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¿Quedarse o renunciar?: los funcionarios del Gobierno evalúan su futuro en el Gabinete ante el inicio de la campaña

POLÍTICA 05/06/2023 Brenda Struminger*
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Pasaron cuatro meses desde el último cambio en el Gabinete, cuando Agustín Rossi asumió como ministro coordinador por el regreso de Juan Manzur a la gobernación de Tucumán. Desde entonces, el equipo, aunque segmentado y, en casos, paralizado, se mantuvo estable por tiempo record. Pero podrían avecinarse cambios. Tres semanas antes del cierre de listas, en los pasillos de las dependencias públicas nacionales sobrevuela la clásica pregunta previa a las elecciones: si el armado de listas comprometerá la conformación del Gobierno o los funcionarios mantendrán sus tentadoras atribuciones durante la campaña.

Como suele ocurrir, la mayor parte de los aspirantes del oficialismo a la Presidencia y a la gobernación de Buenos Aires ostentan cargos altos en el Gobierno, y en las próximas semanas todos deberán decidir si siguen al frente de sus respectivas dependencias o regresan al llano para dedicarse a pleno a la campaña. Hasta ahora avisaron que quieren competir por el sillón de Rivadavia el ministro coordinador, Rossi; los titulares de Economía, Sergio Massa; y de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; y el embajador en Brasil, Daniel Scioli. Mientras que la jefa de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, avisó esta semana que irá por el Ejecutivo bonaerense. Y el ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis, que aún evalúa sus posibilidades, no descarta acompañar alguna fórmula o disputar un cargo legislativo.

Los ministros dudan o se reservan la decisión que tomarán sobre sus roles en la función pública, pero dan algunas pistas. Y todo indica que, a menos que se les pida lo contrario, permanecerán en sus privilegiados puestos.

No están obligados por ley a renunciar a sus cargos, y en general la tolerancia a que continúen o la orden de que renuncien depende del líder político de cada gobierno. En la previa de las Legislativas de 2021, Alberto Fernández había impuesto como regla que todo aquel candidato que fuera ministro debía correrse de la función pública, una norma que tuvo consecuencias para dos de sus alfiles de mayor confianza: Daniel Arroyo, que lideraba Desarrollo Social y se postuló como diputado nacional; y Rossi, que entonces estaba al frente de Defensa y decidió pelear una banca por Santa Fe. Ambos se vieron obligados a dimitir.

En distintos despachos del kirchnerismo consideraron poco probable que el jefe de Estado, después de renunciar a la reelección, tenga el ímpetu para constreñir a Wado de Pedro, que responde a Cristina Kirchner. “Si no lo hizo hasta ahora, no lo va a hacer nunca”, dicen. Pero, más allá de la interna, señalan que tampoco le convendría privar de sus puestos a alguno de los propios, como Scioli, Rossi o Tolosa Paz.

Hoy, de cara a los comicios presidenciales, el primer mandatario efectivamente parece haber ablandado el espíritu. Si bien no volvió a sentar postura públicamente sobre el delicado tema, uno de sus hombres de mayor confianza auguró una laxación. “La campaña no empezó, y ni siquiera sabemos si va a haber PASO o no. Pero si algún candidato es funcionario, probablemente no vaya a tener que renunciar”, dijo el funcionario desde su despacho en la Casa de Gobierno, sin dar mayores explicaciones.

Rossi suele bromear sobre la regla de Alberto Fernández, que generó un roce fuerte entre ambos durante la polémica por aquella candidatura, muy resistida por Cristina Kirchner. “Si gano las PASO, lo evaluaré. Espero que si me tiene que pedir la renuncie, el Presidente no lo haga por televisión. Que cruce la puerta que divide la Jefatura de la Presidencia y me lo diga”, deslizó jocosamente en una entrevista reciente el líder de la Corriente de la Militancia, que perdió aquellos comicios. Hoy parece resuelto a quedarse, si lo dejan, como dejó entrever en varias ocasiones.

“Dependerá de la decisión del Presidente. Si hay una decisión, espero que sea igualitaria para todos. Son contadas las veces en las que alguien que es candidato renuncia o pide licencia. No he visto a gobernadores ni a diputados ni a Macri (haciéndolo)”, argumentó el dirigente santafecino, que recuperó el vínculo con el primer mandatario en junio de 2022, cuando se reincorporó al gobierno como interventor de la Agencia Federal de Ingeligencia (AFI), para luego hacerse cargo, en febrero, de la gestión del Gabinete.

