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Cayetana Álvarez de Toledo: “Cristina Kirchner es una política acabada y se viene un cambio político en Argentina”

POLÍTICA 28/03/2023 Facundo Chaves*
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Cayetana Álvarez de Toledo no habló como observadora desapasionada de una realidad ajena. Se refirió a la Argentina con la intimidad que le dio una infancia tuteándose con las veredas porteñas y ese acento medio altanero que flota en el ambiente de Buenos Aires. Desde España, vino a Buenos Aires para participar de los actos por los 35 años de la Fundación Libertad. Participó de reuniones reservadas con referentes de la derecha de Iberoamérica y eventos públicos, como un seminario en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires y el acto central en la Costanera.

En este último lugar pronunció un discurso -Infobae lo publica completo- que recibió una ovación de las más de mil personas que se convocaron para celebrar el aniversario del think tank que nació en Rosario y tiene una fuerte influencia en la política, sobre todo en Juntos por el Cambio. La diputada por Barcelona llamó a ganarle al kirchnerismo, cuestionó sin nombrar a Javier Milei -criticó a los que rifan su sueldo y hablan contra la casta- y le pidió a la oposición que Argentina inicie un camino de victorias en la región sobre el populismo.

Antes de eso, por la mañana, tuvo la tarea de moderar las exposiciones de los ex presidentes Sebastián Piñera (Chile), Jorge “Tuto” Quiroga (Bolivia) y Felipe Calderón (México), que alertaron sobre el avance del populismo en América Latina y la necesidad de revertir el signo político que domina la región. El mandatario mexicano sobresalió con una definición interesante: “El populismo no es una ideología es una estrategia de poder”, afirmó.

El anuncio del ex presidente Mauricio Macri de que no será candidato en las próximas elecciones fue uno de los temas mencionados por los expositores. Hubo elogios y la confianza de que las próximas elecciones argentina pueden, efectivamente, marcar el inicio de una nueva etapa en un territorio gobernado, mayoritariamente, por la izquierda.

En ese contexto, Infobae mantuvo un contacto con Cayetana Álvarez de Toledo, que la noche del domingo último, el día en que se publicó el renunciamiento, estuvo junto a Macri, su esposa, Juliana Awada, los ex presidentes, Sergio Moro y Gerardo Bongiovanni, que preside la Fundación Libertad.

- ¿Cómo está viendo a la Argentina? ¿Está peor o mejor de la última vez que estuvo por acá?

Tengo una gran esperanza en la Argentina. Creo que se va producir un cambio político y estamos viendo la agonía del kirchnerismo. El legado del kirchnerismo va a ser un desierto de desesperanza. Hay muchos argentinos emigrando, buscando un futuro en otros países, pero a todos ellos quiero mandarles desde aquí, desde Buenos Aires, un mensaje de optimismo y de fuerza y de esperanza. Quiero decirle que va a haber un cambio político. Que el kirchnerismo se va a acabar como régimen y que va a haber una etapa infinitamente mejor a partir del 22 de octubre.

- Elogió la decisión de Mauricio Macri de dar un paso al costado ¿por qué cree que es una buena decisión?

Son dos cosas: primero es un acto de contención y de generosidad personal. Yo sé lo que es vivir la política en primera línea y es muy difícil cuando tienes fuerza, juventud, experiencia e ideas, dar un paso al lado y renunciar al ejercicio de la primera línea política.

Es un acto de grandeza personal, pero también es otra cosa más importante, todavía. Es un acto de compromiso con una Argentina nueva, distinta y mejor. Es un acto de compromiso con las instituciones argentinas, es un acto contra el caudillismo, contra el narcisismo y contra el egoísmo, que son tres de los grandes flagelos contemporáneos .

- No sé si está al tanto del operativo clamor que hay en Argentina para que Cristina Kirchner revea la decisión de no ser candidata por la condena que tiene. ¿Qué piensa de esto?

Es el clamor de la desesperación y de la agonía. Es un clamor que no va a ninguna parte. Cristina Kirchner es una política acabada, es una política fracasada y es una política que ha sido condenada por la justicia y es una política que no va a continuar en primera línea, estoy absolutamente convencida de ello.

