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El cogobierno de Martín Llaryora bajo la lupa, el caldo radical por la interna y el apriete de García Aresca

POLÍTICA 04/02/2024 Agencia 24 Noticias Agencia 24 Noticias
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El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, anunció la descentralización de decisiones de gestión en tres rubros que topean las demandas ciudadanas al veinteañero cordobesismo: salud, educación y seguridad. El intendentismo tendrá mayor injerencia en la definición de políticas públicas que, nadie ignora, son de estricta competencia provincial.

El cogobierno que propone el peronista que ocupa el despacho principal en el Panal machea con su intención de construir el Partido Cordobés, un experimento político que excede la coalición meramente electoral para elevar el nivel a una escudería multipartidaria de gente que quiere trabajar por el bien común, más allá de la rosca, vende el mandatario.
 
Ahora bien, hay una letra pequeña que el intendentismo, del palo y no tanto, empieza a desentrañar. Esta socialización de responsabilidades supone también el costo político asociado y la experiencia histórica enseña que muchas veces una buena idea queda atrapada en el barro de la política.


Dos ejemplos. En 1984, el radical Ramón Bautista Mestre decidió crear las escuelas municipales, ubicadas en zonas periféricas de la capital. El autodenominado “soldado de Cristina Fernández de Kirchner ” Daniel Giacomino, fundó un hospital de alta complejidad excediendo su competencia de atención primaria de la salud, como el primero, en educación.

Hoy, el Hospital Príncipe de Asturias funciona a media máquina y tiempo después fue el hijo del prócer de la UCR, Ramón Javier Mestre, el que exigió la compensación por prestaciones educativas que brindaba la ciudad. El entonces gobernador, Juan Schiaretti, le pagó durante un tiempo, pisó los desembolsos otros meses y el pasivo que reclamaba el radical lo cobró Llaryora, apenas asumió la Municipalidad capitalina.
Se da por descontado que Daniel Passerini apoya el plan de su compañero gobernador. Letra P habló mano a mano con los responsables de los gobiernos de los bastiones más importantes del interior. Se observa un apoyo general y algunos “peros”.

Marcos Ferrer, radical que gobierna Río Tercero, muestra predisposición para colaborar si llegan fondos. “Es muy distinto trasferir responsabilidades y recursos que sólo las responsabilidades”, señaló.

El jefe boinablanca de Jesús María, Federico Zárate, trae como ejemplos experiencias exitosas como el programa de alimentación en las escuelas (PAICOR). Sin embargo, señala que los municipios tienen “cada vez mayores responsabilidades y costos en recursos humanos”. Con diferentes palabras, plantea lo mismo que Ferrer.

En el pelotón de intendencias peronistas, la postura es cerrada, previsiblemente. El sanfrancisqueño Damián Bernarte prefiere decodificar la apuesta desde el kilómetro cero de Llaryora en el plano de la obligación. “No tenemos que escatimar esfuerzos; conocemos el territorio y a nuestros vecinos; estamos en condiciones de llevar adelante esa tarea de manera conjunta”, se anota.

Como ministro de gobierno de José Manuel de la Sota, Eduardo Accastello, de Villa María, fue pionero en esta dinámica descentralizadora bajo la figura de las comunidades regionales. Da por descontado que Llaryora apoyará con recursos y defiende la participación municipal en ejes clave. Lo mismo sostiene el riocuartense Juan Manuel Llamosas, mientras que el titular de Alta Gracia, Marcos Torres, apunta que la medida, incluso, ayudará a optimizar, precisamente, recursos.

La palabra plata está expresada, aunque expresada de manera positiva. Queda claro que todo lo arregla. La pregunta es: ¿hay plata?

