva conducción, las grietas entre las distintas tribus gremiales están más expuestas que nunca.

El punto de quiebre fue la condena a Cristina Fernández de Kirchner, que reactivó el alineamiento del sindicalismo kirchnerista y tensó la cuerda con el sector dialoguista que hoy conduce la central obrera. Esta disputa se hará más visible cuando se debata si la CGT aceptará sumarse a la mesa de diálogo multisectorial que impulsa Javier Milei con la promesa de una “modernización laboral”.

Paritarias trabadas, gremios en pie de guerra

El conflicto por los aumentos salariales avivó las llamas. La Federación de Comercio (FAECYS), liderada por Armando Cavalieri, denunció incumplimientos en su último acuerdo salarial —homologado pero no respetado por grandes cadenas— y advirtió que los trabajadores “no serán la variable de ajuste”. La situación ya generó medidas de fuerza.

La Federación de Sanidad (FATSA), encabezada por el cotitular cegetista Héctor Daer, rechazó la propuesta oficial de aumentos de apenas 1% mensual y convocó protestas para esta semana. “Con salarios de miseria no hay sistema de salud que funcione”, sentenció Daer.

En este contexto, la idea de sentarse a dialogar con un gobierno que impone techos a las paritarias genera tensiones internas. Pero también hay sectores que ven en esa instancia una posibilidad para evitar una radicalización que los deje fuera de juego.

¿CGT en el Consejo de Mayo?

La gran incógnita es si Gerardo Martínez (UOCRA) será el representante cegetista en el Consejo de Mayo, iniciativa que el Gobierno presenta como un espacio para consensuar reformas laborales. Su eventual participación sería leída como una señal de moderación, pero también provocaría una reacción inmediata del ala kirchnerista.

La UOM, bajo el liderazgo de Abel Furlán, ya pidió formalmente a la CGT la elaboración de un “plan de lucha sostenido” contra el ajuste y en defensa de Cristina Kirchner. SMATA, que paralizó plantas automotrices en el conurbano, también muestra músculo. Ambos gremios lideran una ofensiva interna que, según aseguran, cuenta con el respaldo de más de 70 sindicatos.

En paralelo, se organiza una marcha contra el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, promovida por el nuevo Frente de Lucha por la Soberanía, integrado por la CATT, las CTA y movimientos sociales. Algunos dirigentes como Juan Carlos Schmid, que participa tanto en la CGT como en esta protesta, muestran el grado de ambivalencia que reina hoy en la central.

Moyano, entre el respaldo oficial y la interna familiar

En el entorno de Hugo Moyano se registraron movimientos clave. El jefe camionero desautorizó públicamente a su hijo Pablo por haber visitado a Cristina Kirchner sin consultarlo y, a la vez, firmó un aumento salarial que se ajusta al techo oficial del Gobierno. Fue un guiño político que lo posiciona como interlocutor válido para el oficialismo, mientras refuerza su alianza con otros referentes del “ala moderada”.

Sin embargo, las tensiones internas no se limitan a la relación entre padre e hijo. En las 62 Organizaciones —histórico brazo político del sindicalismo peronista— conviven Karina Moyano, cercana a Pablo, y sectores enfrentados liderados por José Ibarra y respaldados por Hugo y Facundo Moyano. La disputa de poder es total.

Una CGT en ebullición rumbo a octubre

La elección del nuevo secretariado, prevista para la primera quincena de octubre, se presenta como una batalla decisiva. No seguirán los actuales cotitulares Héctor Daer y Carlos Acuña, y ya se discute el modelo de conducción. Algunos proponen abandonar el triunvirato y volver a un secretario general único.

En ese sentido, resurge la idea del “modelo Ubaldini”: un dirigente de bajo perfil, sin compromisos internos, que sirva como figura de consenso. Pero la historia demuestra que esa estrategia puede ser riesgosa: Ubaldini terminó enfrentando a quienes lo impulsaron. Un escenario que muchos dirigentes cegetistas preferirían evitar.

Mientras tanto, las tensiones internas, las paritarias congeladas y el dilema de sentarse o no con el Gobierno anticipan una CGT agitada y dividida. El futuro de la conducción sindical se juega tanto en las calles como en las oficinas donde se deciden listas y alianzas. Y cada decisión puede marcar un quiebre.

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