Por Carlos Zimerman
Pensar que una persona toda su vida piense lo mismo y actúe de forma similar a los sesenta que a los veinte es de ignorante o necio, si ese pensamiento proviene de un periodista, quizá estemos en presencia de lo que Milei llama, y con mucha razón, "ensobrados".
Luis Juez a lo largo de su vida política fue cambiando y mucho, de ello no hay duda alguna. Seguramente habrá cambiado en muchísimas otras cosas de la vida no pública, como nos pasa a todos. ¿Quién puede decir que le gusta a los sesenta lo mismo que a los veinte?, nadie, y si ello pasa estamos en presencia de una persona que no evoluciona y no se "aggiorna" a la vida misma.
La política Argentina cambió y mucho en los últimos 40 años, las circunstancias que vivió el país llevaron a ese cambio. Quienes estamos cursando la sexta década mayoritariamente nos enamoramos de Alfonsín, de su irrestricta defensa de la democracia y la república, de su coraje para enjuiciar a las juntas militares, de sus discursos y de una forma de actuar en política que tenía que ver con el momento que al padre de la democracia le tocó gobernar. Hoy seguramente seguimos apoyando esos valores fundamentales de Alfonsín, pero en otros aspectos lo discutiríamos y mucho, forma parte de la evolución de la persona misma, de la sociedad en su conjunto. La Argentina de 1983 no es para nada la misma que la de 2025, no tiene nada que ver.
Juez transitó todos los caminos de la política que tenían como eje principal el bien de la Argentina y de los Argentinos, nunca lo vimos en cosas "raras" ni defender ideas que no sean las democráticas y republicanas. En el fondo siempre fue el mismo, los valores fundamentales se mantuvieron incólumes a lo largo de su extensa carrera. Acertó muchas veces y se equivocó muchas más, pero siempre siendo respetuoso de su pensamiento, sin dejarse condicionar por las conveniencias personales. Su pelea con Nestor Kirchner que todos conocemos es un fiel ejemplo: el ex presidente quería imponer el juego en Córdoba Capital y ello le iba a valer a Juez el apoyo incondicional de un presidente con alta aprobación popular y por sobre todo el económico para poder llegar a su gran objetivo que es la gobernación, sin embargo, fiel a sus principios, Juez le dijo que no, eso no lo destacan los "ensobrados" analistas de la política.
Hoy Juez se siente identificado con las ideas de la libertad, las que expresa el presidente Milei y está bien que se exprese a favor, no hace otra cosa que ser absolutamente genuino con su accionar en 40 años de vida política.
Los políticos en Argentina serían mucho más confiables si actuarían con honradez y no le tendrían miedo a la evolución lógica que tiene cualquier ser humano a lo largo de su vida, eso se llama ser genuino, una palabra casi en extinción en el ambiente político, una palabra que identifica a Juez y que seguramente es su gran capital, el que le permite seguir estando vigente desde hace cuarenta años y ser uno de los senadores en ejercicio con mejor imagen positiva.
Juez comenzó su carrera hacia el 2027 y lo expresa abiertamente, hace ejercicio de su derecho a manifestarse y no guardarse nada, dice lo que otros esconden y por ello es criticado por los "ensobrados", solo que ahora, en esta nueva Argentina, la gente se da cuenta mucho más quien es genuino y quien no.