La escena transcurre en la avenida Gaona, partido de Morón, provincia de Buenos Aires. Un grupo de trabajadores interrumpe sus tareas en la calle porque llega el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Uno de ellos mantiene la amoladora en marcha unos segundos para que la cosa parezca más real. Pero nada puede evitar el aire a corto publicitario del momento.
Los operarios tienen los mamelucos impecables, algunos en color naranja y otros en amarillo. El composé es otro acierto de los productores cinematográficos. Katopodis les pregunta si pueden parar para charlar un rato. Nadie se niega, claro. Tal vez alguna queja, algún reclamo salarial, alguna puteada le hubieran dado más realismo, pero no. No había tiempo para eso. Esto era ficción y el video debía durar no más de 75 segundos, el lapso ideal para el combo de Twitter, Instagram y TikTok que pedían los estrategas digitales.
Por si no bastaba el video, Katopodis le agregó la genialidad de llamar a un paro activo en todas las obras públicas del país. De treinta minutos, claro. Y les pedía a los laburantes extras que fueran a sus casas a contarles a sus familias y a sus amigos que había candidatos que querían terminar con la obra pública en la Argentina. No hacían nombres, pero todos entendían que se estaba hablando de Javier Milei. Dicen que el candidato libertario lanzó una carcajada cuando le mostraron la filmación completa.
“No sabemos si armar algún spot de campaña nuestro, o dejar que los sigan haciendo estos tipos. ¿Qué más podemos pedir?”.
El que también se ríe mientras repasa el video de Katopodis es uno de los integrantes del equipo de campaña de Milei. Y es verdad que dudan sobre gastar el presupuesto de la elección presidencial en algunas piezas para las redes sociales, o esperar a que termine este derroche de generosidad de sus adversarios.
Y eso que todavía no habían visto lo mejor. Un par de horas después, pero en otra locación (la autopista Presidente Perón en Merlo, provincia de Buenos Aires), apareció Alberto Fernández. De traje, sonriente, como si el país fuera una fiesta, el Presidente hace su cameo y repite los mismos conceptos de Katopodis.
Alberto también se adhiere al paro activo en todo el país. “Nos van a recordar como el Gobierno que más obras públicas hizo en la historia”, arriesga, sin que nadie lo proteja del hazmerreír o de la furia ciudadana. Como decía con sabiduría el Negro Olmedo, a veces el chiste se escribe solo. El Presidente explica que él también está de huelga ante la amenaza privatista de Milei.
Las cifras catastróficas de la economía y el derrumbe social demuestran lo que cualquier argentino puede comprobar a simple vista. El paro activo del Presidente ya lleva cuatro años.
Tres horas después de las actuaciones consagratorias de Alberto y Katopodis, las pantallas de TV, las radios y los sitios de internet se llenan con una sola cifra: el 12,4% de la inflación de agosto.
Lapidario para la candidatura presidencial de Sergio Massa por donde se lo mire. No hay desgracia que se pueda disimular en las estadísticas. 80,2% de inflación acumulada, 124,4% de inflación interanual y más del 150% si se hace la proyección con la estimación que anticipan las consultoras privadas. Al tope de los aumentos, ningún consumo de ricos. Los alimentos, las bebidas sin alcohol y la salud subieron un 15% promedio. Cualquier otro candidato estaría redactando su renuncia, pero Sergio es terco.
El candidato de Unión por la Patria se pone el traje de ministro y anuncia beneficios para los monotributistas, los jubilados y los millones de beneficiarios de planes sociales. Devolución del IVA, créditos blandos, programas alimentarios. El martes ya había anunciado la quita del impuesto a las Ganancias por tres meses para 800.000 empleados de sueldos de hasta casi dos millones.
Si se diera el milagro de una victoria de Massa y llega en serio a convertirse en presidente, tendrá que ver cómo financia el show de esta nueva edición del plan platita. “Es muy fácil esto; o un gobierno para todos o para Karina y los perros”, advierte sin piedad una asesora con historia kirchnerista. Si es por lo visto en la última semana, la hermana influyente de Milei y los perros de la familia son los que tienen la gran chance de llegar a la Casa Rosada.
Massa depende ahora de que una buena parte de la sociedad decida ignorar las cifras irremontables de la economía, y de que el peronismo trabaje la ingeniería de la elección con mucha más enjundia de como lo hicieron en las primarias del 13 de agosto.
El fin de semana estuvo en Tucumán para ajustarle las cuentas al gobernador Osvaldo Jaldo y al hombre fuerte de la provincia, el enigmático Juan Manzur. En esa provincia, como en Salta y en Jujuy, Milei arrasó a un peronismo que lució asombrosamente estático en la movilización y hasta en la fiscalización. Algo parecido pasó en otras provincias y varias intendencias del conurbano bonaerense. “Esta vez no se va a repetir y nosotros vamos a entrar al ballotage”, advierten en el equipo de Massa.