El caldo radical
El servicio meteorológico pronosticaba máximas de casi 40° para el sábado cordobés, el día que el radicalismo de Córdoba decidió cocinarse en el caldo de su propia interna. Temprano llegó el presidente de la UCR, el negrista Marcos Carasso, con esas chombas de algodón “transpirable”. Sabe que el sofocón emanaba de los presentes en la sala, no sólo del asfalto del casco céntrico, donde está ubicada la Casa Radical, justo frente al shopping que oficia de escenografía de las protestas y festejos locales.

La invitación proponía hablar de “realidad política partidaria actual”. Las voces experimentadas del partido centenario saben que esto es lo mismo que soltar un grito de guerra. No obstante, no se habló de la interna del 5 de mayo, que este portal anticipó en exclusiva. No se sabe si fue por la presión baja y el sopor que se asocia al calor o al temor que realmente invade a la dirigencia sobre la posibilidad de que la vicegobernadora radical expulsada, Myrian Prunotto, juegue fuerte con la banca de Martín Llaryora.

“No son tiempos fáciles”, definió una referente histórica a este medio que entiende que esta caldera humana de radicales fue una respuesta al “Giardino paralelo”, como se conoce a los eventos de decisiones determinantes que convocó para la próximos días un alfil de la número dos del gobierno provincial, Juan Polo Gait.

El intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, sindicado como el favorito para presidir el partido, llegó más tarde, se sentó al fondo junto a otras dos figuras del deloredismo, Esteban Bria y Alejandra Ferrero. Optaron por la escucha atenta, pero su sola corporeidad no conformó.

Para justificar el viaje, la dirigencia cumplidora se entretuvo con la suspensión de una autoridad de la UCR de Villa Carlos Paz que fue en alianza con el intendente vecinalista-cordobesista, Esteban Avilés. Milla Torres cruzó fuerte al presidente partidario por el tema. Fue Miriam Acosta la que pasó facturas viejas al pedir institucionalidad a su partido y no enterarse de las decisiones por Instagram, como ocurrió con el candidato a la gobernación de Juntos por el Cambio (JxC).

Los ventiladores y el aire acondicionado ya no alcanzaban a enfriar el ambiente. Carasso intentaba amenizar con el pedido de propuestas para lo que se viene.

Decidieron cerrar el plenario con una felicitación a los diputados y a las diputadas radicales por su desempeño en el tratamiento de la ley ómnibus del presidente Javier Milei. Martín Lousteau ligó de rebote. “No representa al radicalismo”, decían los revoltosos del medio.

Como llegaron al encuentro, se fueron. Bueno, con la boca más seca porque no comieron ni tomaron nada.

El apriete de Aresca y la promesa caída de Feraro
La sesión de tres días en la Cámara de Diputados dejó algunas apostillas que tienen como protagonista a la mano derecha del gobernador Martín Llaryora, “su hermano de la vida”, Ignacio García Aresca. Fue su coterráneo el responsable de llevar una “advertencia” directa al oficialismo para pechar por la coparticipación del Impuesto PAIS.

Le dijo a Martín Menem que, si no introducían ese ajuste, votaban en contra. “Ustedes son tres”, le espetó el presidente de la Cámara. En realidad, son cinco. “Pero te junto otros más”, retrucó el sanfrascisqueño. Guillermo Francos bajó la espuma y, en ese marco, tuvo que retirar la promesa de obras que había hecho a los gobernadores radicales, que entraron en tensión con Llaryora por el tema.

El diputado cordobés Luis Picat no va a dejarle pasar esta jugada al gobernador, que este lunes viajará por tercera semana consecutiva a Buenos Aires.

“Terminamos una lucha, que era no aumentar las retenciones. Ahora, hay que tener un plan para bajarlas, pero en el medio aparece el Impuesto PAIS, otra caja importante. No alcanzo a comprender la visión de Llaryora de ir detrás de ese impuesto que afecta el entramado industrial de Córdoba como las automotrices y autopartistas", remarcó a Letra P.

La relación de Llaryora con buena parte del radicalismo entró en tensión por su protagonismo en la sesiones. La historia no quedará acá, prometen.

Con informacion de Letra P.

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