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Liderazgos en la mira

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La semana que pasó dejó certezas en torno a cómo será el 2025 de elecciones legislativas en las que, los gobiernos nacionales obtienen una especie de plebiscito de sus gestiones, y esa nacionalización precisamente es la que deriva luego en los argumentos de todas las administraciones peronistas en Córdoba para disimular los sucesivos traspiés.

La reconfiguración en la matriz de estas Legislativas será, sin dudas, la suspensión de las Paso que se sancionó la semana pasada en el Congreso y abre un escenario que no dejará de multiplicar alquimias, boletas, alianzas y candidatos. Aun sin la escala de agosto.

Sin embargo, antes de todo eso, la política cordobesa deberá debatir en dos grandes espacios como el PJ, columna vertebral y socio ampliamente mayoritario de Hacemos -Partido Cordobés a los ojos de Llaryora-, y la UCR, histórica y centenaria fuerza que desde hace años amaga también en esta provincia con un refresh que no llega.

Y, particularmente, qué harán dos importantes referentes que tiene cada partido, en el caso del oficialismo, el exgobernador Juan Schiaretti; en el radicalismo, el jefe del bloque en Diputados, Rodrigo de Loredo. Cierto es que las urgencias son distintas, la carrera política también, pero los condicionamientos similares. Ya que sin 2025 no hay 2027.  

No obstante, al margen del destino electoral, los dos arriesgan su liderazgo; o bien, buena parte de este.

El peronismo se escuda en aquel viejo axioma de que “quien gobierna, conduce” y el schiarettismo puro -sobre todo el contemporáneo del exmandatario- prefiere trasladar el peso de las responsabilidades, y al parecer de las listas, al propio Llaryora. Quien, a pesar del entusiasmo para convencer a su antecesor de que juegue, no desconoce el escaso interés de Schiaretti por arriesgar su capital político en esta instancia.

Del peronismo bifronte a un radicalismo de vientre subrogado. De Loredo se expone todas las semanas a un desaire de sus correligionarios que, por ahora no se lo dicen, pero se lo muestran en gestos como ocurrió el miércoles pasado después de una dura advertencia que el propio diputado había lanzado en redes y se le desmarcaron en la votación contra el impuestazo.

Con la misma subestimación que De Loredo definió al juecismo como un “puñadito de legisladores”, todos, no sólo el Frente Cívico, observan la desesperación con la que el radical pierde ese liderazgo en cuentagotas.

Ojo que así como los legisladores UCR mandan varios WhatsApp antes de levantar o no la mano; los del PJ hacen lo propio en algunas ocasiones. En definitiva, con zigzagueos, incomodidades, incoherencia y doble vara a la hora de enfrentar la corrupción de este Gobierno nacional, el único que se puede jactar de liderar su propio espacio es Luis Juez.

Lo que haga el senador con esa porción y para qué le alcance, es otro cantar. 

CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE SILVA GABRIEL.

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