PJ Capital: diferencias internas sobre el final de la campaña

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Después del cimbronazo de las PASO, con Javier Milei sorprendiendo a todos, trepado al primer escalón del podio tanto en la provincia como a nivel nacional, el peronismo cordobés luce un renovado optimismo, muy diferente de la consternación que se respiró en las semanas que siguieron al 13 de agosto.

Ahora, el oficialismo provincial se anima a vaticinar que no perderá votos en octubre, fija como el piso de sus expectativas sostener las dos bancas que conseguiría de repetirse el resultado de las primarias, y se entusiasma con la posibilidad de alcanzar una tercera, supeditada no sólo al propio desempeño sino a la performance que alcancen las otras fuerzas políticas con las que competirá el domingo próximo.

La pregunta es, ¿qué pasó en el medio? Y la respuesta de distintos dirigentes enlistados en el viguismo/schiarettismo es que la única explicación se asienta en el papel del mandatario provincial en los debates presidenciales y el trabajo territorial encarado por Alejandra Vigo. Sin reconocer al resto de la estructura partidaria responsabilidad alguna en la virtual remontada.

Los reproches van en distintas direcciones, pero tienen un común denominador: destacar la diferencia entre la constricción al trabajo territorial que existió en la campaña provincial de junio y la municipal de julio con la campaña actual, que proyecta al gobernador hacia el tablero nacional.

“La única que está muy activa es Vigo. Los coordinadores (de seccional) sólo se ponen para la foto”, grafica un dirigente del PJ Capital, en un diagnóstico que es compartido por otros tantos en las seccionales.

En rigor, es un escenario que se veía venir. Cuando las elecciones provinciales aún no tenían fecha, las tensiones entre el Centro Cívico y el Palacio 6 de Julio siempre tuvieron como epicentro el cronograma electoral. El ahora gobernador electo llegó a responder, cuando promediaba febrero que, de ser por él, votaría “mañana”, mientras desde El Panal se guardaba un cuidadoso silencio sobre el tema. Y algo no muy diferente sucedía en cuanto a la fecha de los comicios municipales.

El gobernador sabía que, una vez resuelta la sucesión provincial y municipal, poca motivación tendría la militancia en impulsar una candidatura nacional planteada casi como una coartada a la prescindencia, a la vez que buscaba fortalecer las chances de su lista legislativa.

Los disconformes ya avisan que estas diferencias hacia adentro del peronismo cordobés no terminarán el domingo.

Recuerdan que las elecciones provinciales dibujaron un escenario de estricta paridad en la Legislatura y situación de desventaja en el Tribunal de Cuentas, a la vez que destacan la importancia de las estructuras en el territorio, que fueron clave no sólo en junio, cuando la capital dio el triunfo a Martín Llaryora, sino también en las elecciones que convirtieron a Daniel Passerini en el relevo del actual intendente en el Palacio 6 de Julio.

“Los únicos que son más que el resto son Llaryora y Passerini. Debajo de ellos somos todos iguales”, apunta otro dirigente del peronismo capitalino, antes de destacar que, hacia adentro, va a tener que “reacomodarse las cosas”. 

En ese marco avanza la campaña del peronismo en la capital, con pocas instrucciones del comando central, que indica trabajar en el reparto de votos puerta a puerta. El resto de las iniciativas son definidas por los comandos de seccional, y varían entre festejos por el día de la madre, puntos fijos y visitas a distintas organizaciones.

En lo inmediato, la atención estará puesta en el domingo y el desempeño que se alcance en cada seccional. Luego, cuando los intereses directos del oficialismo ya no estén en juego en los cuartos oscuros, la tensión se concentrará adentro.

Con informacion de Diario Alfil, osbre una nota de Felipe Osman.

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