Dicen que el candidato se agarró la cabeza cuando vio el video de Katopodis y Alberto. “No me ayuden más la puta madre”, es la reflexión que comparte con sus íntimos cada vez que aparece alguna de estas demostraciones de creatividad entre sus aliados.
Preocupada porque sus números no suben todavía como quisiera, Patricia Bullrich trata de ordenar una estrategia de campaña que no termina de escapar del shock de las PASO. Esta semana pudo mostrar a sus equipos, subirse a la ola del gran triunfo de Maximiliano Pullaro en Santa Fe y respirar aliviada cuando vio a Mauricio Macri nombrarla unas quince veces durante el reportaje que le dio a Diego Sheinkman en TN.
Pero a la candidata le cuesta mantener a todos los detalles alineados con su plan maestro de superar el 30% de los votos en octubre y quedarse con el ticket del ballotage frente a Milei.
Un día después de tranquilizarla con sus declaraciones de apoyo, Macri volvió a hablar con la prensa en las escaleras del hotel Libertador, donde dio un discurso para el Rotary Club, y explicó que no pensaba trabajar “para ningún gobierno” y que, si hubiera querido hacerlo, se habría presentado a elecciones. Los amigos de Patricia hubieran preferido que bajara el perfil luego de la entrevista, pero ya se acostumbraron a que todo no se puede.
El equipo de campaña de Juntos por el Cambio también evalúa en estas horas las repercusiones por las declaraciones de la candidata después de una reunión que mantuvo con los llamados curas villeros, junto a integrantes de su equipo. Allí les comentó que le envió una carta al Papa Francisco planteando su expectativa por una eventual visita del Pontífice el año próximo.
El Papa, ¿suma o resta para la elección presidencial? Las opiniones están divididas al respecto. Bergoglio siempre tuvo gestos de destrato hacia Macri y en las redes aparecieron muchas reacciones de fastidio por el guiño de Bullrich hacia el Vaticano.
Pero quienes están a favor de semejante movida lo explican como un gesto de practicidad electoral de la candidata. “Si Patricia va al ballotage contra Milei necesitamos al Papa y a la Iglesia de nuestro lado”, aseguran. Porque el libertario le ha dedicado críticas feroces a Francisco. Los resultados del 22 de octubre inclinarán la balanza y dirán quienes tenían razón.
Antes de la victoria radical en Santa Fe, y del respaldo tardío de Macri, una consultora le adjudicaba a Patricia la retención del 85% de los votos propios y del 65% de quienes votaron en las PASO a Horacio Rodríguez Larreta. El equipo de la candidata es optimista en cuanto a quedarse con el 100% del voto propio y en recuperar a muchos de los que no fueron a votar en agosto.
Mientras Massa y Bullrich raspan el fondo de la olla para pelear por un lugar en la segunda vuelta, Milei trata de no repetir las contradicciones entre sus candidatos y los economistas de su espacio. Se concentrará en la provincia de Buenos Aires, como lo hizo el martes en La Plata junto a la aspirante a gobernadora, Carolina Píparo, porque cree que allí debe mejorar bastante su caudal de votos para acercarse a un triunfo en primera vuelta.
En estas semanas, Milei parece un hombre tocado por la fortuna. Además de la ayuda inestimable que le proporcionan Alberto Fernández, el sorprendente Katopodis y el presente inflacionario de Massa, ha recibido la mejor de las noticias que podía recibir.
Mirtha Legrand lo invitó al primero de sus programas, que se emitirá en la noche del sábado 23 de septiembre. A esa hora, apenas faltarán diecinueve días para las elecciones presidenciales. El candidato ya aceptó ir con su nueva pareja, la actriz e imitadora Fátima Flores, y hay quienes creen en su entorno que si la participación resulta exitosa evaluarán con mucho cuidado si será conveniente o no aceptar la convocatoria al debate presidencial. El optimismo libertario no tiene límites.
Lo cierto es que Mirtha, la eterna diva de la tele argentina, es conocida también por sus preguntas filosas que pueden dejar fuera de juego al polemista más avezado. Milei y Fátima se prepararán como si fueran a enfrentar el examen más riguroso.
Tiempos extraños de la Argentina. Mirtha, que ha atravesado entrevistas memorables a Carlos Menem, al matrimonio Kirchner, a Mauricio Macri, y que no ha sentado en su mesa a Alberto Fernández desde que es presidente, le ofrece la expectativa (y el rating) de su debut a Javier Milei, el candidato exótico que conoció a su novia justamente en su programa y que puede convertirse en el próximo presidente. Ni a Bullrich ni a Massa, toda una paradoja.
El éxito en las PASO le dejó a Milei abierto el centro del escenario antes de las elecciones presidenciales. Las próximas semanas mostrarán si está a la altura de asumir el desafío de un país desconcertante. Una embarcación a la deriva que ha cambiado demasiadas veces el timonel y que sigue sin encontrar el rumbo.
Fuente: Infobae