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Mauricio Macri hace campaña para Martín Llaryora con el mantra cordobesista de la gestión

POLÍTICA 01/04/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

El expresidente Mauricio Macri inició una campaña negativa contra el candidato a gobernador de Juntos por el Cambio (JxC), Luis Juez. En el raid mediático que aprovechó para profundizar en los detalles de su renunciamiento electoral, verbalizó sus dos verdades para una tribuna cordobesa cautiva: admira el modelo de gestión de la provincia de Córdoba que llevó adelante el peronista Juan Schiaretti y confesó públicamente sus dudas sobre las capacidades del senador como articulador de lo público y privado, como cabeza de un plan de progreso.

A sus alfiles, el cofundador de Cambiemos le explicó las supuestas bondades de un nuevo ciclo democrático protagonizado por el aspirante a la sucesión en Hacemos por Córdoba, Martín Llaryora, y el radical Rodrigo de Loredo, a quien apadrinó tardíamente para evitar la continuidad de esa sociedad con Juez. Quería evitar el trabajo sucio.

Ya sin el corsé de candidato presidencial, utiliza el margen de movimiento para torcer el destino. Ese ciclo de sucesiones bipartidistas que imaginaba Macri para los próximos 20 años chocó con problemas prácticos.
El primero y más evidente emana del posicionamiento inmejorable de Juez en las encuestas. De Loredo no pudo contra eso, pero tampoco con el posicionamiento inicial de la vieja guardia de su partido que, desde la interna de la UCR de 2021 a esta parte, miró con desconfianza su ascenso.

El radicalismo llegó sin un candidato firme porque Macri también contribuyó con el resultado. En 2019 apañó a Mario Negri y el entonces intendente capitalino Ramón Mestre sintió la necesidad de bloquear el “dedo” presidencial ponderando los colores de la Lista 3. Cambiemos tuvo dos boletas: la del jefe de interbloque en Diputados y la del hijo del mítico gobernador radical, con el apoyo del zigzagueante De Loredo que después enfrentó a ambos por la conducción partidaria. Conclusión: Schiaretti logró su reelección con un registro que rompió el récord desde la recuperación de la democracia.

Macri cumplió con “su amigo, el Gringo" y todo parece indicar que así seguirá siendo, pese a que ahora la excusa asome del análisis de rendimiento de Juez como gestor.

El impacto
En el bunker del Frente Cívico esperaban el golpe porque la relación entre Macri y Juez siempre fue mala, aunque convivieron forzadamente. Las dudas expresadas en micrófonos radiales potentes de la provincia ya habían sido ventiladas en persona, en el estudio jurídico del asesor estrella de Juez, Ernesto Martínez, en un encuentro frugal, después de una caminata colorida por la peatonal del centro cordobés.

Ahora bien, los sentimientos son duales. El enojo fue evidente tras las declaraciones y la propalación mediática del desconocimiento público de Macri a Juez, primero, y del acuerdo aliancista logrado, después. El juecismo coloca en la categoría de “jubilado” al dirigente que quiere tener un rol de gran elector, pese a que sus alfiles, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, admitieron que lo enfrentarían en una PASO si decidía ser candidato. Los adláteres de Juez refrescan que perdió en las elecciones legislativas nacionales cuando apostó al quiebre con Gustavo Santos y Negri como caballitos de batalla.

El diputado y funcionario internacional de turismo era por ese entonces su candidato a gobernador. Encarnaba la idea de “continuidad con cambio” que Macri imaginaba para Córdoba y que reciclaría después con el mentoreo a De Loredo, el que ganó la interna en las primarias y los comicios de medio término con un millón de votos, bajo el ala de halcón de Bullrich.

Santos, de extracción radical, poeta y docente universitario, hizo sus primeras armas en política de la mano del intendente boina blanca Rubén Martí, hoy referencia inmediata del peronista Llaryora en materia de administración municipal. Integró el experimento transversal de José Manuel de la Sota con su incorporación en la Agencia Córdoba Turismo y trasladó esa sinergia de trabajo con la provincia cuando ocupó esa cartera en la Nación durante 2015 y 2019.

Para Macri, Santos era otra ofrenda al schiarettismo que se jugaba el recambio generacional y el poder que detentó durante más de 20 años. El pugilístico armado de las listas legislativas por Córdoba alteró el ritmo del plan y abrió a una concatenación de acontecimientos que colocan hoy al fundador del PRO como el gran llanero solitario de la continuidad del cordobesismo.

Blindaje
La campaña negativa que lidera Macri preocupa a Juez, aunque cuenta con la tranquilidad de que su candidatura tiene el respaldo histórico de la UCR y de la escudería de JxC a nivel nacional.

El jefe de Gobierno porteño y precandidato presidencial ratificó su apoyo total a la avanzada de JxC por el control del Panal. A medios locales, Larreta comprometió cuadros técnicos y soporte en la elaboración de un plan de gobierno para la provincia. Le responde a Macri que la candidatura de Juez tendrá el patrocinio oficial de la marca Gobierno de la Ciudad. Juez deberá pagar en la ronda presidencial.

En tanto, la Mesa Nacional ya puntea un cronograma de visitas para respaldar a los aliados locales en su pelea cuerpo a cuerpo con Llaryora.

A diferencia de Larreta, Bullrich está de parabienes con Macri y será más cautelosa. Insistirá con que la coalición debe terminar con el ciclo peronista en el distrito más importante del interior del país. Apoyará a Juez, pero con condiciones. El senador deberá medirse en la expresión de sus preferencias nacionales. Al fin y al cabo, la presidenciable ha sido muy cáustica con el schiarettismo, pero también muy benevolente... y el senador lo sabe.

FUENTE: LETRAP.COM

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