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¡Que hermoso son los cuernos!

PARA LEER EN PANTUFLAS 09/04/2023 José Ademan RODRÍGUEZ
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 Por José Ademan RODRÍGUEZ

"Todos los que son infieles conocen los placeres que brinda el amor, mientras que los que son fieles conocen las tragedias que trae consigo el amor". Oscar Wilde

Alguien dijo una vez que la infidelidad debe copular con la discreción... si por ahí se asoma don descuido, con toda seguridad aparecerá gritando Doña Escándalo acompañada de su amiga la Hipocresía.


Es que somos débiles mortales, por eso el amor para siempre, el amor eterno es excepcional, tiene alma de aburrimiento y contenido de tumba, es irreversible. 


 
(LA infidelidad es precoz)


En la vida animal hay poca monogamia... Como por ejemplo en algunas especies de pájaros, que más bien serían pajarones, delfínes y otros cuentos para niños. Pero... ¡LOS CUERNOS SON MUCHA GLORIA! ¡¡UN TRIUNFAZO!! ¡¡UN CETRO!!


No es que sea malo ponerlos, es algo natural. El primer paso, ya te lo advierte, es el enamoramiento, osea, para "enamorar miento". Lo jodido es sustentar esa mentira... La explicación que se da ya está muy gastada, como son: las feromonas, los procesos químicos cerebrales, etc. etc. o una de las excusas más a mano: ¡me emborraché!


Existe una crónica infelicidad de un hembraje clónico, mimético, claudicante y sojuzgado... que son decentes por temor a que las descubran. Por eso, la mayoría hace bien adornando la cabeza con cuernos a "tiranuelos" que la han destinado en la cárcel del hogar. Además, ningún hombre muere mocho. Según un albañil amigo, muchas le han llamado para que les amplíe las puertas de sus casas, para que los maridos puedan pasar las aspas. Aunque la mayoría, hijos de prósperos comerciantes, no lo notaron mucho, pues habían entrado al mundo por la puerta grande. 


Rara psicología endogámica la de los cornudos. Siempre se dijo que él es el último en enterarse. ¡Mentira gorda! Se autoengaña: así confirme la infidelidad, la certeza le dolerá demasiado; puede transformarse en una certeza que quiere ser duda, y la duda se convierte en sospecha infundada. La Historia lo confirma: todos sabían (pretorianos, cortesanos y puteranos), que al emperador Claudio su mujer Mesalina "lo pasaba", pero no pudo envenenarlo, cosa que logró Agripina. ¡Flores de minas la Mesalina y la Agripina! Sólo él no manyaba niente. Que cornudo y apaleado, vaya y pase, pero cornudo y envenenado... ¡Eso es grave! 


¿Cuántas desearían ser "secuestradas"; en vez de opresión y claustrofobia les daría el Síndrome de Estocolmo, aunque sea un madurito que haga de piedra pómez: quizá con una frase bonita limará los callos sentimentales que les dejó el ogro del marido. Es que las mujeres encuentran en un amante lo que realmente anhelarían encontrar en el marido, que es realmente a quien quieren. Y el esposo más amante lo es cuando le es infiel a su mujer. Sufrir por celos, y además terribles, es cosa de Reinas, como los de Juana La Loca por Felipe El Hermoso, que de ese amor surgió el Loco Lindo, Carlos V, dueño de un imperio donde nunca se ponía el sol. 


Supongo que la fidelidad es el ideal (pero no se la practica, y menos mentalmente) y el adulterio una felonía (pero es lo habitual). En mi caso, como todo adúltero con dignidad de tal, soy capaz de negarme acaloradamente al requerimiento de cama de la persona que (mal)vive a mi lado. He trabajo en televisión y les puedo asegurar que me era más fácil engañar a mi mujer que a la cámara; para lo primero fui un artista. Soy tan infiel que le pondría una peluca a una amante de ocasión para hacer de cuentas que la engaño con otra. O directamente la engañaría diciéndole que no la engañaría con otra, con atroz falsedad en el propósito de enmienda. Y de la misma manera no hay ninguna mujer más chispeante, renovada y optimista que la mujer infiel. Siempre alerta, con las antenas receptivas para lances amorosos. Porque la infidelidad nace con la mujer y en vez de aceptar su supuesta lealtad, no lo creas nunca, que el león no es manso, si lo fuera desconfía de él.


