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Gobierno avanza con plan para controlar al dólar: ¿ya no hay riesgos de devaluación abrupta?

Las mejores perspectivas no lograron modificar sustancialmente la brecha, que permanece cerca del 70%. Qué necesita el Gobierno para llevar más confianza

ECONOMÍA 23/01/2021 Claudio Zlotnik*
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Martín Guzmán cree que ya cumplió con dos de los pasos que aseguran la estabilidad cambiaria y el despegue definitivo de la actividad económica tras el año de la pandemia. El ministro tiene otro circuito de lo que será este 2021 en materia económica, distinto al que postulan desde las consultoras privadas, más escépticas sobre lo que viene.

En el equipo económico están convencidos de que en las últimas semanas lograron torcer la expectativa de una devaluación abrupta, algo que venían advirtiendo distintas consultoras de la City.

La clave para cambiar ese escenario fue que el Banco Central empezó a comprar dólares en el mercado, algo que había dejado de hacer algunos meses atrás. En concreto, durante diciembre embolsó u$s608 millone. Y si bien un par de jornadas debió vender, la realidad es que en lo que va de enero ya acumula un saldo a favor de más de u$s400 millones. 

Esta mejor perspectiva no logró modificar sustancialmente la brecha cambiaria, que permanece cerca del 70%. 

La sospecha es que esta brecha permanece ante la incertidumbre de los inversores en el mediano y largo plazo. A pesar de que, queda claro, se diluyeron las chances de que haya una devaluación abrupta en las próximas semanas.

¿Logrará el Gobierno que los productores de soja y las cerealeras liquiden la nueva cosecha, a partir de marzo? En los despachos oficiales confían. Los funcionarios consultados admiten que hay una variable inmanejable: la evolución de los contagios y la propagación del Covid-19. El rebrote ya percibido acá, y la experiencia internacional los hace ser muy precavidos.

Eso sí, esos mismos funcionarios creen que el comienzo del otoño será clave para alinear las expectativas del mercado, que por ahora se encuentran desfavorables.

El primer desafío, dicen, será lograr que la actividad económica muestre un despegue más acelerado, que ya no sólo demuestre una mejora respecto del inicio de la pandemia-cuarentena, sino que insinúe el primer crecimiento desde que la Argentina cayó en una crisis en abril de 2018.

Para ello será indispensable que la percepción de los agentes económicos sea que la pandemia va quedando atrás, con la masividad de la pandemia. "Una cosa es ahora, cuando llegaron las primeras dosis, y otra si en marzo o abril ya queda claro que millones de argentinos recibirán la vacuna", argumentan.

Si, efectivamente, se constata esa dinámica de expansión económica más acelerada, Guzmán cree que habrá espacio suficiente para la "fase 2".

Esto es: que los productores de soja liquiden la producción de manera fluida, ante la certeza de que definitivamente no hay espacio para una maxi devaluación y de que la macro se va ordenando hacia un crecimiento sostenido.

Un dato imposible de soslayar: la escalada en el valor de la tonelada de soja, que cerró la semana pasada en los u$s520. Un valor máximo de los últimos seis años y medio, si bien luego bajó hasta cerca de los u$s500. 

¿Ayudará esa tendencia a acelerar la liquidación de divisas? "Es muy probable", deslizan desde el equipo económico. La hipótesis es que, a diferencia de lo sucedido en 2008-2009, estos precios de la soja no se respaldan por un cambio estructural de la demanda de China (aquella vez se relacionaba con una mayor compra de proteínas), sino con una variable que puede ser más esporádica y volátil: la debilidad del dólar a nivel global por efecto de la pandemia.

Si el "mercado" asume en algún momento que los precios son "de corto plazo", entonces podría suceder que los productores se apuren a liquidar las divisas en la ventanilla del BCRA. Algo que está por verse en los próximos meses.

En el equipo económico están convencidos de que en las últimas semanas lograron torcer la expectativa de devaluación

¿Dónde queda el FMI? 

Bajo esta perspectiva optimista, en el Gobierno suponen que habrá un acuerdo con el Fondo Monetario. Más allá de los tironeos que existen entre las partes negociadoras, y dentro mismo del organismo, donde existe una corriente (del staff) a favor de que la Argentina haga un mayor esfuerzo fiscal.

La "interna" en el FMI es clave: mientras la mayoría del "board" de directores está dispuesto a hacer todo lo flexibles que haga falta para llegar a un acuerdo con la Argentina, el staff técnico pone reparos.

La gran pregunta que se formulan en los pasillos del Palacio de Hacienda es cuánto influirá estos reparos técnicos en la decisión política del FMI. Dicho de otra manera: cuán flexible será el Fondo Monetario a lo largo de la negociación.

Lo que se sabe es que ambas partes -el Gobierno y el organismo- necesitan de un acuerdo para evitar una profundización de la crisis económica, que pesa sobre el país desde abril de 2018.

Para apurar el acuerdo, esta misma semana se acrecentarán los contactos entre Buenos Aires y Washington, por ahora exclusivamente virtuales. Pero no se descarta que haya un nuevo viaje de los funcionarios argentinos hacia la capital estadounidense hacia finales de mes o principios de febrero.

Consumo 2021: salarios, variable clave

Hay en el equipo económico existe la convicción de que cualquier recuperación económica será insuficiente si no incluye un despegue del consumo, que viene castigado desde hace tres años.

Hasta ahora, ninguno de los incentivos oficiales -como el Ahora 12- lograron revertir la tendencia en colorado. En medio de la pandemia, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la suba del desempleo empeoraron el escenario.

"El desafío es que este año, los salarios le ganen a la inflación", dice Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo.

El Gobierno demora la convocatoria a la mesa económica y social, a pesar de que Alberto Fernández ya nominó a Gustavo Béliz para que la encabece.

"El timing lo tiene el Presidente", define un funcionario con llegada al primer piso de la Casa Rosada.

Por ahora, el Gobierno apostó a un endurecimiento de los controles de precios para "pisar" la inflación de los bienes y servicios regulados. Por eso fue clave la negociación con las fábricas de alimentos en el relanzamiento de Precios Cuidados. Pero está a la vista que no alcanza. Como tampoco resulta como solución permanente un congelamiento de las tarifas de luz y gas. Ni de la medicina prepaga. La experiencia más o menos reciente de la Argentina demuestra que es tan pernicioso un congelamiento de largo plazo como una liberalización total de las tarifas.

¿Hay camino del medio? Se trata del gran desafío en el inicio del año. Por eso en el propio equipo económico destacan lo relevante que sería la amplia convocatoria a empresarios y a sindicatos para evaluar la trayectoria macroeconómica para el resto de 2021, y entonces sí poner sobre la mesa la discusión de precios y salarios.

Junto con la negociación con el FMI y la evolución de la pandemia (con las vacunas), la puesta en funcionamiento de la mesa económica y social serán las claves de lo que viene. No es poco. Lo necesario para pasar de página, luego del año pandémico.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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