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Firmenich: "Hasta al  propio “diablo” lo haría dormir con un ojo abierto"

OPINIÓN 26/02/2023 Mariano Di Bártolo
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Mariano Por Mariano Di Bártolo

La Boca de los fusiles, la boca de la hiena.

Mario Firmenich, asesor económico en Nicaragua. Hace rendir cuentas, aunque él deje pasar las pendientes en la Argentina.

 

Atrasa, sigue atrasando el reloj. Las agujas parecen estar empastadas con “mugre” que estuvo silenciosamente guardada bajo una alfombra de complicidades.

La información conocida en estos últimos días da cuenta que el “celebre” líder de la cruenta agrupación Montoneros que operó el país entre 1970 y los albores de 1983 Mario Eduardo Firmenich, se ha convertido en asesor económico de la cuestionada administración del presidente Daniel Ortega en Nicaragua.

Aquel  Sandinista de “menuda” figura que pugnaba por la liberación revolucionaria hace 40 años con su fusil a cuesta hoy devenido en “dictador” según las denuncias formuladas en ONU por violación a los Derechos Humanos, no tuvo mejor idea que elegir y bendecir con un cargo a esta “alhajita” (diríamos en Córdoba).

El abuelo jubilado y profesor  Firmenich que buscaba a sus nietos de la escuela mientras oficiaba como docente en la Universidad Rovira i Virgil de Tarragona, España de la que ya se jubiló, partió de la Argentina tras el indulto firmado por el presidente Carlos Menem en 1990. Donde se beneficiaron también algunos de sus compañeros de armas y por supuesto los máximos responsables de la nefasta dictadura militar.

La diferencia es que estos últimos volvieron a ser juzgados y condenados, muchos de ellos terminando con sus huesos en la cárceles comunes y con el desprecio social.

Ahora cual fue el halo protector de Firmenich que tuvo para dejar flotando en el aire y en el olvido de las nuevas generaciones el secuestro y muerte del ex presidente Pedro Eugenio Aramburu, de los hermanos Born y la ristra de atentados fatales  cometidos por Montoneros en la década del 70 con la excusa revolucionaria que llevó adelante con aquella frase que lo pinta al sujeto de 75 años que sostenía: “ El poder político brota de la boca de un fusil”. Argumento que les sirvió para reclutar jóvenes idealistas que se dejaron embaucar por esa mentirosa magia que profería el personaje del lunar en la cara junto a sus secuaces. Obviamente a muchos llevándolos a esos chicos a la propia muerte.

Y muchos se siguen preguntando también,  que fue de las recompensas cobradas  por los  secuestros efectuados  y  por lo cual se esfumaron millones de dólares del país y nadie sabe dónde fueron a parar. O si?

Lo cierto es que Mario Eduardo Firmenich, ha sido uno de los generadores de otra frase muy usada en estos tiempos de crisis. “Se ha reinventado…” Y como… Un verdadero actor. Como si fuera un personaje de los estudios  de Hollywood. Claro que en este caso con la luz apagada. Bien oscuro. Lugar donde se sabe mover con facilidad.

Hoy asesor del gobierno de la administración  de Nicaragua que le paga  más de tres mil dólares mensuales en mano, casa residencial y ciudadanía, nos mira de lejos y ya no con los dedos en “V”. Tan solo levanta uno. De  una inteligencia sobresaliente que hasta al  propio “diablo” lo haría dormir con un ojo abierto, conoce de cómo y de qué forma rápida y efectiva se logra hacer daño.

Es hasta tragicómico,  mirar Wikipedia y leer su  profesión.

https://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Firmenich

Firmenich, en Córdoba.

Con la intención de promocionar un libro de economía el 20 de Marzo de 2005 paso públicamente por Córdoba y se atrevió a mostrarse en público. Claro, pretendía hacer como a los objetivos “revolucionarios” de aquellos años (atentados, secuestros, extorciones, etc.) también la agenda de la conferencia de prensa. En definitiva manejarla él las pregunta . Pero, no lo logró y mostro lo peor de sí.

Dicen también que esa  presentación fue la excusa para participar de la boda de una familia “amiga”.

Compartimos lo ocurrido ese día con un medio local y la amenaza proferida al periodista como tan solo él sabe hacerlo. Claro, pero hasta al mejor cazador se le escapa la liebre.

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