 
A veces me arrepiento, me da “cosa”, se que soy un hijo de puta. ¿Cómo he salido así?, debe arrancar, como todo, de cuando era chico, en el campo de mi abuela. Quizás ahí aprendí a criar yeguas ajenas. Aunque nunca hay que buscar culpas en uno mismo, aligera la conciencia pensar en un Judas, en el FMI, Mefistófeles y las que lo provocan, no yo, las otras, las que seducen, ¡porque yo de seductor no tengo nada! Y para Catalunya la culpa la tiene Madrid.
 
 La infidelidad nace de la seducción. El que no seduce en la vida no vale para nada; nacemos para el adulterio. De lo que resultaría que la fidelidad es como un pacto entre la moral y la trampa, la lealtad y el engaño, el equilibrio conyugal elevado a sacramento y el libre albedrío del perfumado revolcón clandestino. Con todo, es mejor sustentarla, a la fidelidad. Es necesaria, como la ley. ¿Qué sería si fuera al revés? Pero la honradez sentimental no tiene flores en la boca para empezar a comerlas por el tallo. 


Es obvio que hay casados por deber a soportarse recíprocamente y amantes que sintonizan de forma gratuita; el matrimonio es pesado: se necesitan dos y a veces tres para llevarlo. Por suerte son más los que se casan que los que se divorcian: se divorcian los que no tienen paciencia, se casan dos veces los que padecen amnesia. Pero que quede bien claro que la infidelidad es un comportamiento habitual que no supone, como sostienen los puritanos, ni carácter de fenómeno, ni vicio ni enfermedad. Lo que la hipocresía de los puritanos no reconoce es que a la infidelidad de ellos no se la conoce, porque vive cubierta cuidadosamente en la doble moral. Y conozco muchos que predican la moral con la bragueta abierta.  


 
Los cuernos en Río Cuarto son una distinción ineludible. Ya desde los tiempos de la villa, le denominaban Cuernolandia (el mayor número de cuernos por metro cuadrado de colchón). El antiguo bar del Gran Hotel fue la más importante factoría de cornadería de la abundancia adúltera. No los hacían ni con marfil ni menos con cuerno-cuerno, que los verdaderos cuernos deben guardar misterio y camuflarse. Se hacían, como siempre, astifinos, con una mirada intencionada o un cruzar de piernas atrevido y a la vez disimulado. Se hacían con cábalas y destilaciones metafísicas, razón por la que eran tan livianos e invisibles, a tal punto que el que los llevaba no se daba cuenta.... Seguramente fue en Río Cuarto donde se produjo la primera adaptación neorrealista del “Cornudo Imaginario” de Moliere.


 
Los había normales, o sea, bicornudos (en caso de unicornios, es que la mujer es medio puta, esos no cuentan) y tetracornudos. Aunque el ideal de toda mujer tendría que ser el TRICORNIO en cabeza de su marido: un amante con mucha guita, un poeta o artista y un sinvergüenza que la vuelva loca. Si sólo tuviera dos... ¡malo!, se pelearían entre ellos y con uno solo se aburriría soberanamente, con el riesgo incluido de que se haga realidad un drama folletinesco-tanguero: “La maté porque la encontré en otros brazos”, con lo cual yo estoy de acuerdo porque ¡eso sí es querer! 
  