Va a haber un cambio político, si no lo decide ella voluntariamente se lo van a decir los argentinos en las urnas.

- En la última entrevista que diste con Infobae hablaste de que Alberto Fernández era un pelele.

Me ratifico.

- Se ratifica.

Me ratifico y además ya lo sabe todo el país.

En la entrevista retomó varios de los temas que había tocado durante el seminario que organizó la Fundación Libertad, y que convocó a los ex presidentes mencionados, y también al senador nacional de Brasil y ex juez del Lava Jato, Sergio Moro, el secretario de la Presidencia de Uruguay, Álvaro Delgado, y los integrantes de diversos think tanks como Alex Chafuen (Instituto Acton, EEUU), Carlos Díaz-Rosillo (Adam Smith Center), Rocío Guijarro (Cedice, Venezuela) y Daniel Córdova (Intituto Atlántico de Gobierno), entre otros.

Durante la presentación que hizo de los ex presidentes, Cayetana Álvarez de Toledo presentó varias ideas sobre el presente y el futuro de América Latina, pero también tuvo una reflexión sobre el contexto internacional: “Se habla del choque del orden liberal y el orden iliberal, con Rusia, China y compañía. Hay quintacolumnistas en Occidente que trabajan para la destrucción del orden liberal desde dentro y ahí están en primera fila el narcotráfico, el crimen organizado y sus representantes políticos”.

Para la representante por Barcelona en la Cámara de Diputados de España, el actual es un “momento de profunda degradación de la política, donde prácticamente no hay líderes” y reconoció que uno de los objetivos que se planteó para su vida pública es “devolver a la política su prestigio”.

Sobre Piñera, destacó que tuvo que lidiar con una izquierda que “en un ejercicio inaudito de frivolidad y sectarismo decidió empujar al país hasta el borde mismo del precipicio, agitar la calle y la violencia, ante una malestar social que pudo tener razones, pero que derivó en ruptura del orden constitucional. Se tachó la constitución vigente, e intentó su visión radical y sesgada”.

Al presentar a Jorge “Tuto” Quiroga, ex presidente de Bolivia que le entregó el poder a Evo Morales, en la primera década del actual milenio, Álvarez de Toledo resaltó su compromiso en la defensa de Jeanine Áñez, la ex mandataria que asumió después del vacío de poder que generó el abandono en medio del proceso electoral del líder cocalero y su escape del país por miedo a sufrir una represalia. “Áñez fue abandonada por sus compañeros de gobierno, de partido y por la comunidad internacional. Europa exhibe una condescendencia intolerable, que esconde cierto racismo, porque aceptan para América Latina lo que no aceptarían para sí mismo”.

En ese marco habló de que el ex presidente socialista de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que estuvo la semana pasada en la Argentina junto a Cristina Kirchner en la reunión del Grupo de Pueblo, “es testaferro político de Nicolás Maduro” y agregó que el actual mandatario, también del PSOE, Pedro Sánchez, “quitó a Francisco Franco del Valle de los Caídos con un helicóptero: es duro con lo dictadores muertos y blandito con los dictadores vivos, eso distingue a esta izquierda”.

Por último, habló de Felipe Calderón, a quien elogió su “valentía extraordinaria” y porque “gobernó con fuerza y coraje y determinación, e hizo frente al gran amenaza de la convivencia y la propia democracia en América Latina que es el narco y el crimen organizado, la mayor lacra iberoamericana que extiende sus tentáculos por el continente y más allá”.

“Calderón habla claro y actúa claro, por eso es una pesadilla para Andrés Manuel López Obrador, que no lo puede soportar. Tiene contado: lo ha nombrado más de 1.170 veces. López Obrador, más que un populista es un autócrata, una persona que dedica su tiempo a atacar a los periodistas jueces y oposición. Es una persona que es un peligro para la democracia. Y México vive una gravísima deriva autoritaria, pero aquí quiero decir”

Finalmente, Álvarez de Toledo habló sobre la existencia de un “divorcio de los líderes políticos y una sociedad huérfana, con hambre de democracia y ansias de libertad”, por lo que llamó a comprometer a todos los sectores identificados con esas ideas de América Latina y Europa a integrar un mismo grupo que respalda y sostenga una propuesta liberal de escala global.

