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Dólar bajo presión: qué alertan los analistas sobre el súper peso y qué anticipan para el futuro cambiario

ECONOMÍA Marcos Phillip*
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Los analistas del mercado coinciden en que el tipo de cambio real se encuentra en una situación de apreciación que podría generar desafíos en el mediano plazo. Si bien el actual esquema cambiario ha permitido contener la inflación y mejorar las expectativas económicas, la fortaleza del peso ha comenzado a ejercer presión sobre la competitividad externa. La cuenta corriente ha mostrado un déficit persistente, reflejando el impacto de un dólar que algunos consideran atrasado en términos reales.

Según las fuentes del mercado, la estabilidad cambiaria ha dependido en gran medida del ingreso de capitales y del financiamiento externo, más que del superávit comercial. En los primeros meses del año, el Banco Central ha logrado acumular reservas gracias al dinamismo de los préstamos en dólares, mientras que el saldo de la balanza comercial se ha mantenido positivo, aunque con señales de moderación. La liquidación del sector agroexportador ha sido más lenta de lo esperado, mientras que la salida de divisas por turismo ha alcanzado niveles históricos, lo que refuerza la idea de un peso apreciado.

Los expertos advierten que, si bien el esquema actual es sostenible en el corto plazo, la apreciación cambiaria podría requerir correcciones más adelante. La estabilidad de la brecha cambiaria, el comportamiento del crédito en dólares y la evolución de la inflación serán factores clave para evaluar si el tipo de cambio oficial necesita ajustes. En este sentido, las expectativas del mercado indican que cualquier modificación en la política cambiaria probablemente no ocurra antes de las elecciones legislativas.

En definitiva, el tipo de cambio sigue siendo un punto de debate entre los analistas. Si bien el actual esquema ha logrado contener la inflación y estabilizar la economía, la sostenibilidad de la estrategia dependerá de la capacidad del gobierno para seguir atrayendo financiamiento externo y de la evolución de la competitividad de las exportaciones.

El debate sobre el Tipo de Cambio Real: ¿está atrasado el dólar?

La consultora económica 1816 ha aportado datos que invitan a reflexionar sobre el estado actual del tipo de cambio real en Argentina.

En diciembre, Argentina registró su séptimo mes consecutivo con déficit en la cuenta corriente base caja, acumulando un saldo negativo de u$s 7.500 millones en ese período. Sin embargo, al ajustar por el "blend" -una combinación de factores que incluye, entre otros, los gastos de tarjetas cancelados con Dólar MEP-, este saldo se torna positivo en u$s 2.500 millones. Desde 1816 señalaron que este ajuste es esencial para una evaluación precisa de la balanza de pagos.

A pesar de este ajuste favorable, surge el debate sobre si un superávit tan pequeño es suficiente, considerando que las reservas netas del país aún son negativas.

No obstante, los expertos de la consultora económica explicaron que Vaca Muerta, la vasta formación de hidrocarburos no convencionales, aportará cada vez más al saldo comercial en los próximos años, lo que podría mejorar esta situación.

Gasto récord en turismo y préstamos en dólares

El saldo de préstamos en dólares por uso de tarjetas alcanzó máximos históricos en enero, con una estacionalidad mucho más pronunciada de lo habitual. Esto indica que la salida de divisas por turismo creció de manera impresionante en el primer mes del año. Los analistas de 1816 apuntaron que el gasto de argentinos en el exterior alcanzó uno de sus mayores niveles históricos, lo que resulta peculiar dado que el salario en dólares está lejos de sus máximos.

Este fenómeno sugiere una posible sobrevaluación del peso, ya que, a pesar de salarios relativamente bajos en términos de dólares, los argentinos están gastando considerablemente en el extranjero. Esta situación podría estar incentivada por un tipo de cambio que favorece el consumo fuera del país.

En los primeros meses de la administración de Javier Milei, las compras de dólares del Banco Central de la República Argentina (BCRA) se explicaban por la calendarización de pagos de importaciones, específicamente deuda privada offshore. Sin embargo, desde agosto, el 100% del saldo comprador del BCRA en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) se debe a préstamos locales en dólares, es decir, deuda privada onshore que se liquida en el mercado oficial.

Según datos de 1816, los préstamos en moneda extranjera continuaron aumentando a un ritmo acelerado en las primeras semanas de 2025. El stock de préstamos a privados en dólares alcanzó los u$s 12.743 millones el 31 de enero, frente a los u$s 10.854 millones del 30 de diciembre. Esta tendencia refleja una creciente demanda de financiamiento en dólares dentro del país, lo que podría tener implicancias en la estabilidad del tipo de cambio.

Proyecciones de inflación y tipo de cambio

A su turno, la economista de la sociedad de bolsa Cohen, Milagros Gismondi, ha compartido sus perspectivas para el primer trimestre de 2025, destacando una serie de proyecciones económicas clave. Según la expera, tras un 2024 caracterizado por un ajuste fiscal significativo, una desinflación acelerada y una recesión más leve de lo anticipado, se espera que en 2025 la situación económica tienda a consolidarse. La analista señala que, con un menor esfuerzo fiscal, el equilibrio primario podría mantenerse gracias a una recaudación impulsada por la recuperación económica. Además, la desinflación continuaría con un tipo de cambio prácticamente fijo, y el crecimiento repuntaría con crédito y una recomposición salarial, superando la caída del año anterior.