En lo que a mí me toca, soy infiel por pre y resentimiento, y por amor al hecho diferente. No se puede todos los días comer mortadela. Una manera de no resignarse a que tenemos un destino marcado. Así como el hombre es un bestia, la mujer es un bicho que le sobrevive. Tengan en cuenta que los "bichos" como cucarachas y ratas son eternas. No obstante, no es bueno desear a la mujer de tu prójimo: más saludable es culiarsela directamente. La infidelidad se da en todas las especies animales, hasta con las cocodrilas, mira que son feas... pero aunque tiene su punto de sensual aventurerismo y arriesgada epopeya, no es tan fácil cambiar de colchón así como así. Desde que me casé, las dos veces, nunca supe lo que era dormir sin sobresaltos, al no saber quién es la que apolilla a tu lado. ¡Y lo que cuesta poner los cuernos!: Cenas, hotel, llevar un poquito de la colonia que usas en tu casa en la guantera del coche, pues sólo las perras tienen el olfato educado para saber si te has revolcado con una gata. Y no te digo los fines de semana, que no la puedes ver, ni idea....el sufrimiento y la nostalgia que me daba. 


 
Pero miren... en el fondo, sólo he engañado con el cuerpo, más no con el alma que es lo importante. De niño, hasta a mi madre le fui infiel como hijo, porque a mi maestra de tercero (y sin quererla) le regalé una caja de galletitas Terrabusi, cosa que a mi mamá nunca le demostré todo lo que la quería, regalándole una cosa material como esa, encima que a las galletitas las compró ella. Pero mi alma estaba con mi mamá. 


Un diario de gran formato (tipo La Voz del Interior o La Nación) sirve de biombo o muro que evita a veces el choque crudo de dos realidades ásperas y a la vez prolonga el matrimonio, pues con el diario se cortan las palabras y, por ende, hay menos posibilidades de discutir, el silencio de culpabilidad de él, puede transformarse en silencio bienhechor para ambos. ¡Si por los menos manejaran el medio tono o la media voz de Floreal Ruíz, el cantante de tangos! Pero, ¡no! El grito o el silencio, o los gritos del silencio, como cuando miran la televisión juntos. La televisión es la gran culpable que ha hecho huir el tigre que todo hombre debe tener en la cama. Aunque también hay que reconocer que ha evitado rupturas, discusiones, y evita el roce al no tener que contestar ni replicar a pregunta alguna. No sólo no agotan las posibilidades amatorias desembocando ambos en la abulia sexual, sino que "temen" (si la mujer trabaja) que sea feliz con otra persona o que el trabajo les brinde ocasiones, evasivas, frenándoles los impulsos como feroces carceleros. Ellas se rocían con ketchup matando el ansia de mordisco, en vez de responder al rojo de la sangre que les bulle en un "devorarse" mutuo; a veces, la culpa de esos desbarajustes es de las mujeres también. Y algunas caen (sean cancheras o pudorosas) en la ingenua equivocación de creer que en la cama las posibilidades son ilimitadas, olvidándose de que el repertorio del cuerpo es breve; pero el de la mente... Por eso "la paja" es reina de nuestra intimidad más sagrada. Es que no existen muchos recursos del cuerpo, aunque se hable de la expresión corporal. Así es con el reflejo palpebral en el mirar, que es intermitente e ininterrumpido. O como la persona al caminar que adelanta con la derecha y después con la izquierda. Derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda, derecha, izquierda... Un brazo delante y otro detrás, uno delante y otro detrás, uno delante y otro detrás... sin otra variante, que llega a su mas redonda expresión con la parada militar y su banda musical que a todos nos gustaba (y nos gusta, aunque digamos que es de fachas). Para mí, luce mejor un soldadito ataviado para un desfile militar que un tipo en pelotas en uno de moda, o chicas bamboleando en pro de la anorexia que parecen sobrevivientes de algún holocausto.


Una mujer inteligente, algunas las hay, deberían poner en práctica esta formula desde la primera noche de bodas: "Ahora haz lo que te venga en gana, ya estoy segura y conservaré esta noche que me amaste verdaderamente. Ya con esto estoy agradecida y solo con verte a la hora de comer, rodeada de los hijos que vendrán, me doy por bien pagada...".

Ahora, para "calentar" este domingo, les dejo este relato de una amiga que me pidió que lo publicará 

Testimonio de una mujer infiel

Dice que le encanta provocar. Cometió la primera infidelidad antes de casarse. Y continúa teniendo sus aventuras. Estas son las confidencias de una mujer infiel. 