Un discurso ovacionado

La diputada por Barcelona pronunció el siguiente discurso en la cena por los 35 años de la Fundación Libertad, que cosechó una ovación de los más de mil asistentes al encuentro.

“Vengo de España con un mensaje de esperanza. Se los dije a mis amigos chilenos en vísperas del plebiscito que sepultó el proyecto constituyente, más bien disolvente del presidente Boric. Y así se los digo a ustedes en esta impresionante noche porteña, que nos ha regalado el incombustible, el imprescindible Gerardo Bongiovanni.

“Al presidente Macri me gustaría decirle dos cosas: la primera es que sé lo difícil que habrá sido tomar la decisión. La política, más que una vocación, es una pasión a veces cegadora. Renunciar a su ejercicio cuando se tiene fuerza, juventud, experiencia e ideas es más que un gesto de generosidad. Es una muestra de respeto a las instituciones, un acto de compromiso con una Argentina nueva, distinta, mejor. Alejada del narcisismo, del caudillismo y del egoísmo, tres de los peores flagelos contemporáneos.

“Gracias por dar el ejemplo y señalar el camino.

“En segundo lugar, quiero decirte que pocas veces me he sentido más orgullosa de mis raíces argentinas como cuando viniste con Juliana por primera vez a España como presidente. Por un momento, un paréntesis deslumbrante, Argentina volvió a estar a la altura política, ética y hasta estética de las mejores democracias del mundo.

“Un país no sólo adorable, sino admirable. Y lo volverá a ser a partir del 22 de octubre. Vengo con un mensaje de esperanza, en la política frente al populismo, esperanza en las ideas de libertad frente a la marea de izquierdas que inunda Iberoamérica y esperanza, sí, en Argentina.

“Me referiré a las tres cosas. Pero antes un disclaimer: soy una mujer optimista, un salmón que nada contra la corriente. El optimismo no está de moda, de hecho es raro que lo esté. Me lo explicó el intelectual Steven Pinker, una tarde lluviosa en Londres, sentados junto a un gran ventanal. Los pesimistas gozan de un enorme prestigio, son los presuntos informados, los enterados y los que se regodean en la acumulación de las malas noticias, mientras beben champagne en sus penthouse de intelectuales.

“La peor pandemia en un siglo, la amenaza de una guerra nuclear, el apocalipsis climático, el tsunami autoritario en América, ahora otra debacle bancaria. Es fácil ser pesimista.

“Sin embargo, yo no consigo desanimarme. Primero, porque hay hechos objetivos para el optimismo y los hechos importan.

“Los éxitos de la heroica Ucrania, la revuelta de las mujeres en Irán, ellas sí feministas, y no las que practican el victimismo y la venganza contra el hombre.

“Las marchas masivas en México contra la deriva autocrática de López Obrador, el propio plebiscito chileno, una rotunda impugnación de toda la chatarra ideológica que la izquierda ha puesto en circulación en los últimos años, empezando por el separatismo identitario.

“La razón resiste, la libertad persevera.

“Pero además, el pesimismo no me gusta. Es la coartada de los cobardes, la excusa para no hacer nada Y el mejor aliado del populismo. El apocalipsis es otra forma de utopía que los populistas aprovechan para justificar la llegada de un mesías, un caudillo, un salvador.

“El optimismo, en cambio, racional, es combativo. El optimista se levanta del sofá y hace lo que debe hacer cualquiera con un mínimo conocimiento de la historia y del impresionante progreso que la humanidad ha experimentado en los últimos tres siglos.

“Trabajar para que ese progreso continúe. Asumir tu responsabilidad, bajar a la arena. Intentar que cuando llegue la muerte, que llegará, alguien escriba en tu lápida con mano agradecida, “hizo todo lo que pudo por él o por ella no quedó”. Ese es mi lema vital. Que por mí no quede. Y eso también es lo que quiero pedirles esta noche, que por ustedes tampoco.

