
La condición que le diagnosticaron a Iván de Pineda a los cuatro años: “No existían los avances de hoy”
ESPECTÁCULO
Julia VOSCO

Iván de Pineda creció rodeado de estímulos que moldearon su curiosidad y estilo. Desde chico mostró una inclinación natural por el conocimiento, la lectura y la observación. Sin embargo, hubo un episodio en su infancia que lo obligó a adaptarse desde temprano. La condición que le diagnosticaron a los cuatro años marcó un punto de partida en su historia.
Iván de Pineda reveló el diagnóstico que recibió a sus cuatro años que le cambió la vida
Iván de Pineda creció en un entorno que estimulaba la lectura y el aprendizaje. Desde pequeño mostró interés por los libros, los detalles y las ideas que lo rodeaban. Pero hubo una circunstancia en su infancia que lo llevó a desarrollar estrategias propias para avanzar. La condición que le detectaron a los cuatro años se convirtió en parte de su recorrido.
En una reciente entrevista, el presentador habló sobre su infancia y recordó que desde muy chico le detectaron una miopía severa. En ese momento, los avances oftalmológicos eran limitados, y la única opción disponible eran los anteojos de alta graduación. “No existían los avances de hoy”, comentó al referirse a la falta de alternativas como lentes de contacto o cirugías.
Para Iván de Pineda esta condición, que alcanzaba entre siete y ocho grados en cada ojo, condicionó varias actividades durante su niñez. Practicar deportes era complicado, y muchas veces debía adaptarse a las limitaciones que le imponía su visión. Sin embargo, encontró en la lectura una forma de conectarse con el entorno que lo rodeaba. En la misma línea, destacó que su abuela y su mamá, ambas lectoras apasionadas, le regalaron libros desde muy pequeño, y ese hábito se volvió parte central de su vida.
Según recordó, a los cuatro años ya leía con fluidez, y su curiosidad lo llevó a explorar desde cuentos clásicos hasta enciclopedias. En el colegio, mientras otros se anotaban en fútbol, Iván Pineda participaba de talleres literarios y armaba bibliotecas con sus compañeros. Ese vínculo con los libros no solo lo ayudó a sobrellevar las dificultades visuales, sino que también marcó el inicio de su personalidad.
Con el correr de los años, logró superar las limitaciones que le imponía la miopía en su vida diaria. Ya en la adolescencia, comenzó a trabajar como modelo, y más adelante se sometió a una intervención quirúrgica que mejoró notablemente su visión. “El tiempo que perdía buscando las lentes de contacto era enorme”, recordó.
Sin embargo, el presentador siempre destacó que este momento de su vida lo ayudó para poder desarrollar distintas habilidades. La lectura, la memoria y la curiosidad se volvieron herramientas que lo acompañaron en cada proyecto. Hoy, como conductor de programas como Pasapalabra y Un pequeño gran viaje, su conocimiento y capacidad de comunicación forman parte de su sello personal.
La condición que le diagnosticaron a Iván de Pineda a los cuatro años fue parte de su historia, sin definirla por completo. A pesar de que no existían avances para ayudarlo, aprendió a adaptarse y a encontrar herramientas que lo acompañaron en distintos ámbitos. Con el tiempo, ese episodio quedó en su recorrido, como una experiencia más dentro de su vida.
Fuente: caras.perfil.com







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