A sus 27 años, esta administrativa se muestra imparable. Con infidelidades antes y después de su boda, la joven distingue entre el hombre que le gusta para un polvo y el que elige para una relación duradera. En todo caso, siempre viriles.
Infielmente tuya
«Me gusta fantasear con que trabajo por las noches en una cafetería y de vez en cuando entra un chico de unos 28 años, alto, robusto, y de cabello claro. Me lo meto en el bolsillo a la primera de cambio, no hace falta decirle nada, él sabe perfectamente lo que me gusta y cómo hacerme disfrutar. Lo hacemos encima del billar, en los servicios... sabe cómo cogerme y cómo dominarme.


Otra de mis fantasías es revivir los momentos que paso con mi amante (ja ja ja, ¡qué rara me suena esa palabra!). Me excita mucho pensar en cómo me lo hace, cómo me toca, cómo me hace sentir, y cómo, poco a poco, se dedica a mí, descubriendo todo lo que me gusta y logrando que disfrute al máximo.


Y mi otra fantasía es un trío, con una chica y mi amante, lo que más me excita es ver cómo ella me lame la entrepierna y descubrir que lo hace de maravilla, mientras mi chico mira desde una butaca. Me pone a mil fantasear con que luego hay cuatro manos tocándome, acariciándome, creo que me provoca más excitación que un trío con dos chicos.»
Me gusta provocar
«Me considero una tía cañón, pero no me lo tengo creído. Sé que soy guapa, y mi cuerpo también está muy bien, no para miss, pero con el atractivo ese que mola a los tíos, curvitas y tal. Soy rubia, alta, delgada, simpática, extremadamente transparente y abierta, por eso conozco a tantas personas y sé que hay mucha gente a la que le gusta tenerme como amiga, pero ante todo humilde, no soy de las que van presumiendo, tengo lo que tengo porque Dios me lo ha dado, nada más.


Visto normalita y los findes me gusta provocar —la verdad, me encanta provocar, y mucho—, la lencería me gusta toda, desde la más divertida y la más cómoda, hasta la más picantona. Cuando quedo con mi amante me apetece estrenar siempre algo.


Me gustan los hombres chulos, pero solo para un polvo. Me encantan los que son cariñosos, detallistas, bromistas, y sobre todo viriles, que sepan cómo cogerte, cómo levantarte y hacerte gozar, y sobre todo sinceros en todo.»
Sentirme viva
«Estoy casada desde hace casi cinco años, con diez años de noviazgo anteriores, es decir casi quince años con el mismo hombre. Antes de casarme tuve una aventurilla con un colega del trabajo, mi novio (entonces) me perdonó y al poco tiempo nos casamos, pero hace casi un año que mi manera de pensar cambió, en agosto viví mi primera infidelidad extramatrimonial, me hice 250 kilómetros para acostarme con un tío que me ponía mucho por Internet. La verdad es que fue un fraude, era un picha floja.


Y ahora tengo otra aventura. Con este chico llevo ya siete meses, me encanta su manera de hacerme el amor. Me hace sentir otra vez muy viva. Sinceramente no me importaría dejar a mi marido por él, pero creo que, como le ocurre a toda España, por comodidad no lo hago, aunque ya pasé con él una semana en Madrid. Pero no pude estar mucho tiempo separada de mi niña, él lo entendió, y seguimos juntos, nos vemos una vez al mes o cada dos meses.


Soy muy activa en el sexo. Mi marido y yo lo practicamos cada dos días más o menos, pero no me excita tanto como con mi amante. Con mi marido llega a ser monótono y aburrido a veces, y la verdad es que tampoco hago mucho por remediarlo, apenas me apetece esmerarme en darle mucho placer. Eso sí, él es una maquina conmigo, me hace gozar casi más que mi amante, pero no consigue excitarme tanto como este.


Con mi amante es muy distinto. Es pasión, lujuria, sexo ardiente, disfruto viéndole gozar y contemplando cómo reacciona su cuerpo a cada caricia mía. Practico el sexo anal con los dos, solo cuando me apetece, pero con mi amante me resulta mucho más excitante, creo que es porque él siente con mucha más fuerza las reacciones de su cuerpo.