“Tienen ustedes una influencia decisiva en el devenir de los acontecimientos en Argentina, en Chile, en Brasil, en toda América Latina, y por tanto, en Occidente. Y con la influencia, como con la libertad, viene la responsabilidad.

“Por ahí quiero empezar, hablando con sinceridad.

“Si la izquierda ha vuelto con fuerza en toda Iberoamérica no es tanto por sus propios méritos ni políticos, ni económicos ni, desde luego, morales. Es en buena medida por nuestros errores. Esto podrá molestar pero tiene una lectura positiva y es que de nosotros depende acertar y ganar elecciones y llegar al poder y hacer realidad la esperanza de una Iberoamérica fuerte, vibrante y democrática.

“Nuestro objetivo, nuestra obligación es construir alternativas políticas en toda la región y para eso no basta con tener la razón. La razón necesita representación y esas son cuatro cosas: líderes, ideas, coraje y unión.

“Empiezo por los líderes o la política. Lo conté muchas veces. Cuando le expliqué a mi maestro, John Elliott -uno de los grandes hispanistas de todos los tiempos- que iba a abandonar la delicada penumbra de las bibliotecas por la estridente redacción de un periódico, sacudió tristemente la cabeza. Le pareció una degradación. Cuando un tiempo después le dije que iba a dedicarme a la política y casi se desmaya. “Cayetana, has perdido la cabeza”, me dijo. Efectivamente (de hecho pronto me la cortarían, pero eso es otra historia).

“Pocos oficios hay más denostados y devaluados que la política, y sin embargo ninguno hay más importante. Los políticos son, somos, la primera élite de la sociedad, porque nadie tiene más responsabilidad que nosotros. Nuestras decisiones afectan a todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos, desde lo más nimio -el trazado de una carretera- hasta lo más drástico, como la vida y la muerte. La respuesta a una pandemia, o la guerra.

“De ahí la crucial importancia de que a la política se dediquen los más inteligentes, los más competentes, los más honestos, los mejores.

“¿Ocurre? No, claro. En casi ningún país del mundo. La política contemporánea se ha convertido en un plató de televisión en el que proliferan los pendencieros, los payasos y los peleles.

“Y no hace falta que cite nombres, creo. ¡Qué diferencia con el elenco de políticos que hay en esta sala”. Aprovecho para saludar a la vicepresidenta del Uruguay, a los ex presidente de México, Chile, Bolivia, el senador Sergio Moro, y tantos otros. Mi profundo respeto a todos ellos. Y ahora comparen con lo que hay ahí afuera, ¿cuántos presidentes y ministros que hoy están en activo en el mundo pasarían el corte para trabajar en una empresa cualquiera?

“En España mejor ni les digo, lo mismo les digo en los parlamentos, la institución que encarna la democracia reducida a una mezcla de patio de colegio, circo de tres pistas y reality show. La política convertida en un espectáculo frívolo y degradante. Esto no puede ser la política, de hecho no lo es.

“El populismo no es una forma de hacer política. Es la antipolítica, su némesis y principal rival, porque se disfraza de política para destruirla desde su interior. Es el burro de Troya de la democracia, porque auna ignorancia y mala intención.

“En realidad, la antipolítica que está tan de moda, está al alcance de cualquiera. Basta plantarse en una plaza pública con un micrófono y enardecer a las masas, tocar la fibra sentimental, cabalgar la indignación, pulsar las pasiones más bajas, denunciar el infierno en la Tierra, prometer el asalto a los cielos, insultar a la casta, rifar tu sueldo ( incluso yo podría hacerlo), la antipolítica es el atajo de los mediocres, para amabilizar con la razón hay que valer.

“Qué infrecuente, pero qué maravilla cuando de pronto surge un político capaz de hilvanar razones y argumentos, de forma adulta, seria, cuidando las palabras. sin gritos, ni trampas retóricas, ni concesiones a demagogias. Un discurso poderoso en forma y fondo, en el que brilla la belleza y la verdad. En ese instante mágico, el debate se eleva, el Parlamento queda envuelto en un silencio respetuoso y reverencial, la política recupera su sentido y su dignidad y con ellos el aprecio de los ciudadanos.

