





Bajo la mirada de cemento del Brigadier General Bautista Bustos, que adorna y da el nombre al último parque que inauguró Juan Schiaretti, el gobernador de Córdoba será recibido este martes por más de 400 autoridades municipales. El Acuerdo Federal de Martín Llaryora quedará entonces firme como una estatua.
El jefe del cordobesismo open mind encarará con una foto potente el bimestre que lo separa de la zona de definiciones electorales rumbo a las elecciones de octubre. La primera pata de ese entramado es el intendentismo que si pudiera pedir un deseo sería que las elecciones de medio término desaparecieran, en especial en momentos donde está atado de manos para hacer campaña.
Las finanzas municipales empiezan a trastabillar, sin excepción de dimensiones jurisdiccionales. Endeudamiento, ajustes y la sangría del apoyo popular son los elementos que impactan a la tropa territorial en tiempos de Javier Milei. Una campaña complica cualquier escenario.
Este portal viene reflejando las complejidades municipalistas, en especial, en los distritos que concentran la mayor concentración poblacional, como la capital que gobierna Daniel Passerini y la alterna, Río Cuarto, donde pena Guillermo de Rivas. El primero avanza con una restructuración del gabinete que tocó seguridad y economía en un marco de cero expectativas por una mejora del contexto. El segundo prometió achicar el staff político y salió al mercado de capitales con una colocación de Letras del Tesoro por $2.500 millones para cubrir el déficit.
Son dos ejemplos escalables a casi todas las comunidades cordobesas cuyas figuras tendrán que hacer campaña. No sorprende que sean intendentes radicales los que desaconsejen internas a los duelistas boinablanca o el puñado de macristas que ponen velas para que la relación con La Libertad Avanza no termine germinando potenciales rivales locales en 2027.
Martín Llaryora y una ventanilla única para la gestión
Llaryora se para con el intendentismo en apuros con fondos para obras por $75 mil millones y con la refinanciación de las deudas con los distintos organismos del gobierno de Córdoba en 120 cuotas. Se unifica la ventanilla con un plan de facilidades. Una bocanada de aire para municipios que están con el agua hasta el cuello.
El anuncio no es nuevo. El ministro de Gobierno, Manuel Calvo, ya había hecho el preacuerdo que cederá un punto de la coparticipación provincial para cubrirlo.
No obstante, si la foto se da en los términos que imaginan en el Panal, será la confirmación de que la única mesa de entrada para quienes gobiernan es la el Ejecutivo provincial.
Atrás quedó el sueño de quienes golpeaban oficinas en la Casa Rosada en las estudiantinas que organizaban algunos dirigentes que decían tener llegada a Victoria Villarruel, Guillermo Francos o la propia Karina Milei. Con lo máximo que volvieron fue con una foto con Patricia Bullrich, siempre bien predispuesta.
La suba para los jubilados de Córdoba
El segundo escalón del bimestre de Llaryora está atado a la plata de los jubilados que negocia con la ANSES por el imperio de la Corte Suprema de Justicia. Como contó Letra P, el gobierno cordobés debe hacer una propuesta dentro de 15 días hábiles para alisar el rulo a un pasivo con intereses que asciende a un billón de pesos.
El llaryorismo quiere que se reanuden los fondos mensuales, a razón de $20 mil millones, para cubrir la mitad de rojo de la Caja de Jubilaciones. Si eso pasara, como olfatean en el Panal, Llaryora planea darle aumento salarial al sector pasivo de la provincia.
Intendentes contenidos, obra pública en marcha y jubilados con un extra configurarían el escenario ideal para emprender las elecciones de medio término, el collar de bochas del cordobesismo que todavía no tiene juego nacional. Aunque se está esforzando.
El acuerdo tácito con Juan Schiaretti
Llaryora sostiene que hay que esperar dos meses para tomar una decisión. Hay un acuerdo tácito con Schiaretti de que será julio el momento oportuno para tener la conversación en la que todo el tablero político quisiera ser mosca para presenciarla.
El gobernador y su antecesor compartieron un encuentro en el despacho central del Centro Cívico momentos antes de que se diera la primera foto pública de ambos este año. Fue con motivo de la misa que ofreció el arzobispo Ángel Rossi en conmemoración al papa Francisco, en la Catedral cordobesa y ante una tribuna netamente peronista.
La solemnidad que marcó el encuentro fue la misma del encuentro privado en el que, supuestamente, no hablaron de candidaturas porque son conocidas sus posturas. “Los ejes están planteados, no vamos a adelantarnos”, insisten con un ojo en las encuestas, que muestra que el 43% del electorado local se identifica con una ideología de centro, el 28% de derecha y el 13% de izquierda, según el informe de abril de Comparactiva.
Más allá del entrenamiento prelectoral, si en algo coinciden es que la gestión es la única herramienta ante la incertidumbre. Antes del Acuerdo Federal, Llaryora mezclará los límites de la seguridad, la Justicia y la policía. Atento al delito como factor desestabilizante del humor social, el mandatario actuará rápido en el bastión de Passerini.
Este lunes lanzará un plan de gestión territorial en la capital donde hará coincidir los distritos judiciales con las unidades policiales. “La gente va a saber quién es el fiscal y quién es el comisario de su barrio”, acotan.
Cada actor de la política de Córdoba queda con los pies en el plato. Llaryora urde la red mirando a octubre, pero mucho más hacia el ’27.
CON INFORMACION DE LETRAP.






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