Mi primera relación fue con 14 años, creo que con decir esto sobran explicaciones. No fue un trauma porque lo hice con la persona a la que amaba (mi marido) y la cosa fue muy despacito, sin prisas. La mayor desilusión la tuve con esa aventura de la que hablé antes: el tío era un picha floja y así no se llega a sentir mucho. Me decepcionó mucho, pero creo que fue tema de coco, que vio mucha tía para él, por muy chulo que fuera».
Sexo con artilugios
«No me suelo masturbar porque no siento la necesidad, tengo todo el sexo que mi cuerpo necesita. Si algún día me veo con ganas tengo un juguetito para la ocasión, que también comparto con mi marido en las noches muy excitantes.


He visitado sexshops y me parecen de lo mejor, ahí encuentras de todo para tus relaciones sexuales más salvajes. Tengo ese juguetito que compré junto con mi marido y lencería de lo más provocativa. Veo películas porno con él y mantengo conversaciones sexuales por Internet con gente que no conozco, incluso he llegado a masturbarme mirando cómo lo hacía mi interlocutor en su casa. He dejado que me vean hacerlo con mi marido por webcam, eso me pone muchísimo. Sin embargo, no he logrado que mi amante me vea por la webcam. Él no soporta desearme mucho y no poder sentirme».


¿Cómo será con otro?
Los noviazgos que comienzan en la adolescencia, cuando aún se es virgen, y se prolongan hasta llegar al matrimonio, suelen dejar a los consortes en la duda de cómo será el sexo con una persona diferente. De la falta de experiencias prematrimoniales nace la curiosidad en muchas chicas por saber cómo serían ellas en brazos de otro hombre. Algunas descubren que prefieren al marido, y otras, sencillamente, optan por la variedad y son eternamente infieles, como parece ser el caso de esta joven. O se cuelgan del amante, como les sucede a tantísimas mujeres con problemas de dependencia emocional. 


También son muchos los antropólogos y sexólogos que aseguran que la búsqueda de novedad, de objetos de deseo diferentes a la pareja estable, no es exclusiva del varón, como siempre se ha creído. La aventura actual que tiene esta mujer le proporciona mayor excitación que el sexo con el marido, aunque reconozca que este sabe darle más placer que el amante. Para ella, el adulterio se ha convertido en un juego más divertido que recuperar la pasión con su pareja. 
Del chat al cuerpo a cuerpo
Las aventurillas cibernéticas basan su morbo en las conversaciones excitantes. Al ser anónimo, la gente se muestra más desinhibida y con mayor seguridad para utilizar un lenguaje picante y hasta obsceno, que es en lo que deriva. 


Sin embargo, la desvergüenza ante el teclado no es un síntoma que garantice buenas aptitudes en el amante, como pudo comprobar esta veinteañera después de traspasar las fronteras del ciberespacio. 
Aventuras en el trabajo
El roce hace el cariño, y ocho horas de trabajo compartidas dan para mucho. En los testimonios recabados para libros como Sex Confidential y Chicas malas, ya vimos que para las mujeres, el compañero de la oficina, la fábrica, el taller o la clínica es protagonista de sus fantasías eróticas con mucha frecuencia, pero algunas van más allá y la hacen realidad, sea cual sea su estado civil. Según algunos estudios, la mitad de las mujeres que tienen una aventura en el trabajo están casadas. 
Sexo con la webcam
Definitivamente, parece que está de moda emular a los actores porno. Las mujeres suelen ser más exhibicionistas que voyeurs, así que no nos extraña ni la fantasía de esta joven en la que su amante la observa desde una butaca mientras se lo hace con otra chica, ni la práctica de permitir que la vean por la webcam cuando está con su marido. 


Con las nuevas tecnologías se descubren otras maneras de vivir la sexualidad, válidas todas ellas siempre que no alteren la conducta, como les sucede a los que se vuelven adictos, a Internet o al móvil. Los juegos sexuales a través de la red o por teléfono son un método genial, también, para aquellas parejas que tienen que separarse durante un tiempo a causa del trabajo o los estudios.

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