“Todos los populistas de izquierdas y derechas coinciden en una cosa: creen que los ciudadanos son idiotas. Yo no. Creo que los votantes distinguen entre el político que busca vulgarmente su aplauso y aquel que procura ganarse su respeto. Creo que los ciudadanos agradecen que les traten como adultos y además, amigos, no hay alternativa, y esto lo digo en sentido literal.

“La prueba es lo que ha pasado estos años en América Latina. Elección tras elección, hemos obligado a nuestros compatriotas a elegir el mal menor, a votar con la nariz tapada, a escoger entre una izquierda necrófila -amante de ideas muertas y mil veces fracasadas- y la peor versión de una presunta alternativa de derechas.

“Podría citar muchos ejemplos: Petro-Hernández, Lula-Bolsonaro; Biden-Trump. El resultado está a la vista: el avance de la izquierda en toda la región. La antipolítica de derechas no es la alternativa a la anti política de izquierdas, es la garantía de que la izquierda siga en el poder.

“La alternativa somos nosotros, pero ojo, la mejor versión de nosotros, la que entiende que las ideas sí importan, todo vacío se llena, también el vacío de ideas.

“Cuando tú te pones de perfil, otros se encaran, cuando por miedo o por cálculo la política da la espalda a la realidad, mutando en corrección política, la realidad se cobra su venganza aupando a la antipolítica.

“Sí, hoy vengo de España con un mensaje de esperanza en las ideas de la libertad y por tanto vengo a hacerles un emplazamiento: quiero pedirles coraje.

“En 1989 cayó derribado el Muro de Berlín, tres años después Fukuyama decretó el triunfo del orden liberal y el fin de la historia y la derecha se acomodó en el sofá de la tecnocracia y se echó a dormir. Ni siquiera celebró su victoria, al revés, muy pronto empezó a dudar de sus logros y hasta de sí misma, permitiendo que la izquierda -en un insólito ejercicio de trasvestismo político- se reinventara ideológicamente e incluso se hiciera dueña de la historia.

“Hoy, la izquierda define y domina el campo de juego político, con las identidades como nuevo tótem y causa, y una formidable capacidad de organización. El Foro de San Pablo, el Grupo de Puebla, Zapatero con Kirchner, Sánchez con Fernández, coordinados, articulados, financiados. Un consorcio contra la libertad.

“Mientras tanto, la derecha, dividida, desorganizada y a la defensiva, se consuela aunque de vez en cuando la dejen gobernar. Es lo que bauticé un día como el tablero inclinado de la política. La izquierda siempre está en la parte alta de la cancha, jugando con ventaja, y la derecha, mientras tanto, bracea y resopla en la parte baja. Como Sísifo, intenta escalar la rampa con la roca de su ilegitimidad moral a cuestas. A veces consigue el gobierno, pero nunca consigue el poder.

“Ocurrió en España y ocurre en casi todos los rincones de Occidente.

“Nuestras derechas pretenden ganar las elecciones a pesar de sus ideas, en vez de gracias a ellas. Y acaban perdiendo la batalla cultural por pura incomparecencia. Nuestras derechas se empeñan en creer que nuestros ciudadanos son máquinas materialistas, a las que solo les importa el bolsillo y no es verdad.

“Los seres humanos tenemos ideas, ideales, aspiraciones, somos animales morales. Nuestras derechas insisten en distinguir las ideas de la gestión, como si la gestión no fueran ideas encarnadas. Y como si las ideas de la libertad no fueran precisamente las que han sacado a millones de personas de la pobreza, aunando Justicia, progreso y dignidad.

“Nuestras derechas creen que el centro es un punto geográfico definido por el adversario, el centro de la nada. Nuestras derechas se dejan intimidar y hasta definir por la izquierda, buscan desesperadamente que la llamen “moderadas”, cuando la moderación se ha convertido en la medalla que la izquierda te coloca en la solapa cuando te portas bien, es decir, cuando haces lo que a ella le conviene.

