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Té para tres

OPINIÓN 29/01/2023 Gonzalo Arias**
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Ni Horacio Rodríguez Larreta a fin de año, ni Patricia Bullrich hace pocos días, volvieron de su peregrinaje a Villa La Angostura con alguna certeza del rol que Mauricio Macri aspira a desempeñar en el proceso electoral en ciernes. Desde su refugio patagónico en el exclusivo country Cumelén, convertido en una suerte de “Puerta de Hierro” para el PRO, el ex mandatario sigue alimentando las especulaciones con una estrategia que le ha permitido mantener centralidad y gravitación en el principal espacio de la oposición.

Para el Jefe de Gobierno, Macri es un verdadero “jarrón chino”. Por eso, si bien ya está lanzado como candidato y se maneja con amplia autonomía, Larreta sabe que no es conveniente romper con Macri, y que -como muchos referentes del PRO reconocen en las mesas de café del verano- el apoyo explícito del ex presidente a algunos de los contendientes de la interna podría ser eventualmente determinante.

En este sentido, algunos pretendieron ver en la visita de Patricia Bullrich algunos gestos privilegiados por parte de Macri, lo que habría derivado en algo que Larreta no habría conseguido: la “foto”. Es entendible que desde el entorno de Bullrich se destaque ese gesto, ya que -a diferencia del alcalde porteño- su posicionamiento tiene fuerza a partir de la “sintonía ideológica” que tiene con el expresidente. Sin embargo, la foto no es más que eso, una imagen que habla a las claras de la buena sintonía entre ambos, pero que no es más que una cuña más con la que Macri busca mantener la centralidad, algo que seguramente extenderá hasta el filo de los plazos legales para la oficialización de las candidaturas.

Es evidente que Bullrich avanza en los sondeos de la mano del mayor protagonismo de Macri en la escena pública. Y eso es tanto una ventaja en el corto plazo como una amenaza para el mediano plazo: una candidatura de Macri echaría por la borda su proyecto presidencial, mientras que una actitud prescindente horadaría sus chances.

Las perspectivas para Larreta son distintas, lo que le permite trabajar con mayores márgenes de autonomía. Sin tensionar la fría relación con Macri, el alcalde ya trabaja activamente en la construcción de su proyecto presidencial, y aprovechó el verano no solo para realizar las tradicionales giras por los centros turísticos (Córdoba y la Costa bonaerense) sino también para lanzar una nueva estrategia de comunicación bifronte: por un lado, proyectar una imagen “presidencial” a través de la gestión, los equipos y proyectos; por el otro, mostrarse más relajado, empático y próximo, sobre todo a los jóvenes.

Si bien, fiel a la premisa estratégica que indica que siempre hay que estar preparado para el peor escenario posible, trabaja imaginando a Macri como candidato y rival en las PASO, se reserva algunas cartas de peso para dar margen para una posible negociación. Es que Larreta sabe que si hay acuerdo posible con Macri no será fruto de la buena sintonía personal entre ambos (siente que el alcalde lo quiso “jubilar”), ni de las afinidades políticas (que son mayores con Bullrich), ni de su política de alianzas (recela de la cercanía de Larreta con el radicalismo o de la ampliación del espacio con incorporaciones como las de Redrado, a quien en privado califica como “massista”), sino del beneficio mutuo.

Por ello, consciente de que Macri seguirá dilatando las definiciones probablemente hasta mayo, buscará aprovechar los meses venideros para consolidar su figura a nivel nacional, fortalecer su armado electoral y construir capital político para llegar fortalecido a la definición de las candidaturas, ya sea en las PASO o en una mesa de negociación. Como parte de esa tarea consolidará su relación con el radicalismo de Gerardo Morales y con la Coalición Cívica de Elisa Carrió.

Mientras tanto, Larreta se guarda la principal carta para “negociar” con Macri: la candidatura a Jefe de Gobierno porteño. Macri no oculta su apoyo a su primo Jorge quien, apurado por asegurarse la candidatura, selló un acuerdo con Bullrich. Larreta, frente a la “traición” de su Ministro de Gobierno, y desoyendo las sugerencias de varios de sus personas de mayor confianza, lo indultó e incluso no duda en compartir con él actividades de gestión. Mientras habilita a Fernán Quirós, Emanuel Ferrario o Soledad Acuña para caminar como candidatos, estira las definiciones a la espera de como se termine perfilando el escenario nacional.

Así las cosas, pese a la presión del núcleo duro del PRO que reclama gestos para desterrar la idea de un pacto con Lousteu, Larreta privilegia los precarios equilibrios internos y, sin abandonar por ahora su neutralidad, deja abierta la posibilidad de que sea la Ciudad la clave de la bóveda para destrabar la interna nacional.

Mientras tanto, el Jefe de Gobierno sabe que la centralidad que tiene la interna del PRO tiene algunos efectos positivos en el corto plazo como el de desplazar la atención que pudieran generar las candidaturas de otros partidos del espacio (como la de Manes), pero también que una interna de “alto voltaje” haría difícil recomponer los vínculos del día después de las PASO del próximo 13 de agosto. Esto último no es menor frente a una candidatura de Javier Milei que parece haberse estabilizado por encima de los 15 puntos.

*Sociólogo, consultor político y autor de “Comunicar lo local” (La Crujía, 2021)

 

** Para www.infobae.com

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