Guerra civil en Perú

Pedro Castillo fue vacado por el Congreso del Perú por ejecutar un golpe de estado, lo hizo mediante mensaje a la nación, el video queda como evidencia. Al darse cuenta que el golpe de estado no funcionaba, empacó sus maletas y salió apresurado de Palacio de Gobierno rumbo a la Embajada de México para asilarse. En el trayecto fue arrestado por la policía. Una corte ha decretado prisión preventiva de dieciocho meses mientras la Fiscalía concluye investigación y lo acusa formalmente, el peligro de fuga de Pedro Castillo es inminente. Lilia Paredes, esposa de Pedro Castillo, obtuvo misteriosamente un salvoconducto para salir del Perú y asilarse en México, sobre ella existe una investigación por delitos de corrupción, y hasta días antes de su asilo en México tenía orden judicial de arraigo, y no podía salir siquiera del lugar de su domicilio. Fiscalía ha solicitado prisión preventiva, pero la señora Lilia Paredes ya abandonó el Perú, sumándose a la lista de políticos acusados de corrupción que se han fugado del país.

Pedro Castillo Terrones es miembro del Movadef, continuación del Partido Comunista del Perú más conocido como Sendero Luminoso, grupo terrorista que prosigue en guerra popular y controla territorio en la selva del Perú conocida como el VRAEM, en donde se produce cocaína. Durante su estadía en Palacio de Gobierno, camaradas de Castillo “senderistas” ingresaron al estado peruano, en puestos clave, pues ellos mismos anunciaban que no durarían mucho tiempo en el poder, y tendrían que continuar con la revolución en las calles.

Dina Boluarte, la vicepresidente de Castillo, y ahora presidente constitucional del Perú, es acusada por la izquierda de dictadora, por sus mismos camaradas de partido y por los líderes de las otras izquierdas. Dina ahora coquetea con la llamada derecha peruana y ha nombrado un gabinete con nombres reciclados, mayoría son de las izquierdas, haciendo nacer el “dinismo,” que hasta el momento no se sabe qué es, mucho menos qué será la próxima semana. Lo que sí es real, es el inicio de la revolución urbana constante, utilizando la estrategia de la revolución molecular, que consiste en micro grupos no conectados entre ellos, que se dedican diariamente a bloquear pistas, interrumpir comercio, extorsionar y atacar a todo aquel que les haga frente. Lo hacen amparados por la ley del Estado que ellos mismos quieren destruir, invocando su derecho a la protesta. Nada nuevo en esta estrategia, la utilizaron en Chile con la anuencia del entonces presidente Sebastián Piñera, de “derecha”, que se replegó y luego aceptó las condiciones de la revolución, entre ellas el cambio de constitución. Piñera entregó Chile a la revolución y lo destruyó, así será recordado.

El dinismo no es ni frio ni caliente, y quiere estar bien con Dios y con el diablo. Dina Boluarte viene de un partido declarado marxista, leninista, maoísta, castrista que no oculta sus intenciones de cambiar la constitución y refundar el Perú. El estribillo de la refundación se puede escuchar en todas las republiquetas hispanas, y ahora último en el mismo Estados Unidos, apoyado por las corporaciones, por el comunismo corporativo.

El dinismo, frente al organizado ataque del terrorismo urbano, formuló un tibio respaldo a la Policía y Fuerzas Armadas que salieron a defender la ley y a los ciudadanos, pero luego de la tregua de Navidad, el 4 de enero de 2023 el terrorismo ha llamado a paro general e iniciado bloqueo de carreteras con mucha violencia. El dinismo ha reaccionado como lo hizo Piñera, con tibieza, suprimiendo el apoyo a la Policía, que se han convertido en meros observadores y vigilados por fiscales que les impiden cumplir con su trabajo. Perú está en guerra civil, no hay duda. Desde el sur del Perú y con el apoyo del narcotráfico, están llamando a la secesión, desde el extranjero, presidentes y líderes del Foro de Sao Paulo amenazan a Dina Boluarte, la llaman usurpadora, y al Congreso golpista. Es un año difícil, sin líderes, solo políticos esperando las elecciones apresuradas convocadas para 2024 que terminarán con destruir el Perú. La fórmula para solucionar este problema ya está escrita, la utilizó una vez hace treinta años Alberto Fujimori y rescató el país, sabiendo que sus enemigos no lo perdonarían. Fujimori indultado, anciano, con cáncer, está secuestrado por el progresismo globalista y la cobardía de la partidocracia política.

Dina Boluarte y el dinismo pueden pasar a la historia por salvar a Perú. Ella tiene apoyo mayoritario de la población, la misma que apoya aún más a las Fuerzas Armadas y Policía, solo necesita tomar la decisión de inmolarse por la patria y pasar a la inmortalidad, el camino es uno solo, pues sus camaradas definitivamente la meterán presa apenas deje el Palacio de Gobierno, de esto no tengo la menor duda. Mientras tanto la derechita cobarde observa como una estatua de sal.

Fuente: PanamPost