“Es uno de los misterios de la política occidental. La izquierda detesta a la derecha e intenta destruirla, mientras que la derecha admira a la izquierda e intenta parecerse a ella. La solución, evidentemente, no es que odiemos a la izquierda de forma recíproca. Eso sería caer en el guerracivilismo. La solución es trabajar para nivelar el tablero, rearmarnos ideológica y políticamente, construir alternativas con perfil propio y capacidad de desafío, es decir, con valor.

“La valentía siempre ha sido un requisito para hacer política, incluso para vivir, diría yo. Pero quizás hoy lo sea más que nunca. Moralmente impune, agitando el victimismo de presuntos colectivos a los que dice representar, mujeres, gays, indígenas, mapuches, trans, la izquierda contemporánea plantea una disyuntiva perversa: sumisión o conflicto.

“Si no te sometes te lanza al paredón de Twitter: fascista, machista, racista, indeseable, lo que sea. A veces, incluso, consigue echarte del tablero. A mí me pasó. Y sin embargo lo digo siempre: entre el conflicto y la sumisión, yo elijo el conflicto.

“Primero, porque de tanto manosearlas las etiquetas se han vuelto irrelevantes. Si hoy no te llaman “facha” no eres nadie. Se lo dicen hasta los santos progres, Serrat y Sabina, que por cierto está esta noche en Buenos Aires. Y segundo, por un motivo más profundo, también aplicable a la vida. Yo se lo explico a mis hijas de 11 y 13 años. El conflicto es parte inevitable de cualquier gran emprendimiento humano. La vida “al baño maría” no existe y mucho menos, la política.

“Defender la democracia, limpiar la construcción, reconstruir tu país, salvar su tejido productivo, nada de esto se puede hacer sin un alto grado de resistencia, sin conflicto y sin coste. Entiendo, por tanto, a quienes invocan el consenso. Es una palabra fácil y bonita, consensual.

“Pero así como la grieta no es un proyecto de país, tampoco lo es la sutura. Si acaso el consenso puede ser la consecuencia de un proyecto que por bueno acabe siendo compartido.

“Voy incluso un poco más lejos. El consenso ni siquiera es un bien en sí mismo. Cuando alguien reclama consenso, y en España la izquierda cuando gobierno lo reclama día y noche, hay que preguntarle ¿bien, pero consenso para qué? para preservar el status quo? para apuntalar la decadencia? para como el gattopardismo, cambiándolo todo y que todo siga igual? El principal problema de nuestros países no es tanto la falta de consenso como lo contrario. La existencia de un consenso tácito pero blindado en torno a un modelo único.

“En España ese consenso es socialdemócrata. En Argentina, digamos, peronista. Reivindicar el consenso se convierte así en una forma de resignación.

“Más que consenso, lo que necesitamos es un cambio vigoroso y urgente. Como el que Milton y Rose Friedman le recomendaron a Reagan ante su segundo mandato, en “La tiranía del status quo”, un librito luminoso. “Presidente -le dijeron- tiene seis a nueve meses para hacer las grandes reformas que necesita el país, después las fuerzas de las resistencias se habrán reorganizado y ya no será posible”.

“Hay una ciudadanía huérfana deseando ser liderada. Hay una sociedad agotada, que sabe que no hay un punto medio entre la libertad y la servidumbre, ni entre la corrupción y la honradez, ni entre el ataque a la Justicia y su defensa. Ni entre la ley y la selva, con ella es con quien hay que pactar y no cualquier cosa. Un mandato de rescate democrático y económico. Como el salmón, río arriba, río arriba.

