





Es indudable que la gestión municipal ha puesto en marcha un plan coordinado para romper la inercia que la oposición acusa desde hace tiempo y que, en off, hasta los propios admiten.
Jaqueado, en gran medida, por variables nacionales que le son ajenas, y en parte también por los costos del sprint de Llaryora para consolidar la sucesión peronista pasando del Palacio Municipal al Centro Cívico, Passerini no comenzó su administración bajo los mejores astros.
La eliminación del Fondo Compensador del Interior, el aumento de la demanda de contención social y el escueto margen para reajustar tarifas pusieron a la gestión municipal a la defensiva, al menos, durante el primer año. Sin embargo, la proximidad de las elecciones de medio término y la necesidad de contar con el respaldo de la Capital para proyectar la continuidad del ‘modelo Córdoba’, sumadas a la presión del Panal, han determinado que los esfuerzos tienen que ir orientados a levantar la vara en la ciudad. Y en eso está la Municipalidad.
En las últimas semanas, el Palacio 6 de Julio lanzó un intensivo plan de bacheo con 130 cuadrillas trabajando a lo largo y a lo ancho de Córdoba, acompañado de un cambio en la comunicación del Palacio 6 de Julio, y anuncios en el que sea quizá el frente más complicado de la gestión: Transporte.
La Municipalidad se encuentra reorganizado el sistema, otorgando concesiones precarias a nuevas prestadoras: FAM, que con algunas dificultades ha tomado el control de los corredores 2, 5 y 7 desde mediados de febrero, y SiBus, que a partir de hoy asume la prestación de los corredores 3 y 8.
A esto, se suma el envío de un nuevo Marco Regulatorio al Concejo Deliberante, para “evolucionar” el sistema de transporte actual hacia un transporte metropolitano, que prevea líneas capaces de unir la capital con las ciudades del área metropolitana de Córdoba.
Todas estas novedades, sumadas a la erradicación de los ‘naranjitas’ de sectores expectables de la ciudad, o a la indirecta habilitación (a plazo) de plataformas digitales como Uber, Didi o Cabify, por parte del TSJ, que instó al municipio a regular su funcionamiento, van en la misma dirección: sacar a la gestión municipal de la inercia y recuperar terreno en la consideración de los vecinos a partir de resultados concretos, perceptibles en el día a día de los cordobeses.
Sin embargo, ese cambio de ritmo se vio alterado por declaraciones del vice-intendente, que en un error no forzado terminó poniendo en agenda un tema diferente: el de los contratados en los cuerpos legislativos o, más concretamente, en el Concejo Deliberante.
En una entrevista con Radio Mitre, Pretto fue preguntado por los contratados del cuerpo legislativo que preside, un asunto que permanece en agenda después de que la Legislatura Provincial publicara sus contratos por la insistente presión de la prensa, a partir de un pedido de acceso a la información pública impulsado por La Voz del Interior.
Lejos de escaparse por la tangente, Pretto reconoció que, entre empleados, contratados, becarios y monotributistas, el Concejo Deliberante tiene más de 600 agentes, y que muchos de ellos realizan tareas de corte político-territorial. Eufemismos aparte, son punteros.
Las declaraciones del vice no pasaron desapercibidas para nadie. Y entre los que más las resintieron, estuvieron los propios peronistas, que le achacan haberse pronunciado sobre asuntos sensibles para el oficialismo sin “pedir permiso”, o sin afinar, puertas adentro, una mínima coordinación de la comunicación.
En rigor, la crítica del peronismo tiene otro sustrato. Al igual que la vicegobernadora Miryam Prunotto, Pretto no proviene de las filas del PJ, sino que es prenda de un acuerdo pergeñando por Llaryora para ampliar las fronteras de Hacemos Unidos y hacer camino hacia el ansiado “Partido Cordobés”, mostrando apertura y metiendo ruido en la oposición.
Los dardos del PJ no buscan ensañarse con Pretto, que, llegado el caso, proveniente de la UCeDe, supo integrar las filas de Unión por Córdoba, antes de colaborar en la construcción y presidir el PRO. En realidad, quienes cuestionan a los foráneos que recalaron en lugares privilegiados del oficialismo son los peronistas que, sin el genio necesario para cuestionar la estrategia electoral de Llaryora, quieren manifestarle su descontento, y aprovechan los errores de los vices para endosar alguna factura.
En cualquier caso, vale decir algo a favor de Pretto. Puede no haber mostrado la mejor cintura para evitar caer en un asunto que pone al oficialismo a la defensiva en momentos en los que busca revertir esa dinámica, pero aun así fue sincero en sus declaraciones cuando admitió la necesidad de “discutir cómo se financia la política”. No es un asunto menor. Por el contrario, es el combustible del que se han valido los autodenominados “outsiders” de la política para tomar por asalto el sistema.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.








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