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“No hay peleas. Martín Llaryora quiere lo mismo que Daniel Passerini: una solución para el transporte en Córdoba. Martín necesita que Daniel haga una buena intendencia si quiere ser reelecto en 2027, porque su base de votantes está en la capital”. La reflexión de un encumbrado integrante del gabinete del gobierno municipal procura aplanar las disputas que han rodeado, desde su presentación misma hace ya tres meses, al desarrollo del Sistema Integrado de Transporte Metropolitano.

Considerado clave por ambas administraciones, el proyecto intenta aportar soluciones a crónicas deficiencias en la prestación de los servicios públicos de transporte, dentro de la ciudad capital y en las conexiones con su área metropolitana. El desordenado crecimiento demográfico de la región, en la que viven más de dos millones de personas, no ha sido acompañado con un planteo de integración, mucho menos una debida planificación.
 
La potencialidad del proyecto también avala especulaciones. Más de un funcionario esperaría adjudicarse, siquiera parcialmente, la autoría de la iniciativa si esta resultase exitosa. Cuanto menos, despejar el camino de potenciales rivales. Consecuentemente, calculadas operaciones se denuncian desde las áreas involucradas, especialmente las específicas de Transporte, en la Municipalidad y en la gobernación provincial.

En la cúspide de ambas gestiones prefieren destacar coincidencias y necesidades comunes sobre las que se sustenta el diseño. Sin negar tensiones, particularmente entre quienes albergan expectativas electivas hacia 2027, prefieren remitirlas a las bases.
“Hubo retos, sí. Cuando empezaron las filtraciones y las operaciones hubo tirones de orejas. Pero fue a segundas y terceras líneas. Muchos operan hacen años con temas de transporte. Pero el 1 y el 2, Martín y Daniel, saben cómo viene la mano”, afirma la misma calificada fuente.
La prédica de Daniel Passerini
Los primeros tironeos llegaron por la autoría del proyecto propiamente dicho. Su puesta en marcha había sido anticipada a Letra P, en los primeros días de mayo, por voces municipales.

Las mismas fuentes precisan, tiempo después, que el plan original fue concebido en el Ente Metropolitano, que es presidido por Rodrigo Fernández, quien también oficia como secretario de Gobierno y titular, interino, de la secretaría de Movilidad Urbana, cartera que contiene a Transporte.

Funcionario clave para la gestión municipal, Fernández recorre múltiples vías de diálogo y gestión, dentro y fuera de la ciudad. Muchos lo suman al pelotón de potenciales candidatos a la intendencia en 2027. Desde su despacho piden bajarlo de cualquier especulación, a tono con la prédica diaria de Passerini.

Desde el mismo Palacio 6 de Julio apelan a diluir otras dudas con una mirada que ubica a la gestión municipal en el centro. El futuro sistema, explican, funcionará como una ampliación del esquema de transporte urbano de la ciudad, mediante acuerdos impulsados desde la intendencia con los otros municipios y firmas de concesiones en pleno uso del poder concedente.

El cuidado de Martín Llaryora
La centralidad de la Municipalidad en el nuevo sistema es relativizada en la secretaría de Transporte provincial. Desde allí ubican a su titular, Marcelo Rodio, como actor central. Incluso, con suficiente hilo para anudar decisiones propias.

En esa dirección recuerdan que, al momento de la presentación formal del proyecto, en septiembre, él obró como miembro informante. También destacan que los permisos para el servicio interurbano son otorgados desde su cartera. Anticipan, además, que para el próximo año esperan avanzar con una licitación para nuevas concesiones.

 
Propios y extraños reconocen dos cualidades a Rodio: su conocimiento completo del ecosistema del transporte público y su confeso deseo de ser intendente de la capital.

Parte del pelotón de potenciales candidaturas, quienes lo conocen desde hace años lo ubican cercano al gobernador, lo que habilita interpretaciones sobre el interés del sanfrancisqueño por capitalizar para su propio equipo un probable éxito. En corrillos del Panal dicen que el vínculo entre ambos no pasa por su mejor momento. “A Martín no le importa quién saque rédito. Lo primordial es la gestión”, aseguran a Letra P.

El lugar de Rodrigo Fernández y Marcelo Rodio
En paralelo a la primera concesión de servicios urbanos a empresas del transporte interurbano deberá quedar conformada la Unidad Ejecutora del proyecto del sistema integrado.

El mismo estará compuesto por cinco personas: dos representarán al gobierno provincial, descontándose que Rodio será una de ellas; dos al gobierno municipal, entre las que se destaca Gabriel Martín, asesor letrado de extrema confianza de Passerini; una por el Ente Metropolitano, el mencionado Fernández.

De esos nombres uno oficiará como presidente de la Unidad. Aunque se trate de un cargo de corte administrativo, su ejercicio garantizará una mayor exhibición pública. Es decir, una ventana de exposición en un año que también será electoral.

El difícil equilibrio será menester para evitar nuevos roces. En una y otra sede admiten que un eventual tropiezo podría incrementar los bríos de una oposición que cuenta las costillas a ambas gestiones. Sobre todo a la municipal, a la que perciben paralizada.

Como contracara, confían en que un éxito del nuevo esquema podría potenciar el juego conjunto de los nuevos hombres fuertes del Partido Cordobés. Al intendente, que afronta un primer año repleto de restricciones económicas. Al gobernador, en su desafío de mostrar un Estado presente para llevar soluciones que el mercado por sí solo no provee.

Mientras tanto, los mensajes de trabajo conjunto tienen doble destinatario: la UCR, a la que responsabilizan por la pauperización de los servicios básicos en la capital; el peronismo de Córdoba, con sus apuros y sus internas.

Con información de Letra P

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