Las intimidades que el Papa Francisco reveló en una entrevista que autorizó publicar después de su muerte

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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En una entrevista inédita concedida al periodista Nelson Castro, el Papa Francisco compartió detalles íntimos sobre su elección como Sumo Pontífice, su vida personal, y cómo manejó la ansiedad, el dolor y las neurosis a lo largo de su vida, entre ellas, en el momento de la elección en el cónclave de cardenales, aspectos de su rutina o de su rol pastoral durante la última dictadura militar.

El reportaje fue autorizado por Francisco a ser publicado después de su muerte, se publicó en El Trece, y ofrece una visión única de sus emociones profundas.

Sobre el momento en que fue elegido Papa, expresó que no sintió ansiedad, “sino paz”. Según señaló, este momento fue desconcertante al principio, ya que no sabía qué esperar del proceso del cónclave. “La primera elección fue muy dispersa”, recordó. Sin embargo, fue en la segunda votación cuando comenzó a intuir que algo importante estaba ocurriendo, ya que varios cardenales se acercaron a hablar con él después del almuerzo. Durante ese tiempo, tenía “mucha paz y rezaba el rosario tranquilo”.

El cardenal (Cláudio) Hummes, quien estaba a su lado durante el proceso, le susurró palabras de aliento, frente a la sorpresa de que la votación se estaba inclinando en su favor: “No te preocupes, el Espíritu Santo actúa así”. Cuando finalmente fue elegido, Francisco recordó cómo el júbilo de los asistentes fue evidente, con aplausos que marcaron el final de la tercera votación de la tarde. En ese instante, Hummes le dijo: “No te olvides de los pobres”, una frase que marcó profundamente al Papa y lo determinó para elegir el nombre que le signaría su Pontificado. “Me quedé pensando en los pobres, los pobres... pá! y San Francisco”, ilustró.

El Papa también compartió detalles sobre su vida cotidiana, sus sueños y su capacidad para dormir. “A veces sueño cosas lindas, recuerdos, pero no cosas que me torturen”, afirmó, pero reconoció que no es de soñar mucho durante la noche. Su rutina diaria es bastante estricta: “Agarro eso de las 9, voy a la cama, leo hasta las 10, y a las 4 estoy levantado”, comentó. Además, reveló que tiene un “reloj especial” en su cerebro, ya que suele despertarse tres minutos antes de que su despertador suene.

El Sumo Pontífice habló también sobre el “dolor ajeno” y cómo los sufrimientos de los niños, los ancianos y los pobres le afectan profundamente. “Los chicos que están muriendo de hambre, y en países que podrían solucionar el problema. Chicos soldados, el problema de los niños y de los ancianos abandonados me toca mucho”, lamentó.

Sin embargo, también se mostró reflexivo sobre su propia salud emocional, y destacó la importancia de comprender las neurosis. “Hay que cebarle mate a la neurosis, hay que acariciarla. Son compañeras de toda la vida”, sostuvo. “Una vez -continuó- leí un libro que me reí a carcajadas: “Alégrese de ser neurótico”. Conviene uno saber en dónde le chillan los huesos. ¿Dónde chillan los huesos espirituales? Donde le pica el mate... La neurosis es querer hacer todo rápido, ¿no? Frenate. “Festina lente”, decián los antiguos... “apurate despacio”. Uno las va reconociendo".

Según Francisco, a la ansiedad “la tengo bastante domada”. “Tenemos que estar atentos a las neurosis, porque son partes constitutivas de las personas”, remarcó.

El Papa también reflexionó sobre las dificultades que enfrentó en su juventud, especialmente durante la última dictadura militar en Argentina, en 1976, y cómo buscó ayuda de una psiquiatra para sobrellevar el peso de esos momentos. Fue la única vez que requirió ese tipo de consultas, frente al “problema de rescatar gente”. “Fui a ver una señora, era una gran mujer, me ayudó con explicaciones y consejos”, relató. “A hondazo limpio me aconsejaba. Fueron 6 meses que me ayudo muchísimo. La doctora Rubel, una gran mujer”, añadió.

“Creo que todo sacerdote debe saber algo de la psicología humana. A veces algunos saben por sabios. Estudiar psicología hoy es necesario para pastorar”, amplió.

En ese marco, Francisco reconoció que esa experiencia le fue sirviendo “con el tiempo”. “Me ayudó para clarificar con algunas cosas, ciertos mecanismos y miedos que me venían. Imagínese; llevar escondido en el auto de atrás a uno, tapado con una frazada y pasar tres controles de Campo de Mayo desde Buenos Aires a San Miguel. La tensión era difícil, ¿no?“, rememoró.

En otro pasaje del reportaje, reveló sus grandes tristezas, como la muerte de sus padres y otros momentos dolorosos de su historia personal y eclesiástica. “Tristezas he tenido muchas, situaciones de dolor humano. La muerte de papá, de mamá; son tristezas hondas, de familia. O son tristezas o preocupaciones de momentos históricos que nos tocó vivir. A veces me manejaron ellos a mí. (Hay que dejar) que se vayan. El dolor, usted sabe cómo es. El dolor, si uno es auténtico con el sufrimiento, (piensa) ‘estoy sufriendo’, pero el sufrimiento no se va”, dijo.

Aunque reconoció que en ocasiones se enoja, el Papa aseguró que no guarda rencores. “Me arrabio (sic), como dicen acá, a veces digo ’pucha, ¿por qué pasó esto?, qué salame’. Pero de ahí no pasa, no guardo rencores”, explicó. “Por ahí hay una cosa me disgusta, que sé yo, o me la callo para siempre sin rencor o lo enfrento, me hace daño guardar rencor”, agregó.

En otro momento, Francisco habló sobre su estado de salud, que le representó varias complicaciones en los últimos años. “Tengo una dieta. Se descubrió donde estaba el origen. Es un desequilibrio entre el páncreas y el hígado. Tengo una dieta que regula eso. No hacer esa dieta era lo que me sobrepasó el peso. Pero no era ese el problema, el problema es que no andaba bien”, puntualizó.

Las exequias públicas del papa Francisco comenzaron este miércoles con una solemne ceremonia que marcó el inicio de tres días de recogimiento y oración. El féretro del pontífice, quien falleció el lunes a los 88 años debido a un ictus, fue trasladado desde la residencia de la Casa Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro.

El cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Iglesia Católica, presidió la oración inicial antes de que el féretro comience su recorrido. La procesión pasó por la Plaza de Santa Marta y la Plaza de los Protomártires Romanos, antes de llegar a la Plaza de San Pedro.

 

 

Con información de www.infobae.com

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