El FMI sostiene el ritmo de crecimiento para Argentina, pero analistas anticipan efectos contractivos

ECONOMÍA Mariano Boettner*
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El Gobierno y el FMI mantuvieron las proyecciones de crecimiento para la economía argentina este año, en el 5,5%, mientras el mercado comenzó a reajustar sus estimaciones a la baja por un impacto inicial esperado por la puesta en marcha de la nueva fase del plan económico.

En el equipo económico se espera un efecto concreto de grandes inversiones que puedan concretarse en el marco del RIGI y los analistas privados contraponen que habría una primera secuela en el nivel de actividad, que interrumpirá la tendencia de varios meses de recuperación sostenida, aunque esperan que desde el tercer trimestre podría volver a ser retomado.

Febrero, la última foto de la marcha de la actividad económica previo al respingo inflacionario de marzo y a la volatilidad cambiaria que precedió al acuerdo con el Fondo Monetario, mostró una marcada mejora de 0,8% mensual. Pero por las razones recién mencionadas, el tercer mes del año podría haber frenado.

“Este marzo tuvo menos días hábiles que el del año pasado. Entonces te quedan menos días para hacer más cosas, lo mismo comparado a febrero, también tuviste un mes difícil con la aceleración de la inflación, y con incertidumbre cambiaria, que eso siempre te pega”, dijo Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra.

“La pregunta la vamos a ver en abril con el nuevo esquema cambiario. La inflación, si bien veíamos un poquito por debajo de marzo pero arriba de 3%, y los salarios van a perder significativamente contra la inflación los próximos dos meses, por lo que el poder adquisitivo se puede resentir, y también ha habido una fuerte suba de la tasa de interés. No la del Banco Central, pero sí la de referencia para la economía, las Letras del Tesoro, todo el sistema bancario, el plazo fijo, las tasas de préstamos”, concluyó.

Un informe Equilibra lo resumió: “Con salarios reales más bajos y tasa de interés más alta, parece inevitable anticipar un impacto ‘estanflacionario’ -más inflación y menos actividad- en los próximos meses. De aquí deriva otro riesgo: que el deterioro de los ingresos y de la actividad erosionen el apoyo social al gobierno, que es clave para que el programa con el Fondo funcione. En un mundo en plena guerra comercial, en el que reina la incertidumbre, los activos argentinos -que son particularmente volátiles- pueden tener menos demanda, aun cuando el programa económico genere expectativas positivas en la comunidad financiera internacional”.

Por su parte, el Grupo SBS también recogió que hay un “sesgo bajista” en indicadores anticipados de marzo que atribuyó a “la escalada en la volatilidad y la incertidumbre que tuvo lugar durante la segunda mitad de marzo”. En ese contexto identificó elementos al alza y a la baja. Entre los primeros, una recuperación esperada del consumo, expansión del crédito, el empuje del sector hidrocarburífero y mayores inversiones por la mayor flexibilidad cambiaria.

Como contrapeso, destaca la posibilidad de un repunte sostenido de la inflación, una apreciación cambiaria que puede mantenerse si el dólar flota en la parte baja de la banda, deterioro por esa razón en las cuentas externas, algún viento de frente financiero internacional como una suba en la tasa de interés y precios internacionales de las materias primas a la baja en un contexto de guerra arancelaria global.

Por su lado, LCG mencionó que “para adelante, proyectamos un sendero de crecimiento débil y algo más errático, sujeto al impacto del reacomodamiento de precios relativos pendiente, y concentrado en pocos sectores. Para 2025 estimamos un crecimiento en torno al 5% anual, apalancado en un arrastre de 3,6 puntos porcentuales. Punta a punta, esperamos un crecimiento del 3% anual”.

En los despachos oficiales celebraron ese dato de febrero, señalaron que está relacionado con el ordenamiento macro y que empieza a rozar el nivel máximo que había tocado según el EMAE en 2017. Ese crecimiento estaría “apoyado por la continua recuperación de los salarios reales, así como por las reformas destinadas a aliviar las costosas restricciones cambiarias y los obstáculos a la inversión y el empleo”, dejó saber el equipo económico.

Uno de los asesores del ministro de Economía Luis Caputo, el director del BICE Martín Vauthier, que sigue con detalle los números de la actividad económica, estimó que “la economía se encuentra en el mayor nivel desde junio de 2022, 4,6% por encima de noviembre de 2023, y a sólo 0,3% del máximo histórico de noviembre de 2017″.

El equipo técnico del FMI también dio su veredicto sobre lo que espera para este año. En términos globales, esta semana el organismo actualizó sus proyecciones económicas mundiales y apuntó que habrá una desaceleración este año por la guerra arancelaria que inició el gobierno de los Estados Unidos.

Argentina quedó a salvo porque el 5,5% de variación del PBI fue sostenido. Solo India, según el WEO, crecería más este año, con 6,2%. Los números de expansión esperada no es estrictamente comparable entre países, ya que en el mismo caso de la India, es un país que viene de un crecimiento sostenido por décadas, y Argentina enhebró dos años seguidos de caída (1,7% y 1,6%, respectivamente).

“Se espera que el crecimiento del PBI real se expanda alrededor de un 5,5% este año y converja a alrededor del 3% en el mediano plazo, apoyado por la implementación de una agenda de reformas orientada al crecimiento y sólidas perspectivas en los sectores de energía y minería”, planteó el Fondo Monetario en el último documento.

“Todavía mantenemos la mejora del 5,5% para Argentina. Y esto está relacionado con las sorpresas positivas que hemos visto a pesar de un ajuste fiscal muy fuerte. Creo que la recuperación de la confianza ha influido en gran medida en este pronóstico”, aseguró Petya Koeva-Brooks, directora del departamento de investigación del FMI.

En una visión incluso más allá, el organismo alertó sobre los riesgos de que Argentina, por el perfil productivo que pueda adoptar, caiga en lo que se conoce como la enfermedad holandesa: muy fuertes ingresos de divisas por exportaciones de recursos naturales que aprecian en exceso la moneda local. “Será fundamental garantizar la gestión adecuada de los ingresos extraordinarios de exportación para limitar los riesgos de enfermedad holandesa”, planteó el staff del Fondo.

Fue una advertencia que hizo el FMI al referirse a la necesidad de que el país cuente con mayor cantidad de inversión extranjera directa (IED), algo que podría llegar apuntalado por el RIGI. “Se espera que la IED se vea respaldada por el nuevo programa de incentivos para grandes inversiones (RIGI), que ofrece seguridad fiscal y regulatoria a los inversores. El programa ha atraído más de USD 12.000 millones en ofertas de inversión”.

El presidente Javier Milei, en una entrevista sobre el cierre de la semana, salió a descartar esa posibilidad. “Es una estupidez eso. Porque, en realidad, vos vas a generar todos esos ingresos y sí, claro. la moneda se va a apreciar. Cuando vos generás todos esos ingresos, toda esa riqueza en estos sectores, no vas a tener ni pérdida de empleo ni nada por el estilo porque se va a crear una una economía de servicios monstruosa (sic) que es intensiva en trabajo, con lo cual, el nivel de vida de los argentinos va a mejorar fuertemente”, concluyó el jefe de Estado en declaraciones a A24.

 

 

* Para www.infobae.com

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