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Cualquier parecido no es mera coincidencia

OPINIÓN 21/03/2023 Heretz Nivel
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Los que ya peinamos canas recordamos perfectamente un viejo slogan publicitario de la última dictadura militar que gobernó en Argentina, que a finales de la década del 70 rezaba: "Los argentinos somos derechos y humanos".

Tal slogan fue el producto de las reiteradas denuncias que, sobre todo desde Francia, indicaban que en nuestro país se estaban violando, de manera sistemática y organizada, los Derechos Humanos. 

Y la verdad que esas denuncias no estaban erradas. Con el advenimiento de la democracia, el gobierno de Raúl Alfonsín encomendó a un grupo de notables la confección de un informe al que se lo llamó "Nunca más" o "Informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas". En él, la ciudadanía pudo saber que existió un plan, meticulosamente elaborado, para detener y hacer desaparecer, es decir, asesinar a un número que aún hoy es discutido, pero que se estima ronda entre las 10 mil a 30 mil desapariciones forzadas de opositores al régimen militar. 

Asimismo, el famoso "juicio a las juntas", que condenó a los máximos responsables de esos crímenes, así lo demostró de manera categórica.

Con este antecedente, los sucesivos gobiernos hicieron, de los Derechos Humanos, una política de Estado, más allá de los indultos que el ex Presidente Carlos Menem otorgó a los condenados. Pero, el gobierno que más utilizó el descrédito de las Fuerzas Armadas Argentinas fue, sin dudas, el de Néstor Kirchner y los dos sucesivos de su esposa, Cristina Fernández.

Ahora bien, resulta que pasadas ya cuasi cuatro décadas de esos hechos históricos, y a punto de cumplir el próximo 24 de Marzo un nuevo aniversario del golpe de Estado que instauró terror y muerte en el país, el actual gobierno de Alberto Fernández dejó inaugurado este lunes un Foro de Derechos Humanos, en el Centro Cultural Kirchner, mostrándose con el ex Presidente de Ecuador Rafael Correa, quien gobernó la hermana república latinoamericana, haciendo gala de sus abusos hacía la oposición, más allá de los graves cargos de corrupción que pesan sobre varios de quienes fueron sus más estrechos colaboradores.

El conflicto diplomático, en el que el actual Gobierno ecuatoriano expulsó al embajador argentino en ese país, tienen como base fáctica la sospecha fundada de la connivencia de nuestra sede en Ecuador con la fuga de María de los Ángeles Pesantes, ex ministra de Rafael Correa, y sobre quien pesa una condena de cárcel, dictada por un tribunal Ecuatoriano. Cabe recordar que la nombrada estaba aislada en la sede diplomática argentina en Quito desde 2020 y que había recibido el asilo de nuestro país en Diciembre de 2022.

De más está decir que este hecho es uno más de los tantos donde los gobiernos kirchneristas han dado apoyo, cuando no asilo, a funcionarios extranjeros acusados de gravísimos crímenes contra los Derechos Humanos, funcionarios éstos que, no por casualidad, siempre han representado a regímenes populistas cuando no autoritarios o, decididamente, totalitarios.

Entonces, llenarse la boca con los Derechos Humanos, declamarlos en cuanto foro o tribuna exista, para luego sentarse a comer con quienes los violan, no dista demasiado de ese slogan al que hice referencia más arriba, y que sólo fue un instrumento para justificar lo injustificable.

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