“Y con esto llego a Argentina, que es también mi país. Me lo recordó un simpático nacionalista catalán durante el golpe de Estado del 2017, en Barcelona, al verme pasar me gritó: “Ahí va una argentina hija de una puta y un español”. Así es el separatismo, xenofobia al cubo. Pero sí, yo soy también argentina, felizmente argentina. Mi infancia, son recuerdos de esteros entrerrianos, carpinchos, camalotes y choripanes. Son los aguaribays y los membrillos de una vieja estancia de frontera, son una travesía a caballo desde el corazón de Mendoza hasta Chile y vuelta badenado cerros y cenizas volcánicas bajo un cielo de cóndores. Y son, por supuesto, las callecitas de Buenos Aires, esta ciudad que adoro. El mural de la Bombonera pintado por Rómulo Macció, un segundo padre para mí, la Luna rodando por Callao, y lo más importante, la familia y los amigos. Aquí crecí y aquí vuelvo esta noche con un mensaje de esperanza.

“Sé que muchos, muchísimos argentinos, están emigrando a España. Los he visto llegar, cargados como aquellos inmigrantes que hace un siglo y medio hacían en barco el trayecto inverso. Hijos, hermanos, abuelos, mascotas, todo. Han tirado la toalla y lo comprendo.

“Argentina lleva décadas instalada en el bucle de la decadencia. Como un ratón gira y gira -yira-yira- en una noria. Degradación institucional, corrupción, crisis económica, devastación social. El legado del kirchnerismo es un desierto de desesperanza y sus principales intérpretes, dos guiñoles de feria, de esos que se pegan uno a otro en la cabeza ante la carcajada general. Aunque aquí, de risa, poco.

“Ningún país del mundo exhibe una brecha tan profunda entre su potencial y su realidad. Argentina es una recurrente expectativa frustrada y cada vez más gente la da por perdida. Pero no lo está.

“Lo he dicho antes. El pesimismo es el mayor aliado del populismo. La resignación te lleva a aceptar lo inaceptable, desde la falsa premisa de que no hay alternativa. Y Argentina la tiene. Argentina no necesita más izquierda, ni carnívora, con K, ni vegetariana con la sigla que sean. Tampoco merece más antipolítica, ni más histrionismo. Lo que necesita es una alternativa firme de libertad.

“Argentina no es una anomalía irremediable, es un país formidable al que solo le falta un gobierno dispuesto a combatir la degradación populista. Un gobierno que diga la verdad, que huya del tacticismo y resista la tentación de la demagogia. Que no vacile a la hora de acometer reformas imprescindibles: castigar la corrupción, premiar el mérito, cumplir y hacer cumplir la ley. Esa revolución.

“Un gobierno que combata la paralizante mentalidad de subsidio, que abandandere un sacrificio útil para evitar más décadas de sufrimiento inútil. Que apele a la responsabilidad de los ciudadanos, es decir a su libertad. En suma, un gobierno con la valentía necesaria para tratar a los argentinos como adultos. Este es el desafío que tienen ante ustedes. Y es emocionante.

“Tienen la oportunidad de demostrar que la política con mayúsculas existe y gana elecciones. Tienen la oportunidad de demostrar que las ideas de la libertad son hoy más válidas que nunca. Y sobre todo, tienen la oportunidad de demostrar al mundo que existe otra Argentina alejada de tópicos humillantes, como esa triste coletilla que se empaña a cualquier referencia al país, “con lo rico que es y con el potencial que tiene, qué calamidad”.

“Tienen la oportunidad, y esto es clave, de hacer de la Argentina la vanguardia de un cambio de ciclo en toda Iberoamérica. Los españoles somos los siguientes después de ustedes en acudir a las urnas para elegir un nuevo gobierno. Abran la veda, lideren el camino, sean audaces, elijan al mejor candidato o candidata. Antepongan el patriotismo a cualquier consideración personal, derroten al kirchnerismo, pongan fin a la grosería, la decadencia y el rencor.

“Transformen el país, demuestren que hay una Argentina decente, democrática, vibrante, luminosa. Consigan que los exiliados vuelvan y los jóvenes prosperen. Hagan que la Selección de Messi sea un síntoma y no una excepción. Conviertan esta maravillosa noche, en la que celebramos el 35 aniversario de la Fundación Libertad, en un punto de inflexión. Hagan realidad mis esperanzas”.

 

 

* Para www.infobae.com

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