Tolosa Paz, que lideró la boleta provincial en 2021 y dejó su asiento para asumir al frente de Desarrollo Social en octubre de 2022, venía advirtiendo desde hace meses que estaba trabajando para ser “protagonista”, con foco en el territorio bonaerense. Y el miércoles anunció que competirá en las PASO, en principio, contra Axel Kicillof, que el año pasado dejó saber que se iba a concentrarse en la reelección pero podría dar el salto a la Nación si así se lo exigiera Cristina Kirchner.

Sea quien fuera su contendiente, la cartera social le ofrece a la futura precandidata provincial una frondosa agenda y un abultado presupuesto con foco en los sectores desprotegidos, base sobre la que se apoya el peronismo para obtener votos. Pero a 21 días del cierre de listas, en sus oficinas rehúyen a anunciar formalmente una decisión sobre su permanencia en el edificio de la 9 de Julio Moreno. Hasta ahora, se limitan a deslizar que lo harán “cuando estén definidas las candidaturas”.

El caso de Massa es particular. Más allá de las evidentes dificultades que exhibe para contener la crisis, en todos los despachos creen indispensable que siga en el cargo, sea o no candidato. “Sergio tiene un liderazgo indiscutible, no hay otro que pueda ocupar su lugar”, dijo un funcionario, en coincidencia con referentes consultados en ambos sectores. “Sin él, esto se puede ir a cualquier lado”, agregaron en el kirchnerismo.

El titular de Hacienda todavía no decidió qué va a hacer, y en el Frente Renovador el abanico de miradas sobre lo que debería o le convendría hacer es amplio. Algunos creen que sería prácticamente imposible hacer campaña y gestionar la cartera más caliente. Además, vaticinan que cada resultado económico desfavorable, con la cifra de inflación en el podio, incidiría negativamente sobre su imagen durante los meses críticos, cercanos a la elección del 13 de agosto. Otros, más optimistas, piensan que el ministerio es la mejor plataforma para dar buenas noticias, porque abarca el centro de las preocupaciones del electorado y ven su permanencia como una ventaja.

Sea como fuere, Massa, que pelea por ser el único candidato e inclusive amenaza con dejar el ministerio si no le dan lo que pide, se reserva cualquier resolución. “Sergio contesta a la politiquería con gestión y orden las 24 horas, los siete días de la seana. Mientras otros hacen política irresponsablemente, Massa consigue los fondos y hace las obras de energía para que la Argentina siga creciendo”, dijo uno de sus colaboradores desde la gira por China.

Lo mismo ocurre con el embajador Scioli, aunque en su entorno admiten que es probable que regrese a Buenos Aires y deje la embajada en manos de un delegado; y con Katopodis, que piden más tiempo para decidir. Al igual que el ministro del Interior kirchnerista, De Pedro, que amenazó dos veces con dejar el gobierno nacional por las disputas con Alberto Fernández y terminó quedándose, y hoy también mantiene en suspenso su voluntad. “Cuando sea candidato, si lo es, se evaluará ese tema. No vamos a cocinar la liebre antes de cazarla”, ilustró un funcionario de su entorno. A “Wado”, que tiene luz verde de Cristina Kirchner para posicionarse, aún le falta el visto bueno definitivo de su jefa.

El caso del líder camporista es particular, porque en el organigrama de ministerios tiene a su cargo la Dirección Nacional Electoral, lo cual provocaría un conflicto de intereses. Pero en su entorno avisan que si es candidato, desplazarían provisoriamente el organismo a otro ministerio, como durante la postulación de su predecesor, Florencio Randazzo, en el último mandato de Cristina Kirchner. En ese momento, el cristinismo traspasó la DINE a la órbita de Justicia, pero hoy no se atreven a decir cuál será el destino. La medida, si se tomara, sería coyuntural, y se revertiría a partir de diciembre. “Por lógica, si es candidato va a ser así”, deslizaron en Interior.

Por ahora, todos los funcionarios del oficialismo nacional, mientras negocian entre sí y empiezan a correr en paralelo, especulan y postergan hasta el límite cualquier determinación. Probablemente los anuncios sobre sus respectivos devenires en la función pública se conozcan cuando sus nombres queden estampados oficialmente en las listas que presenten ante la Justicia Electoral.

 

 

* Para www.infobae.com

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