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Argentina y EEUU: se requiere sintonía fina para evitar afectar la relación bilateral

POLÍTICA 26/02/2024 Rosendo FRAGA
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La presencia de Javier Milei en la Convención de Acción Política Conservadora de los Estados Unidos plantea la cuestión del posicionamiento que han adoptado los presidentes en las campañas electorales de otros países.

Décadas atrás, en el campo de las relaciones internacionales entre Estados, regía el principio de no intervención de uno en los conflictos y competencias políticas internas de otro. Esto ha cambiado en los años recientes a consecuencia de hechos como la globalización, el rol de las redes sociales y la crisis de las organizaciones y fuerzas políticas tradicionales.

En América Latina, esto se ha hecho evidente en los últimos años en función de las tendencias ideológicas. Los presidentes suelen apoyar y recibir a candidatos opositores de otros países, con los cuales coinciden ideológicamente.

Un escenario de esto ha sido la relación entre Argentina y Brasil. Lula da Silva y el kirchnerismo se articulan políticamente, como también lo hacen Javier Milei y Jair Bolsonaro. Este abandono de la prescindencia o neutralidad no favorece las relaciones entre Estados cuando coexisten administraciones de ideología diferente. La relación con Bolsonaro no fue fácil para Alberto Fernández mientras que sí lo fue para Mauricio Macri. Al mismo tiempo, la relación de Lula con Fernández resultó mucho más fácil que la que ahora comienza a tener con el nuevo presidente argentino.

Pero se ha dado ahora un hecho singular: un presidente argentino que asume un rol electoral en la campaña estadounidense. La semana pasada el senador Marco Rubio, quien tiene el papel más relevante para el Partido Republicano respecto a América Latina, estuvo en Buenos Aires y se tomó “selfies” con Milei para usarlas en su campaña electoral. Es que la popularidad del nuevo presidente argentino en el electorado hispano-estadounidense es alta.

La atención que prestó Donald Trump a Javier Milei en la conferencia conservadora, que de hecho constituyó el inicio de la campaña electoral del precandidato republicano, fue singular. En la comunicación política de hoy valen más las imágenes que los hechos. En este sentido, aunque Milei haya estado sólo un minuto y medio con Trump, la foto del abrazo entre ambos y de las mutuas felicitaciones constituyen un hecho relevante en la efectividad de una comunicación política cada vez más breve y segmentada.

Pero adquiere más importancia el hecho de que Trump, en su discurso, hiciera elogiosas referencias al presidente argentino y que adaptara su lema “Make America great again” con los propósitos de Milei, cambiando “América” por “Argentina”.

Historiadores estadounidenses sostienen que esta será la elección presidencial más polarizada en términos ideológicos desde la guerra civil. Es que la “grieta” se encuentra en su máxima expresión. Las relaciones entre Biden y Trump no pueden ser peores en estos términos.

En este sentido, Milei ha hecho un afinado ejercicio de diplomacia. El viernes 23 recibió en Casa de Gobierno al Secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, con quien no sólo coincidió en los temas de la agenda bilateral, sino que se sacó fotos con el presidente argentino desde el mismo balcón de Casa Rosada mirando hacia la gente, en que lo hacía Perón. Al día siguiente, Milei fue al encuentro con Trump.

El presidente argentino parece haber sorteado el riesgo. En 48 horas tuvo su primera reunión con el responsable de las relaciones exteriores de la Administración Biden y al día siguiente con el precandidato republicano. Pero Milei debe contemplar que la campaña electoral estadounidense se irá endureciendo en los próximos meses y eso puede exigir más prudencia.

Además, las buenas relaciones con la Administración Biden pese a las diferencias ideológicas pueden verse afectadas en el ámbito económico. Es que la Secretaría del Tesoro registraría cierta contradicción entre la posición política de Milei y el apoyo económico que la Casa Blanca le está dando en la relación con el Fondo.

La política internacional tiene sutilezas. “Yo soy Trump, Bolsonaro y el partido Vox de España en Argentina” fue una consigna constante del presidente libertario, ratificada en su encuentro con Trump. Pero hay diferencias. El candidato republicano es un crítico del presidente ucraniano Volodimir Zelensky, mientras que el argentino le brinda un franco y total apoyo. El nacionalismo de Trump es mucho más marcado que el de Milei. La globalización es un enemigo para Trump, no así para el presidente argentino. En cambio, en medio ambiente y política de género las posiciones son coincidentes.

Probablemente en los próximos meses las relaciones bilaterales requieran una sintonía más fina para evitar que la dureza en la cual entrará la campaña electoral estadounidense, se traslade a las relaciones bilaterales.

Fuente: Infobae

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