


El optimismo de los libertarios, que días atrás daban por descontado que el presidente cerraría la campaña en Córdoba, empezó a agrietarse en las últimas horas, ante las versiones de que Milei estudia adelantar su visita a la provincia para cerrar en Rosario, donde las mediciones serían más auspiciosas.
En apariencia, cerrar en Provincia de Buenos Aires no es aconsejable. Y Córdoba cuenta con el cariño de los libertarios no solo por el 74 por ciento de los votos que la boleta del “León” cosechó en el balotaje, sino también por la amplia penetración que su candidatura tuvo en los barrios populares de la ciudad desde las Primarias y las Generales, imponiéndose en las seccionales más grandes de la ciudad por encima del peronismo y de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, la campaña libertaria ideada en Buenos Aires para este turno electoral no parece haber reservado un apartado especial para la zona núcleo, además de haber estado sometida desde un comienzo a feroces inclemencias de la agenda nacional.
El oficialismo nacional decidió, desde muy temprano, centrar la campaña en la disyuntiva “kirchnerismo o libertad”, pero no calibró un guion diferente para provincias como Córdoba, donde el kirchnerismo es un actor marginal, y los verdaderos adversarios son alternativas de centroderecha.
Sin la polarización propia de una elección presidencial, y sin el fantasma del kirchnerismo para arriar votantes a las filas libertarias, la campaña depende pura y exclusivamente de la aprobación de la gestión nacional y de una territorialidad que sería injusto reclamar a un partido que apenas alcanza el año y medio de existencia, y que tampoco se puede encontrar en las endebles estructuras partidarias aliadas.
Hay, además, una dificultad adicional para hacer campaña en Córdoba. La Libertad Avanza imagina una elección que le permita alcanzar un bloque de 75 diputados propios a partir del 11 de diciembre. En un cálculo a mano alzada, LLA tiene hoy 37 diputados de los que perderá 8 (bancas que vencen este año), con lo cual para alcanzar los 75 escaños a necesitará sumar 46. Sin contemplar la ponderación distrital y el sistema D’hont, que podrían elevar el número, una elección de 46 bancas es una elección de aproximadamente 37 puntos.
Incluso alcanzando esos números, La Libertad Avanza necesitará de tejer acuerdos con fuerzas dialoguistas, no ya para avanzar en reformas estructurales, sino para conseguir blindar los vetos del presidente, que ya han mostrado su vulnerabilidad. Y entre esas fuerzas dialoguistas, sólo cabe contar al radicalismo, el PRO, y a los gobernadores de Provincias Unidas, capitaneados por Schiaretti.
En suma, los candidatos de La Libertad Avanza no sólo encuentran ante la dificultad de una campaña que no se diseño para la zona núcleo y en la que la gestión nacional -en la coyuntura de los últimos meses- ha constituido más un pasivo que un activo electoral, sino que además no puede avanzar en una confrontación directa con el Gobierno Provincial.
En ese marco, poco puede reprocharse a los delegados cordobeses del espacio.
CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.




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