




Por Carlos ZIMERMAN
Seguramente que para una persona de bien, decirle inmoral, debe ser el peor de los insultos, la mancha más grande y una vergüenza difícil de sacarse en el futuro.
Descarto por completo que las actuales autoridades del Gobierno Nacional tengan algún tipo de moralidad y por sobre todas las cosas sean personas de bien.
Lo que le están haciendo pasar a la gran mayoría del pueblo Argentino, a esos que ellos dicen proteger, querer y defender, no tiene nombre.
Hoy Argentina vive una situación casi terminal, en donde la gente de clase media, esa que era la marca registrada de un país rico y prospero, va con la calculadora al supermercado y no le alcanza para comprar los alimentos necesarios para poder alimentar a sus hijos, ni que hablar de los trabajadores de lo que se denomina clase media baja o clase baja.
Argentina hoy tiene hambre y eso es culpa de los inmorales que nos gobiernan, los que nos prometieron que venían para llenar la heladera de los hogares y por el contrario, no pueden garantizarle a ese pueblo ni siquiera llegar a al día 15 de cada mes.
Luego de la derrota del domingo, el gobierno está absolutamente desorientado, paralizado, con sus máximas figuras en estado de shock y sin dar la cara. La señora Cristina, quizá la gran culpable, la responsable máxima de este desastre, refugiada entre los suyos sin decir nada, el Presidente que no lo es, programando viajes para la última parte de su gobierno, seguramente el peor gobierno de que se tenga memoria.
Hoy un jubilado no tiene para comer ni para comprar sus remedios, tiene que elegir entre tomar la pastilla para la presión y comprarse medio pollo para alimentarse, una vergüenza que no podemos seguir soportando.
La Argentina se está hundiendo a la vista de todos, el pueblo tiene hambre y nadie hace nada, los políticos siguen en otra galaxia y se preocupan de cómo llegar al poder para poder seguir robando, esto no da para más.
Es necesario que se tomen me didas urgentes, es necesarios que todos los sectores de la república, los políticos, los sindicatos, el oficialismo y la oposición, la iglesia y las organizaciones intermedias y por supuesto el empresariado, se reúnan y encuentren las soluciones necesarias para encontrarle la vuelta a esta "emboscada" del kirchnerismo. Si el gobierno sigue con su necedad, la oposición en su conjunto le tiene que dar un mensaje urgente a la nación, urgente, antes que sea tarde, de lo contrario vamos a lamentarnos y mucho.
Argentina vive momentos angustiantes, los dirigentes deben dar un mensaje de esperanza urgente, no hay más tiempo, todo pasa a un ritmo frenético y el miedo es que cuando se den cuenta, ya sea demasiado tarde.



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