Martín Llaryora rechazó el juicio político a Javier Milei y sintonizó con la oposición en Córdoba

El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, decidió no personalizar el descargo contra el libragate que puso patas para arriba la credibilidad del presidente Javier Milei. Fue su jefe de bloque en la Legislatura, Miguel Siciliano, el responsable de bajarle el pulgar a cualquier iniciativa "destituyente".

No es menor que la principal autoridad provincial haya decidido aferrarse al libreto de la gobernabilidad en un momento de extrema delicadeza para el gobierno nacional. Tampoco pasa desapercibido que la postura se haya vehiculizado a través de un portavoz de confianza. En comunicación política la jerarquía es soberana y directamente proporcional al calibre que se le quiere dar al problema.

Siciliano tuiteó en sintonía con una de las primeras en expresarse, la senadora Alejandra Vigo, armadora del partido nacional de Juan Schiaretti. Para el cordobesismo, con excepción de la diputada Natalia de la Sota, es la Justicia la que debe ocuparse.

Sin restarle trascendencia al hecho de la cripto estafa, el oficialismo provincial manifestó su preocupación por lo sucedido y pidió una investigación profunda y le bajó el pulgar a un pedido al tribunal político.
“Respecto al juicio político que algunos plantean creemos que hasta que no se comprueben irregularidades, no puede llevarse adelante. Somos un partido republicano que siempre defiende las instituciones, la libertad de prensa, la iniciativa privada y el rol del estado y no somos destituyentes, ya que siempre respetamos la voluntad popular”, escribió Siciliano.
Martín Llaryora evitó tirarle tierra a Javier Milei
Llaryora se desmarca de los pedidos de juicio político y de posicionamientos con pimienta como el del bloque Encuentro Federal, a cargo de Miguel Ángel Pichetto.

Los diputados que responden a Llaryora -con excepción de De la Sota- no suscribieron al pedido de informes presentado por la bancada que integran en la Cámara de Diputados. Las 23 preguntas se justifican en la necesidad de recuperar la credibilidad en el país y los mercados.

Llaryora da señales permanentes de que caminará por la línea del medio que lo coloca como opositor, pero como una mano segura que agarrar si de gobernabilidad se trata.

El gobernador se encuentra de viaje en los países árabes, en una misión comercial que adelantó Letra P. Regresará este sábado, donde lo aguardarán datos concretos sobre el impacto del libragate, pero también de la revuelta opositora contra la suba impositiva local, un tema que el Panal sigue de cerca.

Rodrigo de Loredo hizo punta y Luis Juez, silencio
El senador que quiere ser el candidato a gobernador de Milei, Luis Juez, todavía no se pronunció por el tema, pero movió fichas. Instruyó a su bloque en la Legislatura a pedir el juicio político al ministro de Economía, Guillermo Acosta, por la suba impositiva.

Lo hizo este lunes, el día en que nadie hablará del “impuestazo” del gobernador que lo tiene a mal traer no sólo con la oposición, sino también con el sector agroproductivo de la provincia. El hecho de que se haya sumado al pedido el legislador neolibertario Gregorio Hernández Maqueda aumentó las especulaciones por el momento elegido, aunque a diferencia del senador, el exlilito sí viene batiendo el parche hace rato por la presión tributaria en Córdoba.

La postura cordobesista se parece bastante a la que tomó el bloque boinablanca que comanda en la cámara baja Rodrigo de Loredo, pero que el radical se encargó de personalizar con un breve posteo en redes. Allí reconoció tempranamente la gravedad institucional del hecho, pero le bajó el pulgar al juicio político.

La cautela común, la vocería o el silencio como estrategia, según corresponda, es una muestra de que la política elige calcular sus pasos en tiempos donde se complejizan las lecturas rápidas. También, porque es demasiado prematuro saber si el golpe al núcleo de hierro de La Libertad Avanza efectivamente abre escenarios nuevos en un año electoral donde todo está por verse.

Libragate, ¿fenómeno internacional?
Este lunes, circularon varios monitores de las reacciones en redes sociales. No hay dudas de que la conversación pública es monotemática, pero no todo pasa por los ámbitos virtuales. Los primeros datos lo confirman, con algunos elementos para seguir.

Según la consultora Enter Comunicación, del politólogo y exdirector de comunicación del Ministerio del Interior durante el gobierno de Mauricio Macri, Pablo Pérez Paladino, el escándalo de $Libra generó un debate digital masivo, con más de tres millones de usuarios y 4,5 millones de menciones. El fenómeno habría sido más nacional que internacional, como plantea la oposición preocupada por la credibilidad externa.

Casi el grueso de esas interacciones sucedieron en Argentina: el alcance estimado superó los 16 millones de personas, evidenciando la magnitud del impacto. A nivel internacional, países como Colombia, México y España también mostraron un interés significativo, aunque fue en Argentina donde el tema se posicionó como central.

El sentimiento predominante fue negativo (49%), reflejando descontento y crítica, mientras que un 21% se mantuvo neutral y solo un 12% mostró una postura positiva. Dentro de la audiencia libertaria, el 40% expresó apoyo incondicional, pero un 31% mostró desconcierto, lo que indica divisiones incluso dentro de este grupo. Además, el 19% dirigió su enojo hacia el entorno de Milei, sugiriendo que las críticas no se limitaron únicamente a la figura principal.

Hashtags como #MileiEstafador alcanzaron la cuarta posición a nivel mundial y otras palabras clave como $Libra, Presidente y Oficina Anticorrupción se volvieron tendencia en Argentina, reforzando la relevancia del tema en el país. Este dominio en la conversación pública nacional no es menor, ya que refleja cómo el libragate no solo capturó la atención, sino que también polarizó y generó un debate intenso en la sociedad.

Las grietas son oportunidad, la única certeza de la política y de un paño político cordobés que, sin desentonar, eligió ser moderado en el primer escándalo que sacude la investidura presidencial.

CON INFORMACION DE LETRAP.