Gismondi proyecta que la inflación, que cerró en 117,8% interanual en 2024, experimentará una desaceleración hasta el 24% interanual en diciembre de 2025. Para el primer trimestre, se anticipa una inflación promedio mensual de 2,3%, con una convergencia al 1,5% mensual en junio. Este proceso se sustenta en una inflación de bienes alineándose con el ritmo del crawling peg, mientras que la de servicios se mantendría en torno al 4% mensual en los primeros tres meses, debido a la inercia, ajustes salariales y tarifarios.

En cuanto al tipo de cambio oficial, la analista de Cohen indica que continuará ajustándose al 1% mensual en el primer trimestre, con una brecha cambiaria (CCL) estable entre 14% y 16%. A mediano plazo, advierte que la apreciación real del peso podría generar volatilidad y requerir ajustes, aunque no se esperan antes de las elecciones legislativas. Asimismo, se proyecta una inflación promedio anual del 39% interanual y una depreciación del tipo de cambio del 24% interanual.

Efectos de las políticas recientes: una respuesta tardía

Recientemente, se observó en el MULC el impacto del recorte transitorio de retenciones, oficializado el 27 de enero, y de la reducción del ritmo de devaluación (conocido como "crawl"), que entró en efecto esta semana. Aunque la comercialización de soja de la campaña 2023/2024 fue algo más lenta de lo normal, lo que sugiere que aún queda stock de cosecha anterior que podría venderse aprovechando los mejores precios en dólares y el mayor rendimiento de colocaciones en pesos, los productores parecen estar adoptando una postura cautelosa.

Desde 1816 señalaron que los productores agrícolas podrían estar actuando bajo dos supuestos: (i) creen que el Gobierno no volverá a subir las retenciones en julio de 2025 y están dispuestos a afrontar el mayor costo financiero de mantenerse en dólares, o (ii) prefieren tener mayor claridad sobre el tamaño de la cosecha 2024/2025 antes de desprenderse de la soja almacenada, especialmente considerando que en el último mes la soja en Chicago experimentó un aumento significativo.

Sin una mayor oferta de "blend" por parte del complejo oleaginoso-cerealero, el canje entre el Contado con Liquidación (CCL) y el Mercado Electrónico de Pagos (MEP) se comprimió fuertemente en las últimas semanas, alcanzando cerca de 0,5%, mínimos desde agosto de 2024. Este movimiento probablemente esté explicado por la demanda de Dólar MEP de individuos para cancelar gastos de turismo con los vencimientos de tarjeta a inicios de mes.

En conclusión, los datos presentados por la consultora 1816 sugieren que el tipo de cambio real en Argentina podría estar mostrando signos de atraso. El déficit en la cuenta corriente, el gasto récord en turismo y el aumento de préstamos locales en dólares son indicadores que merecen una atención detallada para evaluar la sostenibilidad de la política cambiaria actual.

Tasas de interés y desafíos en el frente cambiario

Por otro lado, la experta del bróker explica que las tasas de interés seguirán alineadas con la inflación, desacelerándose para consolidar un escenario de baja nominalidad y favorecer la recuperación del crédito, sin perder atractivo para el carry trade. La tasa de política monetaria, reducida a 29% TNA desde febrero, mantendría una senda descendente gradual, ubicándose en torno al 27,5% TNA en marzo.

Además, se proyecta un crecimiento del PBI del 5% interanual en 2025, gracias al arrastre positivo de 3 puntos porcentuales desde el último trimestre de 2024 y el desempeño de los sectores agropecuario, energético y minero. Mientras que sectores urbanos como la construcción y la industria continúan rezagados, la recuperación económica se afianza con salarios reales en alza y un mayor acceso al crédito. En el primer trimestre, la actividad, impulsada por el consumo privado, crecería 1,4% trimestral sin estacionalidad, con un incremento anual del 5% interanual, favorecido por una base de comparación baja con respecto al primer trimestre de 2024.

En materia cambiaria, Gismondi señala que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) sigue acumulando divisas gracias al mayor ingreso por la cuenta financiera, que más que compensa el déficit creciente de la cuenta corriente. No obstante, advierte que el panorama se vuelve más desafiante ante los riesgos asociados a la apreciación del tipo de cambio real, la sequía y un entorno global más incierto. En este sentido, menciona que el acuerdo con el FMI y la eventual salida del cepo son factores en el radar de los inversores, aunque no se considera probable antes de las elecciones.

Como proyección, se espera que el superávit comercial se modere en 2025 a partir de la recuperación de las importaciones, pasando de los u$s 18.900 millones de 2024 a u$s 12.000 millones. Si bien la incertidumbre climática amenaza con limitar el aporte del agro, el sector energético contribuiría con un superávit comercial de entre u$s 7.000 millones y u$s 8.000 millones, superando los u$s 6.000 millones registrados el año anterior. Sin embargo, el frente comercial es solo una parte del escenario cambiario. La cuenta corriente se prevé deficitaria en torno a u$s 10.000 millones (1,3% del PBI, financiable), debido a la presión del déficit de servicios. Así, la acumulación de reservas internacionales dependerá en gran medida de que se mantenga el ingreso de capitales, principalmente a través del dinamismo de los préstamos en dólares.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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