Daniele puentea a Passerini y va por un “subsidio provincial” para el Suoem

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El FESIMUPC (Federación de Sindicatos Municipales del Córdoba) es el plafón desde el cual Daniele decidió lanzar su nueva ofensiva contra el oficialismo de Córdoba. Aunque, desde esta semana, ya no dirigirá sólo en contra de la Municipalidad, sino también hacia el Centro Cívico.

La intención del líder gremial es utilizar la estructura de la federación para que los municipales, que ya están en conflicto en San Francisco, sostengan la presión desde el pago chico del gobernador, y que el Sindicato de Trabajadores Municipales de Río Cuarto, que tampoco viene de tiempos de paz, reactive sus protestas siguiendo la huella que el Suoem marca en Córdoba.

La FESIMUPC, nueva arma a la que recurre Daniele, está integrada, además del Suoem Córdoba, por los sindicatos regionales de San Francisco, Cosquín y Bell Ville, más los sindicatos de los municipios de Río Cuarto, Marcos Juárez, Arroyito, Villa Giardino y Cruz del Eje. Los primeros tres, tienen incidencia en sus ciudades y en las localidades aledañas. Los demás, se circunscriben a sus municipios de origen.

El secretario general de la Federación es Víctor Lescano, también titular del Suoem San Francisco. Lescano tiene una relación dual con el municipio que conduce Damián “Peta” Bernarte. Por un lado, actúa con beligerancia, como un gremialista combativo. En paralelo, su esposa es concejal por el oficialismo con el que Lescano contiende, y ajusta sus votos a lo que ordena el Ejecutivo. Vaya a saber qué compromiso pesa más.

El otro sindicato con peso específico de los que actúan bajo el paraguas de la FESIMUPC es el de Río Cuarto. El Sindicato de Empleados Municipales de la capital alterna fue liderado durante décadas por Walter Carranza, cuya conducción siempre complaciente con la Municipalidad. Poco tiempo atrás, la Secretaría General fue conquistada por Jorgelina Fernández, y bajo su conducción el sindicato ha crecido en beligerancia siguiendo la línea del Suoem Córdoba.

Al menos desde sus publicaciones en redes sociales, ambos han manifestado hacerse eco de la convocatoria de Daniele para intentar provincializar el conflicto, bajo el entendimiento de que la realidad presupuestaria de sus municipios no admite otorgar aumentos que emparden la inflación, con lo cual la atención a sus reclamos queda condicionada a los fondos que la Provincia pueda volcar para descomprimir las cuentas municipales.

Hay quienes aventuran una lectura osada de la situación, y entienden que el reclamo de los sindicatos puede, en cierta medida, acoplarse al reclamo sordo de los municipios para recibir mayor asistencia financiera de la Provincia. Aunque, de llegar tal asistencia, de seguro lo hará por canales indirectos, haciendo imposible verificar dicha interpretación.

Al mismo tiempo, la decisión del Suoem de llevar el conflicto a la escala provincial puede tener en vistas que, de decretarse una conciliación obligatoria, será más fácil ignorarla si se trata de un reclamo unificado de todos los municipales, y no de una demanda de un sindicato en particular.

El jueves por la noche, el Palacio 6 de Julio se debatía entre solicitar la conciliación obligatoria a la secretaría de Trabajo el viernes o esperar hasta esta semana. No hay todavía novedades a ese respecto, pero la semana que comienza hoy tiene apenas tres días hábiles, con lo cual no sería extraño que el municipio deje correr el reloj para ver qué profundidad alcanza la convocatoria del Suoem.

Por lo pronto, el gremio anunció que dará continuidad a las asambleas de dos horas por turno, realizará medidas “sorpresivas” y, probablemente, organizará una nueva movilización hacia las oficinas que el Ente de Fiscalización y Control tiene en calle Colón al 3500.

En su paso por la Municipalidad de Córdoba, el gobernador demostró ser capaz de confrontar con el Suoem para alcanzar un equilibrio razonable en la dedicación presupuestaria al pago de sueldos, que oscila alrededor del 40 por ciento de los ingresos. Para hacerlo redujo la jornada municipal, limitó el acceso del sindicato al manejo de información sensible, y desconcentró las Áreas Operativas, además de crear entes descentralizados capaces de absorber algunas de las funciones que los municipales se negaban a realizar si no se atendía a cada uno de sus reclamos, empoderando, por caso, al COyS, la Tamse y el Ente Bio Córdoba, creando el programa de Promotores de Convivencia y asignando funciones al programa de Servidos Urbanos. Contó, vale señalarlo, con el hándicap de la pandemia.

Hoy el contexto ha cambiado. El ajuste hacia los sindicatos públicos que ostentan salarios muy por encima de los que se pagan en el sector privado, sin atravesar mecanismos objetivos de selección de personal, está ampliamente legitimado por la sociedad, que lo reclama. Pero el peronismo no cuenta con el paraguas que en su momento ofreció el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), y necesita reforzar su capacidad de gestión para encaminarse a un escenario electoral complejo en octubre e insondable en el 2027.

Queda por ver si los cambios que consiguió Llaryora pueden consolidarse, para convertirse en estructurales, o si al Suoem le queda resto para sostenerse como la “aristocracia obrera” que años atrás conceptualizó un renombrado laboralista radical.

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

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